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Una cazafantasmas directo al “Discovery Channel”

Por Santiago Baraldi.- El canal pidió a parapsicóloga local informes sobre fantasmas en el Heca y el cementerio El Salvador.

La parapsicóloga Irene Fournier está trabajando en un informe sobre fantasmas en el cementerio El Salvador y el viejo Hospital de Emergencias Clemente Álvarez que deberá entregar el próximo mes de noviembre a Discovery, quienes se interesaron en sus trabajos con maquinas kirlian que “registran entidades o seres”. Fournier investigó los movimientos de las hamacas de la localidad de Firmat con varillas de radiestesia y asegura que “ese lugar tiene energía sanadora”. También fue convocada ala Municipalidad, luego de que un empleado asegurara ver el fantasma de Yolanda, una ex secretaria del Palacio: “Eso fue todo un verso, cuando fui con mis varillas, se inclinaban hacia el Pasaje Juramento yla Catedral”. Irene asegura que el perfil de gente que la consulta “es de un nivel muy alto, muchas veces les da vergüenza contarle a cualquiera lo que les está pasando y me vienen a ver”. Mamá de siete hijos, Fournier afirma que su madre está encarnada en su hija de ocho años.

—¿Cuándo comenzó con la parasicología?

—Mi madre falleció cuando yo tenía seis años, se había suicidado y empecé a verla, a tener contacto con ella. Fui creciendo y al poco tiempo falleció mi papá y también tuve experiencias a las que llamo normales y no paranormales, porque yo soy psicóloga y luego estudié cuatro años de parapsicología en Rosario y cuatro años más en Buenos Aires. La psicología no me daba respuesta luego de la muerte de mis padres y sí las encontré en la parapsicología. De hecho, la parapsicología es más antigua que la psicología y explica todo lo que la psicología no puede, todo lo que uno puede ver más allá de la parte física.

—¿Cree en la vida después de la muerte?

—Me dediqué a estudiar la vida después de la muerte, que es la gran incógnita, qué hay más allá de lo físico. Descubrí que existe otro mundo, no físico: está el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, donde no hay sufrimiento, donde se vive en otro estado de existencia, mejor que éste, siempre que haya sido una muerte normal. Cuando es una muerte por suicidio o por asesinato el espíritu queda atrapado en la tierra hasta que logran pedirte ayuda; los ayudás a elevarse y que puedan ir al mundo que les corresponde. Ahí comenzó mi carrera, comencé a ir a lugares donde la gente veía espíritus o fantasmas de gente que no podía partir.

—¿Cómo se capturan imágenes de fantasmas?

—El parapsicólogo es un gran investigador y yo hasta que no lo veo no lo creo. Me compré unos equipos, las máquinas kirlian, que tienen un sensor de movimiento, luz infrarroja, visión nocturna… los instalé en el Heca viejo y el cementerio El Salvador. Pude registrar entidades o seres, los sentí y grabé. En el viejo Hospital dejamos grabando lo que llamamos psicofonemas que son voces o ruidos del más allá. Quedaron registrados los sonidos de las camillas, los murmullos de un Heca en su esplendor, puertas que se abren y se cierran. En El Salvador hay filmaciones muy buenas que están en youtube, en una filmación apareció un ser que me siguió hasta mi casa. Estaba filmando en los pasillos de calle Francia en el Salvador y se ve una silueta como de un monje franciscano que golpea un bastón, lo filmaba y se movía hasta que se fue, eso fue en el 2008. La ultima vez fui con Eduardo Rojas, una de las autoridades del Cementerio, y vimos almas, que van de encarnación en encarnación, no han podido aprender, lograr una evolución, y quedan atrapados en una cuarta dimensión, que está debajo de la tierra que se llama bajo astral y van personas como los asesinos seriales y en algún momento salen porque necesitan luz y una nueva oportunidad. Hice oraciones de elevación y sentís la respiración, baja la temperatura del ambiente. Con Rojas nos ha pasado que sonaba el teléfono de la administración y no había nadie, se escuchaban ruidos en la línea o nos pasó que le sonaba el celular, llamada sin identificar. También me ocurrió con un compañero de investigación, Claudio, que a él le sonaba el celular como que lo llamaba yo y a mí me sonaba como que me llamaba él y estábamos juntos y obviamente no había marcado nada… En la última investigación, hice una canalización con una rueda que tiene letras y un péndulo, les pregunto que querían hacer, y el péndulo fue marcando las letras y decía qué querían jugar. En el último piso nos tiran con un canasto, lo pateo y lo devuelven, mi hija estaba conmigo y también repitió: lo pateó y se lo devolvieron hasta que les dije: ‘bueno basta de jugar’ y se quedó quieto. Lo levantamos y lo pusimos en su lugar. Todo con testigos.

—¿Qué tipo de ayuda brinda la parasicología?

—A mí me sirvió para dejar atrás la muerte de mis padres, esto debe servir como algo cultural, de interés general, para que la gente que ha tenido pérdidas lo tome de otra manera y no sufra tanto. Esto ayuda para hacer más rápido el duelo y saber que ellos están cerca y están bien. Mire, no creo que el ser humano venga a la tierra solo por 60, 70 u 80 años de su vida. Por las experiencias que he tenido, hay algo más allá de esto físico, hay una continuación, que no existe la muerte, seguimos viviendo en otro estado de existencia; algunos volverán porque tendrán que seguir aprendiendo un montón de cosas. La vida es una escuela y otros a lo mejor no vuelven porque aprendieron todo. Mi madre, por ejemplo, encarnó en una de mis hijas, que tiene 8 años y ella me ha dicho ‘yo soy tu mamá’, por ejemplo, me habla de una casa donde yo viví, de la que no tengo fotos, es decir que ella no conoció y me la ha descrito. Me ha dicho ‘vos con tu mamá y tu papá vivías en tal lugar’ y me quedé helada. De mi madre tengo una sola foto. Luciana desde los dos años me comienza a decirme que es mi mamá. Ella ha tenido experiencias con ángeles.

—¿Cuál es el perfil de la gente que la consulta?

—Aquí viene gente con un nivel cultural muy alto, vienen jueces, juezas, abogados, psicólogos, médicos y muchas veces les da vergüenza contarle a cualquiera lo que les está pasando, Trabajo mucho la parte de terapeuta, trabajo mucho el Reiki, cristaloterapia, tarot como terapia, no como adivinación. Estamos volviendo a la primera medicina, la de los aborígenes: todo natural. Trabajamos colocando cristales en determinados lugares del cuerpo, se trabaja con digito puntura. La parapsicología es ver cómo podes ayudar al otro a través de energías. Después está lo que llaman trabajos de unión pero eso no es parapsicología, cómo vas a solucionar un problema que uno arrastra de años en dos días, imposible, es chantada. La parapsicología es una ciencia, Carl Jung, discípulo de Freud y forma la cuarta rama de la psicología que es la transpersonal, donde se hacen regresiones. Por ejemplo, aquel que no puede subir a un avión o tiene miedo al agua, se hacen regresiones para ver qué le pasó en la vida anterior.

—¿Qué lectura hizo del movimiento de las hamacas de Firmat?

—Lo de las hamacas de Firmat tiene que ver con naves de seres de otros planetas. Tiene que ver con una ciudad intraterrena —aunque suene muy loco, es así— con seres de otras dimensiones. Firmat es un muy oscuro, de mucha magia negra, de umbanda. Cada movimiento que tienen las hamacas nos dice algo. Ese lugar tiene energía sanadora. Yo fui con gente de Canal 3 y una señora nos tomó una foto y teníamos como un aura verde, todos envueltos en esa energía, que es la positiva. Eso comenzó en 2007 y se movían las tres hamacas. Cada vez que las hamacas de Firmat se movían con frecuencia, pasaba algo a nivel mundial: el terremoto en Chile o en Japón, coinciden siempre. Se siguen moviendo y cada vez que lo hacen muy fuerte pasa algo devastador en el planeta. Tienen una energía impresionante, las medí con las varillas de radiestesia y esa energía va haciendo un camino que pasa la capilla y sigue para la ruta…

—¿También hace exorcismos?

—Sí, hace poco hice uno a una chica de 26 años, Carolina. La madre me la trajo porque se retorcía de los dolores. Se me ocurrió hacer una parte del ritual de exorcismo, se levantó cinco centímetros de la camilla, suspendida. No le dije nada para no asustarla, y hablé con la familia. A los pocos días, me llamó la mamá y de fondo se escuchaban los gritos que pegaba con otra voz, gruñidos…Tuvieron que encerrarla en el baño luego de levantar a la hermana y tirarla contra una pared. El padre tuvo que venir de Santa Fe para traerla en remís. Fue una lucha. Éramos siete para tenerla hasta que tuvimos que atarla con cinturones a una silla y finalmente con la oración pudimos ayudarla.

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