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Una caravana interminable descolocó la siesta del sábado por un reclamo que nos interpela


Familias, parejas con sus hijos pequeños, personas grandes, una marea de bicicletas descolocó la siesta del sábado en la zona norte. Primero, la interminable caravana por bulevar Rondeau, saludada a bocinazos, observada desde las veredas y las pocas terrazas de La Florida. Después, la concentración en la cabecera del puente a Victoria. Sin incidentes, con la alegría de estar, juntos, en un reclamo que va más allá del molesto humo, que interpela la acción humana sobre el ambiente, los sistemas productivos, el egoísmo de los fundamentalistas de la propiedad privada.

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