Espectáculos

"Ups¡¡" en vivo el sábado 28, a las 21, en La Usina

“Una canción debe tener sofisticación y populacho, generar emoción y gente con quien compartirla”

“Ups¡¡”, el nuevo disco del cantautor y guitarrista Tano Viamonte viene a completar una trilogía surgida en tiempos pandémicos. La placa es otro potente registro de pop-rock impulsado por una fluida imaginación poética y un efectivo empeño para lograr distintas paletas y posibilidades sonoras


Tano Viamonte es uno de los músicos más interesantes de la escena del rock vernáculo. El cantautor y guitarrista viene demostrando, disco tras disco, su innovadora faceta creativa y hoy puede considerárselo prolífico vistos los 16 discos editados, con banda y como solista, a los que ahora agrega Ups¡¡, otro registro potente y de fluida imaginación musical y poética. Si se sigue la línea temporal de sus discos, puede verse que Viamonte le esquiva al camino fácil con que el rock muchas veces tienta y se esfuerza por salir de cualquier zona de confort. Su sonido siempre resulta poderoso y cultiva un gusto refinado en los riffs que florea con su viola. Sus canciones están elaboradas y tienen mucha emotividad y eso se percibe de inmediato puesto que más allá de los gustos personales, no hay ninguna que resulte indiferente.

Parte final de lo que puede denominarse una trilogía –el mismo Viamonte así lo expresa– grabada en tiempos pandémicos –entre marzo de 2020 y setiembre de 2021– Ups¡¡ le sigue a El Arte Industrial y La Mecánica del Tiempo, dos álbumes categóricos de rock-pop, psicodelia, experimentación y formidables riffs y hasta puede decirse que dialogan entre sí en sus singulares vertientes temáticas.

Ups¡¡ es un disco con pegadizas líneas de guitarra y bajo, acertadamente balanceadas para que sus histriónicos colores hi-fi enlacen en un collage sonoro virtuoso. Y en materia lírica, el Tano también insufla poesía en las letras de sus canciones, que van desde la sutil ironía existencial a una pedestre filosofía popular, surgida tal vez de andar las calles de su Pérez natal o las de Rosario mismo. Son frases que se siente vivas, como inventadas en el momento y en abierto coqueteo con las armonías.

En este disco el autor también se mueve entre los márgenes de influencias reconocibles –Spinetta Jade, por caso– para después tomar otras velocidades con riffs nutridos y expresivos (los tracks “Plato volador” y “Paloma verde”). Otra joyita del disco es la juguetona “Malas palabras”, donde se destaca el luminoso torrente progresivo de su letra, o la canción que sigue, “Disparo de abeja”, con sus riffs industriales imprimiendo nitidez y en sintonía con los más pesados de “Irreal”, de lejano eco Led Zepp, o la cadenciosa y bella “Correo postal”.

Así podría seguirse en este efectivo empeño para lograr distintas paletas y posibilidades sonoras –algunas veces en una misma canción–, que sitúan a Ups¡¡ como un disco lleno de energía y  eclecticismo. “Este álbum además de haber sido grabado con mejor técnica que los anteriores muestra algo de desenfado, algo que no es tan habitual en mis temas. En realidad, detrás de la aparente superficialidad de algunos lapsos musicales se esconde tal vez una pequeña esperanza, algo que en el álbum anterior se hacía difícil de expresar, sobre todo teniendo en cuenta que los tres álbumes fueron grabados en diferentes etapas del confinamiento: principio, medio y final”, señaló el cantautor sobre Ups¡¡.

Mucho tienen que ver en la factura de este disco Fabricio De Vita en batería y percusión; Julián Acuña en armónica y Juan Enrique en bajo. Grabado entre abril y setiembre de 2021, la cuidada mezcla y masterización estuvo a cargo de Ramón Merlo. Ups¡¡ se mostrará al público el sábado 28 de mayo, a las 21, en La Usina (Jujuy 2844). A continuación Tano Viamonte refiere, entre otras cosas, algunas de las características de este último trabajo, su permanente búsqueda de climas e innovación, el “desenfado y la esperanza” a los que alude más arriba, cómo se dan las ideas conceptuales en sus discos y lo que debe tener una canción para conformarlo.

—¿Habías pensado estos discos como una trilogía, o fueron surgiendo y ahora viste elementos comunes que te hacen denominarlos como una trilogía?

—Nunca pensé que estábamos gestando una trilogía. Pasó que la etapa cuarentenal se alargaba cada vez más, entonces seguíamos produciendo y fue así que llegamos a registrar treinta y tres canciones que fueron publicadas según afinidad sonora y otros criterios estéticos, además de cortar períodos de gestación de los temas. Los tres álbumes fueron compuestos, arreglados, grabados en un mismo espacio tiempo, entre marzo de 2020 y agosto de 2021 durante tres etapas bien marcadas. El Arte Industrial durante esa primer etapa que se pasó entre incertidumbres y reflexión; La Mecánica del Tiempo fue promediando el encierro donde los días fueron lúgubres y desangelados y luego Ups¡¡ ya vino durante la etapa de aperturas y entonces es un poco más fresco, ya pinta el agasajo y las agridulces fiestas armadas sobre las ruinas humanas y económicas de la post pandemia.

—¿A qué alude el título “Ups¡¡”?

—Principalmente buscaba un título que no sea tan ampuloso como los dos discos anteriores. En ese momento “ups” era palabra corriente en mi entorno y me gustó por varios lados. Es un monosílabo, es una expresión de sorpresa, jugando en un inglés de barrio de las ochenta casas, que es de donde vengo yo; “ups” sería el plural de “arriba” o algo así como levantémonos. Y en general su sonoridad me resuena a colores que habitan el disco así que quedó ese título.

—Cuando decís que en este disco hay más desenfado y también una pequeña esperanza, ¿a qué hacés referencia?

—Por el momento en que fue grabado Ups¡¡ tiene cierto tono luminoso y esperanzador. Está echo a partir de octubre de 2020 (una semana antes de que se publicara La mecánica… empezamos a trabajar en Ups¡¡) y en ese momento estábamos en un valle pandémico donde por unos meses recuperamos algunas cuestiones. Teníamos algunas fechas para tocar, ya la vida social había mejorado y entonces parecía que ese peso que se sentía durante la cuarentena disminuía y el impulso fue: “Hagamos un disco que tenga algunas canciones que se puedan bailar”, y eso precisamente es lo que me sigue gustando. Además es un álbum que suena más hi-fi que casi todos mis discos anteriores que son buscada y decididamente lo-fi.

—Tu búsqueda de climas parece no detenerse, este disco es una prueba, ¿creés que la innovación es siempre posible en el rock?

—La innovación es siempre posible en la música, sí. La decadencia del rock como estilo es más un relato oficial que otra cosa. La coyuntura sociocultural lleva a que ciertas expresiones rockeras sean vistas como de la era precámbrica, pero justamente esas expresiones son las que generó el sistema para quitarle impacto a una música que les estaba moviendo los cimientos de su estructura. Paralelamente a los estadios y a la Rolling Stone, siempre hubo movimientos musicales muy interesantes, contraculturales o no, pero interesantes desde lo musical que es casi lo único que a mí me interesa.

—¿Podría decirse que perseguís algún tipo de sonido en especial?

—Así como extracorpóreo hay un mundo inmenso, cada uno de nosotros tiene una inmensidad del cuero para adentro. Relatar aunque sea fragmentadamente ese universo es mi trabajo. La técnica, la armonía, melodía, ritmo y sensibilidad tienen que estar al servicio de esa decodificación. Dirá la historia, cuando la obra termine, si eso fue posible.

—Describí brevemente un día creativo tuyo en la composición, en música y letras

—Toco la guitarra todos los días, la mayor parte del tiempo. Toco componiendo, entonces tengo un telefonito blanco empachado de ideas que podrán o no ser canción. De todas esas ideas algunas se me pegan, entonces las toco todos los días durante mucho tiempo, ese ejercicio hace que en la repetición se vaya moldeando la estructura y la armonía. También la melodía se va acomodando lentamente. Cuando todo eso funciona, me fijo en el cuadernito donde escribo palabras y voy amalgamando las dos cuestiones. Eso es la mayoría del tiempo, también a veces salen canciones de un tirón, en Ups¡¡ salieron enteras la música y la letra de “Correo Postal”, “Surrealismo” y “Malas Palabras”, lo que considero un tesoro porque evidentemente esas canciones se fueron haciendo sin que me diera cuenta y un día salieron.

—Cuando van saliendo las canciones, ¿se enmarcan en alguna idea conceptual o ves qué tenés y buscás alguna cohesión?

—Veo que tengo y busco cohesión, esto funciona de la siguiente manera. Divido mi trabajo por tiempos creativos, digamos…canciones de mayo. OK, el 10 de mayo me fijo que canciones tengo avanzadas y veo que fue lo que escribí, hasta ahí, de forma inconsciente, así me aseguro de que la atmósfera de las canciones surja lo menos intelectualizada posible. A partir de detectar de que va la cosa, por ejemplo: “Vamos al agasajo insaciable, en un taxi veloz”…la cosa viene de fiesta, de reviente…bue, sigamos por ahí. Finalmente hay un concepto, pero no salido de las necesidades intelectuales, sino como dicen mis amigos de España, salidos de los cojones.

—¿Qué debe tener una canción para conformarte?

—Alguna vez lo conté. Es una cosa física, cuando estoy componiendo, generalmente sentado y la canción me lleva y en un momento me veo parado tocando e imaginando que estoy en un bar tocando en vivo, ahí ya sé que el tema me emociona y va a formar parte del viaje. Debe tener sofisticación y populacho, armonía interesante, melodía que genere alguna emoción, ritmo adecuado y principalmente, gente con quién compartirla.

Links a plataformas del disco

https://youtu.be/qiR7HcfcwYw

 

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