Ciudad

Una biblioteca “a pulmón”

Por fuera de las grandes editoriales, “Último Recurso” y “Más Acá” recuperan autores relegados por los circuitos comerciales y académicos. Son espacios independientes, sin fines de lucro y en crecimiento.

Agustín Aranda.- Por fuera de las editoriales comerciales y estatales, en Rosario funcionan dos grupos dedicados a recuperar autores relegados –por las empresas y la academia– y textos de valor político y local. Último Recurso y Más Acá, representan dos espacios independientes y sin fines de lucro cuya postura y acción se verán plasmados en la próxima –y tercera– edición de la Feria del Libro Independiente (Flia) de Rosario.

“Aquello que no encontramos y nos parece necesario, lo hacemos”, parece ser el lema de tanto las editoriales independientes Último recurso y Más Acá. Ambas iniciativas locales bregan por rescatar a autores olvidados por las casas de estudio y elaborar ediciones económicas de textos políticos con una modesta tirada y sin fines de lucro.

Dos en la ciudad

En 2004, Germán, junto a un grupo de personas que había participado de distintas iniciativas políticas no partidarias durante la crisis de 2001, “como modo de hacer política” fundó una editorial. “Del grupo inicial de 3, ahora somos 9 con la visión de rescatar aquellos autores censurados u olvidados por la parte comercial. Intentamos que se incorporen a las distintas cátedras de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Por eso empezamos con textos más teóricos: “Introducción al pensamiento de Marx”, de Milcíades Peña; “La sociedad del espectáculo”, Guy Debord; o “La guerra de guerrillas”, de Ernesto Che Guevara”, recordó Germán, de Editorial “Último Recurso”. Tras las primeras ediciones, el grupo comenzó a trabajar con autores contemporáneos y locales como Ramiro de Altube con “El fetichismo capitalista en la organización del trabajo”, y los libros del periodista y político Carlos del Frade: “Ciudad goleada 2”, “Historia política de la esperanza” más la colección de “Santa Fe, memorias del presente”.

Según indicó Germán, el precio de los libros se establece por una tabla, lejos de los criterios comerciales y con el único objetivo de reunir suficiente dinero para nuevos materiales y para poder viajar a difundir la editorial.

“Era difícil aprender cómo se elabora un libro. Nosotros empezamos a fotocopiar y a encuadernar a mano. Después de jornadas de trabajos donde completábamos entre 2 ó 3 ejemplares, invertimos en una computadora y comenzamos a utilizar software libre para crecer en el armado. Así pasamos de una tirada de entre 50 y 100 a llegar de 300 a 500 en la actualidad”, reflexionó el integrante de la editorial independiente.

La segunda y más joven de las editoriales es Más Acá. Se formó en 2009 a partir de un pequeño núcleo de estudiantes de Ciencia Política y militantes. “Nos propusimos empezar a editar los libros que por algún motivo no tenían difusión –no estaban editados por las grandes editoriales– o eran inaccesibles desde su precio”, recordó Laura, una de las 11 integrantes de Más Acá.

Según la joven, el grupo fue creciendo en número e inquietud por conocer en qué consistía el trabajo de una editorial. “No sabíamos bien los pasos necesarios para elaborar un libro. Fue y es muy artesanal”, detalló.

Para Más Acá, el libro constituye un objeto político que debe llegar y servir como herramienta para las discusiones no sólo literarias. Por ello, la selección de libros ya editados por el grupo de jóvenes cuenta, según la propia integrante, con “autores olvidados”. Entre los títulos de Más Acá resaltan: “La patria fusilada”, de Francisco Paco Urondo; “Espectro de Marx”, de Jacques Derrida; “Mascaró”, de Haroldo Conti; “El Paseo”, de Michael Walser; “Antes de mayo”, de Milcíades Peña; “La revolución permanente en América latina”, de Michael Löwy.

Según indicaron desde la editorial, se encuentran corrigiendo y elaborando “El paraíso terrateniente”, también de Milcíades Peña, historiador no reconocido por la academia.

“Consideramos al libro como un objeto político. Una forma de agruparnos y discutir”, consideró Laura, razón por la cual el grupo no persigue un rédito económico mayor a que les permita continuar la producción. “No tenemos tiradas grandes, el precio corresponde al costo de producción porque queremos que el libro sea accesible para todos”, apuntó la joven, que insistió: “No nos guiamos por el criterio del mercado o marketing. El precio de libro de 100 páginas es 10 pesos”.

Además de corregir los textos, imprimirlos y coserlos, ahora la tarea de la editorial Más Acá–siguiendo con la esencia de esta figura– es profundizar el trabajo sobre cada edición a través de prólogos y contratapas que reflejen la postura del grupo. “Antes de leer de una fotocopia, lo interesante está en hacer más rico el libro y accesible”, resumieron desde la editorial rosarina.

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