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Un Vía Crucis bajo nubarrones

El Papa presidió tradicional ceremonia mientras polémica sobre casos de pedofilia atraviesa la Semana Santa.

El papa Benedicto XVI presidió ayer en Roma el tradicional Vía Crucis nocturno en el Coliseo, que conmemora el calvario de Cristo, en uno de los momentos más difíciles de su pontificado, abrumado por los escándalos de pedofilia.

El Papa, que cumplirá 83 años el próximo 16 de abril, encabezó como espectador desde la colina del Palatino buena parte del Vía Crucis, sin recorrer a pie las 14 estaciones.

La ceremonia, presenciada por miles de italianos con pequeñas antorchas, se vio ensombrecida por las denuncias contra la Iglesia y el mismo pontífice por encubrir durante décadas a los sacerdotes que abusaban sexualmente de menores en Europa y Estados Unidos.

Benedicto XVI se unió a la procesión al final, mientras la cruz fue cargada en las distintas estaciones por dos haitianos, dos iraquíes, dos religiosos franciscanos provenientes de Tierra Santa, así como por representantes de asociaciones de enfermos y por una familia romana.

La mayor parte de la ceremonia fue oficiada por el cardenal italiano Agostino Vallini, vicario de Roma y transmitida en directo por televisión a unos 60 países.

Al término de la ceremonia, que duró unas dos horas, el Papa ofreció una meditación conclusiva sobre lo que representa la pasión y muerte de Cristo en la cruz para los católicos. “Hay que convertir nuestro corazón viviendo cada día el amor, la única fuerza capaz de cambiar el mundo”, dijo Joseph Ratzinger. “Nuestros fracasos, decepciones y amarguras, que parecen el derrumbe de todo, están iluminadas por la esperanza”, subrayó el pontífice alemán.

“La Resurrección todo lo transforma: de la traición puede nacer la amistad, del odio el amor, del repudio el perdón”, agregó.

En cada estación fueron leídas las reflexiones escritas por el cardenal italiano Camillo Ruini, dedicadas a “los pecados y al mal que vive dentro de cada uno de nosotros y que con frecuencia ignoramos”.

Pocas horas antes del Vía Crucis, el predicador del Papa, el padre Raniero Cantalamessa, al presidir la liturgia de la Pasión de Cristo en la basílica de San Pedro frente al pontífice, leyó una carta de solidaridad al Papa de un “amigo judío”.

“Con disgusto sigo el ataque violento y focalizado contra la Iglesia y el Papa”, escribió el autor de la carta mencionado por el predicador. “El empleo de los estereotipos, el transvase de responsabilidades y la culpa personal sobre la colectiva me recuerdan los aspectos más vergonzosos del antisemitismo”, sostuvo el religioso citando siempre la misiva. Pero esa comparación fue repudiada horas después desde Estados Unidos por una asociación norteamericana de víctimas de sacerdotes pedófilos y un representante del judaísmo (ver aparte).

A su turno, el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, precisó que se trata de una carta de solidaridad pero que no representa “la posición oficial del Vaticano”.

“Es el momento más difícil para un Papa desde la publicación de la encíclica Humanae vital (contra la contracepción) de Pablo VI en 1968”, recordó a la AFP el vaticanista Bruno Bartoloni, quien conoció seis pontífices.

“En esa época hubo una crisis similar muy fuerte, con ataques personales contra el Papa y la Iglesia en general”, subrayó.

Frente a la ola de críticas a la Iglesia y a su jerarquía, el Vaticano ha cerrado filas para sostener a su líder.

Los obispos latinoamericanos, a través del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), defendieron al Papa y acusaron a los medios de comunicación internacionales de divulgar “reconstrucciones falsas” y “calumniosas” sobre la actitud de Benedicto XVI frente a los casos denunciados en la década precedente. “Fue siempre muy severo, como testimonian las personas que trabajaron con él”, observa el comunicado de Celam firmado por el arzobispo brasileño Raymundo Damasceno Assis.

Por su parte, los obispos de Canadá lamentaron en un mensaje por la Pascua “la atención que los medios han dado a tales informaciones”, pese a que sus representantes actuaron en forma “sabia y responsable”.

En esa misma línea, en Francia, más de 70 intelectuales solicitaron a los medios de comunicación una mayor “ética” y “responsabilidad” de en una carta publicada en una página internet y retomada por el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano.

Por su parte, el influyente cardenal estadounidense William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, respondió a la prensa estadounidense destacando “la deuda de gratitud” para Benedicto XVI “por haber introducido procedimientos que ayudaron a la Iglesia a actuar frente al escándalo de abusos sexuales”.

Con todo, en Nueva York, una decena de víctimas de sacerdotes pedófilos manifestaron ayer su indignación frente a la catedral de San Patricio durante las celebraciones de la liturgia del Viernes Santo, un gesto insólito para los católicos. “Queremos justicia y queremos la verdad”, pidió uno de ellos.

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