Especial para El Ciudadano
The Devil’s Hour es una miniserie británica de seis episodios estrenada cerca de Hallowen en la plataforma de Amazon Prime. Creada por el novato Tom Morgan y protagonizada por Jessica Raine (Fortitude, La dama de negro) y Peter Capaldi (Dr.Who), la propuesta, a pesar de haber pasado un poco desapercibida, se afirma como un thriller sobrenatural de lo más destacable dentro del endeble panorama de este 2022.
El relato se centra en la figura de Lucy (Raine), una asistenta social cuyo hijo es incapaz de sentir emociones, sin que nadie haya podido dar con las causas de su afección. Todas las noches a las 3:33 (la hora del diablo) Lucy despierta sobresaltada por terribles pesadillas, mientras que durante el día, fugaces visiones la asaltan al modo de premoniciones o deja vu.
Por su parte, su hijo parece ver y hablar con gente que no existe. Paralelamente a su historia, un detective investiga una serie de asesinatos sin aparente conexión. Ambas líneas se ven entrelazadas en la figura de un extraño personaje (Capaldi), figura misteriosa en la que se depositan muchas claves ocultas, y que oscila entre la de un asesino en serie y la del diablo mismo personificado.
Moviéndose lentamente entre esos puntos, y acumulando paso a paso más hechos misteriosos, The Devil’s Hour juega con solvencia desde el inicio con ciertos códigos del terror y lo diabólico para recalar en la forma de un thriller sobrenatural de construcción precisa y visos filosóficos. Nada, aquí, hay de arbitrario en esa acumulación de misterios que rozan lo demoníaco, y todo hallará su justo lugar en un sólido andamiaje que no sólo se debe a la precisa lógica de la intriga, sino también al pensamiento de base que pone en juego calladamente.
Un tiempo circular, cíclico, en el que la vida se repite siempre, una y otra vez, del mismo modo
Hay, en ese punto, algo fundamental y notable en esta serie. Pero algo que, felizmente, no aparece totalmente declarado, sino que sirve apenas como un sustrato para gestionar el implacable despliegue de la intriga sobrenatural. Se trata de conceptos propuestos por Friedrich Nietsche: el “eterno retorno” y el “amor fati” (amor al destino). En La gaya ciencia y en Así habló Zarathustra, aunque también en Ecce homo, Nietsche esboza estas movilizadoras ideas. Con el “eterno retorno” retoma, a grandes rasgos, la idea de un tiempo circular, cíclico, en el que la vida –todas las vidas– se repite siempre, una y otra vez, del mismo modo. Todo lo que sucede ha sucedido y volverá a suceder, siempre igual. Tal afirmación, quizás, no deba tomarse en términos literales, sino en cambio como una suerte de exigencia ética y vital: si todo ha de repetirse eternamente, si cada instante vivido ha de retornar siempre del mismo modo, si cada instante que se vive volverá a ser vivido infinitas veces y del mismo modo, la exigencia es la de vivir a sabiendas de tal cosa, haciendo que en cada instante se afirme el deseo de su repetición infinita.
Pensar el tiempo como un eterno retorno es la base de una postura vital, de un modo peligroso y apasionado de vivir, de ahí la otra idea propuesta, el “amor fati” o amor al destino. Amar lo que hay efectivamente, lo que sucede, lo que se da, apasionada y peligrosamente, pero amarlo porque eso es lo que se repetirá eternamente. Eso y no otra cosa.
Lo más destacable allí en The Devil’s Hour es que, evidentemente, toma esas ideas como base para construir su intriga, pero que jamás las hace evidentes. No hay declamaciones filosóficas ni grandilocuencia de ningún tipo. Jamás se cita esa fuente, salvo en el irónico título del capítulo final, “Amor fati”, título que ni siquiera aparece explícitamente. Tales desafíos al pensamiento se enarbolan simplemente como superficie de consistencia para desarrollar una intriga sobrenatural, simple y compleja a la vez, que no necesita declarar sus fuentes para legitimarse. Acudiendo a los códigos reconocibles del thriller sobrenatural, la serie se aproxima a una reflexión posible en torno a esas cuestiones, sin jamás tener la necesidad de evidenciarlo para otorgarse los prestigios del “alto pensamiento”.
Ni el “eterno retorno” ni el “amor fati”, ni mucho menos Friedrich Nietsche, son necesarios para sostener esta maquinación, sino que funcionan como un punto de partida lejano para construir el andamiaje de un mecanismo extraño, subyugante y perturbador. Una trama endemoniada que ni siquiera se postula para sostener livianamente esas premisas, sino que, en cambio, las toma para ponerlas tal vez en entredicho. ¿Amar el “destino”? ¿Revelarse a costa del caos? ¿Cuáles serían los “daños colaterales” de ese caos generado en pos de la justeza? ¿Una vida, un niño, una cáscara vacía en el desfase del eterno retorno? The Devil’s Hour es, ante todo, un thriller contundente y cruel en sus postulados, y eso lo hace, aunque adictivo, diferente y doloroso.
Los misterios cifrados en la intriga como generadores de un desconcierto legítimo
Profundizar o aclarar el modo en que estas ideas se articulan en la intriga podría resultar contraproducente, ya que, realmente, como ya no sucede de modo habitual con muchos thrillers, en The Devil’s Hour los misterios cifrados en cada paso de la intriga realmente generan un desconcierto legítimo que encontrará finalmente su efectivo sustento, ni estúpido ni arbitrario, tanto en la lógica de la intriga como también en aquellos postulados no necesariamente explicitados. Incluso, también, de modo impiadoso y devastador. Por eso, aclarar esas conexiones, implicaría revelar su corazón oculto, su secreto, su despiadada resolución abierta.
The Devil’s Hour podría ser una miniserie compuesta por estos seis episodios. Todo cierra impiadosamente. Pero también podría continuar con otra temporada, el juego da para más, y, en este caso, no estaría mal que así sea, para darle quizás la chance de que algo de luz asome aunque tenuemente entre tanta oscuridad.
The Devil’s Hour / Amazon Prime / 1era Temporada / seis episodios
Guion: Tom Moran
Intérpretes: Jessica Raine, Peter Capaldi, Nikesh Patel, Cecilia Blair
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