Edición Impresa

Un show de artificios sobre Cristina 2015

Cristina de Kirchner re-reelecta, el heredero familiar o una remake camporista 40 años más tarde.

Cristina de Kirchner re-reelecta, el heredero familiar o una remake camporista 40 años más tarde. El karma del “pato rengo” amplía, de cara a 2015, el universo de lo posible a límites difusos a la hora de teorizar sobre qué hará la presidenta en el futuro. Por ansiedad, la política acostumbra zambullirse en hipótesis de todo pelaje para adivinar lo que vendrá. Cristina de Kirchner no es la excepción. Detona especulaciones, supuestos e interpretaciones entre los propios –la mayoría sin indicaciones ciertas– como entre los extraños.

Hay para todos los gustos. Desde los que imaginan una Cristina “chavizada” a partir de una reforma de la Constitución que borre el tope de mandatos, hasta los que sostienen que, “a lo Menem”, prefiere como continuador a un opositor antes que a otro peronista.

En despachos y charlas informales el mundo de la política es prolífico y febril cuando se dedica a tejer las fantasías sobre lo que puede venir. Veamos:

Uno. La versión más invocada es la que proyecta a la presidenta forzando una reforma constitucional para autorizar su re-reelección en 2015. La campaña que sectores K lanzaron para poner en discusión la variable reformista se anuda con la indicación deslizada por referentes de La Cámpora de que las listas de 2013 serán confeccionadas “íntegramente” por Cristina de Kirchner porque es la herramienta para, eventualmente, tener la mayor cantidad de legisladores propios ante la eventualidad de motorizar una reforma.

Dos. Los que suponen que no apostará a la continuidad se dividen en dos grupos. Están los que sostienen que en 2014 intentará emular a Lula da Silva, abrazará a un dirigente K y saldrá a venderlo como el garante de la continuidad del proyecto. El nombre del elegido está en la nebulosa. Va de Abal Medina a Axel Kicillof, pasando por el entrerriano Sergio Urribarri o hasta su hijo Máximo.

Tres. A su vez, en particular en el PJ que con reservas forma parte del dispositivo oficial, creen que la presidenta está dispuesta incluso a dejarle el gobierno a un opositor antes que lo herede un peronista que no venga de su matriz, por ejemplo Daniel Scioli. La elucubración anterior remite directamente a lo que hizo Carlos Menem cuando, en 1999, si no operó contra la elección de Eduardo Duhalde al menos poco y nada hizo para ayudarlo a ganar.

Cuatro. Desde que en 2003, cuando Néstor Kirchner fue electo en una situación particular con tres candidatos peronistas (ninguno era oficial, el PJ en sí no participó), hasta 2011, cada dos años hubo retoques o artilugios en la ley electoral. Los dos peronismos en 2005, con Cristina y Chiche Duhalde candidatas; en 2007 la “transversalidad”, que le permitió quedarse con un pedazo de la UCR; en 2009 las candidaturas testimoniales y en el 2011 las “primarias”.

Cinco. En relatos más cinematográficos aparecen otras variables. Una plantea la chance de una reforma de la Constitución que no altere la cuestión de la reelección presidencial pero que instaure un sistema parlamentarista, con un primer ministro a la europea, tal como propone Eugenio Zaffaroni.

Comentarios