Ciudad

Un puerto colorido y renovado

La Dirección de Diseño e Imagen Urbana y el Puerto Rosario mostraron el espacio que ocupará el Puerto del Arte, en el jardín del Enapro, donde se expondrán y venderán obras creadas por estudiantes.

Vega, Taparelli y Elías, los responsables del espacio que abrirá el domingo.
Vega, Taparelli y Elías, los responsables del espacio que abrirá el domingo.

Luciana Sosa

“Después de veintinueve años se abrió el portón a la ciudad”. Con esa frase, el artista Dante Taparelli anunció la habilitación del Puerto del Arte, nuevo espacio en la ciudad destinado a mostrar las realizaciones de estudiantes de la facultad de Humanidades y ArteS de la Universidad Nacional de Rosario. El mismo funcionará al costado de la fuente existente en el jardín del predio que ocupa el Ente Nacional Puerto Rosario (Enapro), donde habrá paneles con obras realizadas por los estudiantes. Las obras estarán en exposición y a la venta cual galería de arte a cielo abierto, desde el domingo y todos los domingos y feriados de 17 a 23, con entrada libre y gratuita.

“Esta iniciativa tiene como fin exponer obras de los alumnos de la facultad de Bellas Artes de la UNR y esperamos que se vayan renovando a medida de que se vayan vendiendo. En función de este espacio se irán seleccionando las obras y cada alumno curará su panel (de 2,20 por 1,80 metro) donde mostrará y ofertará su trabajo”, explicó a este medio Oscar Vega, uno de los mentores de esta idea.

Por su parte, Dante Taparelli, responsable de la Dirección de Diseño e Imagen Urbana, recordó que el espacio surgió al materializarse el “plan B” de la iniciativa. “En primera instancia teníamos pensado otro espacio, propio del arte, pero como hubo un par de inconvenientes que frenaron nuestro trabajoS, decidimos reutilizar el espacio del puerto. El único «no» que encontramos fue el del portón principal, que hacía veintinueve años no se abría. Entonces, pacientemente, con un palito de paraíso lo limpié y se tiraron un par de durmientes y se volvió a abrir, sin gastar un peso”, dijo.

Orgulloso de lo sucedido, el funcionario reflexionó: “Siempre digo que el plan B es mejor que el plan A porque está mucho mejor pensado”.

Luego hizo mención al pasado del espacio, tan relacionado con los años en los que el país estuvo inmerso en la dictadura cívico-militar iniciada en 1976. “Hubo generaciones de rosarinos que pasaban por este lugar y no miraban para este lado porque tenían miedo. Este lugar está muy asociado con la época oscura, con los años de la dictadura. Entonces, que Rosario como Alicia (por Alicia en el país de las maravillas) haya apoyado las manos en el espejo y se haya ido a un lugar diferente, es importante. Es reparador que nosotros mismos tengamos una mirada diferente de cada espacio, de nuestra ciudad en sí”, aseguró.

Por su parte, el director del Enapro, Ángel Elías, expresó que esta idea “da mucha más vida y movimiento al espacio del puerto”.

“Esta idea tomará mayor cuerpo cuando (mañana) se firme el convenio entre la universidad y las autoridades del Enapro. Me gustó y me gusta mucho el impulso que se les da a los artistas locales, y que a cargo de este emprendimiento esté un artista como Dante, que siempre rescata el toque de hermosura extra para aprovechar cada espacio de la ciudad”, dijo Elías, y añadió: “Desde enero de 2008 la intención de abrir el puerto a la gente y a la ciudad es hoy seguir abriéndolo al arte. Uno de los proyectos es el Puerto de la Música y el importante congreso internacional del año que viene en el cual la mayoría de los puertos y ciudades del mundo presentarán sus experiencias. A esta iniciativa –el Puerto del Arte– la hemos tomado como producto de la creatividad de un artista como Taparelli y del compromiso que asumieron desde la facultad de Humanidades y Artes y de parte del municipio”.

A su lado, Taparelli, como buen defensor de las piezas que formarán parte de este nuevo espacio artístico a cielo abierto, dijo al referirse a la puesta en venta de cada trabajo expuesto en los grandes paneles que habiten el patio del Enapro que “no habrá papel higiénico sin firma”. “Este espacio es de la carrera. Los estudiantes van a incursionar, además de toda la currícula, con esa sensación de confrontarse con el público desde el valor de la obra. Esa experiencia, tan temible como encantadora, es crucial y estará con ellos desde sus primeros trabajos”, confió. Paralelamente, se quejó del gusto de algunos de sus conocidos: “Les quemaría con querosene los cuadros que tienen colgados en sus paredes y les pondría en su lugar trabajos hechos por los estudiantes de Bellas Artes”, dijo sin rodeos.

Más allá de toda adulación, Taparelli fue claro con el consejo que se le puede dar a quien busque una obra de arte: “Uno compra una obra de arte y es como una póliza de seguro: a futuro va tener un valor mucho mayor. Además, si una obra te conmueve, es tuya”.

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