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Un policía mató a un joven de un disparo en la nuca

El uniformado dijo que fue en un enfrentamiento; vecinos y familiares del chico hablan de gatillo fácil.

“Lo mataron por correr con un pedazo de torta de su cumpleaños. Esto es gatillo fácil”. Así relataron ayer vecinos de barrio Itatí las circunstancias en que Luis Darío Rodríguez, de 26 años y conocido como Chueco, recibió un certero disparo policial en la nuca, a escasos metros de su casa ubicada en inmediaciones de Ovidio Lagos al 4200, en la zona sudoeste de la ciudad. Sin embargo, un escueto parte oficial brindó una versión diametralmente opuesta a la recolectada en el barrio.

Según la Policía, el muchacho intentó asaltar a dos uniformados del Comando Radioeléctrico cuando detuvieron la marcha de sus motos en el paso nivel de avenida Ovidio Lagos y Garibaldi. En sus declaraciones, los efectivos dijeron que le dieron la voz de alto y que el pibe, lejos de acatarla, abrió fuego y emprendió una huída en la que fue alcanzado por un tiro policial en la zona de la nuca.

Pero en el barrio, al menos quince relatos contradijeron esa versión y denunciaron a viva voz que se trató de un caso de gatillo fácil por parte de dos policías que comían asado en un taller de chapa y pintura ubicado frente al paso nivel que pertenece a un vecino llamado Ramón.

“Los milicos estaban comiendo un asado en la puerta de Ramón, el dueño del taller y padre de uno de los canas. Siempre se juntan a escaviar ahí, y anoche estaban re borrachos, en un auto negro”, dijo uno de los vecinos de barrio Itatí que aseguró haber visto toda la escena en la que cayó abatido Rodríguez.

“El Chueco tenía problemitas mentales, desde que terminó el tratamiento en Oliveros le quedó eso de correr. Ayer se despertó con hambre y fue a buscar torta a la casa de su hermana, porque el jueves fue su cumpleaños. Dijo que nos iba a traer un pedazo a nosotros, y cuando pasó corriendo sonaron un montón de disparos, son unos mentirosos, no me importa lo que me pase, quiero salir de testigo porque lo mataron como a perro sólo por pasar corriendo”, agregó el muchacho con lágrimas en los ojos.

Otras dos mujeres que viven sobre calle Garibaldi al 2600 se sumaron al reclamo y aseguraron que El Chueco era un chico con problemas desde que tuvo un accidente y que lo único que hizo fue pasar corriendo. “Esto es un colmo, lo mataron como a un perro y después llenaron el barrio de policías”, dijo una señora tras repetir varias veces que el pibe “no hizo nada”.

En el barrio contaron también que después de los disparos, el pibe cayó tendido y “uno de los milicos se agarraba la cabeza y le gritaba al otro: «¿Qué hiciste, lo mataste?» y se seguía agarrando la cabeza”.

Luego, siempre de acuerdo a los testimonios recolectados en las casas aledañas al lugar del hecho, los policías intercambiaron sus armas, limpiaron una de ellas y arrojaron dos cargadores a uno de los techos. “¿Mirá si el pibe con un tiro en el medio de la cabeza iba a descartar un arma”, ironizó uno de los vecinos tras asegurar que alguien alcanzó a filmar esa secuencia (ver aparte).

“Después pidieron refuerzos porque llegaron dos policías en moto, y más tarde se llenó todo el barrio de milicos”, dijo un hombre muy acongojado que encontró una explicación de lo ocurrido: “Fueron los gitanos, el pibe se había mandado una macana con los gitanos y lo maldijeron, después tuvo un accidente y ahora esto”.

Luis agonizó toda la noche y falleció alrededor de las nueve de ayer. Sus restos fueron velados durante la tarde por los mismos familiares que dos días antes le habían celebrado el cumpleaños número 26.

“Ayer vino a la noche a buscar una porción de torta que le hice y había sobrado de su cumpleaños”, contó una de las hermanas del Chueco. La joven sostuvo que Luis fue asesinado por los policías que comían un asado en el taller de chapería ubicado sobre Ovidio Lagos, muy cerca de las vías férreas, que su hermano no estaba armado y que existe una filmación que muestra a los autores plantar un arma.

Nilda, su mamá, apenas si pudo decir unas palabras aunque juntó fuerza para defender a su hijo: “Hacía seis meses que había terminado el tratamiento en el psiquiátrico de Oliveros. Quedó con ese problemita de correr, si lo mandabas a hacer un mandado corría. ¿Si pensaron que iba a robar, por qué no le dispararon en el hombro, en una pierna o en la mano? Mi hijo murió por el disparo que le entró en la nuca”.

Enfrentamiento armado

Según fuentes de la Policía provincial, dos efectivos del Comando Radioeléctrico que se desplazaban de sur a norte en motos, uno de ellos junto a su novia, detuvieron la marcha en avenida Ovidio Lagos y Garibaldi mientras pasaba el tren. Eran cerca de las 21.30 y en esos momentos un muchacho apareció entre la oscuridad con intenciones de robo. Los empleados que se dirigían a trabajar, le dieron la voz de alto al muchacho que “lejos de amilanarse, realizó varios disparos con su arma de fuego contra los policías y éstos respondieron a la agresión”. Según el mismo parte, todo terminó cuando el joven cayó “pesadamente al piso producto de una herida de bala” y se le secuestró un revólver calibre 38 tipo lechucero.

El hecho es investigado por el Juzgado de Instrucción 11ª, a cargo de Hernán Postma y la división Judiciales de la UR II.

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