Ciudad

Ecocidio en ambas orillas

Un pájaro voló a Rosario para escapar del fuego de las islas y murió de un disparo

El ave fue encontrada este viernes en zona norte y falleció al día siguiente. Tenía quebrada un ala y un pulmón perforado por una bala calibre 22. Desde que empezaron los incendios en zona del Delta, aumentó la cantidad de animales salvajes que cruzan el Paraná para intentar salvarse de las llamas


Una grulla (gruidae) fue encontrada el último viernes en la zona norte de la ciudad con una herida de arma de fuego. Un llamado al 911 y otro al 103 alertaron al personal policial. Decían que el ave tenía un ala herida y un disparo. Personal de la sección Ecológica de la Policía Comunitaria logró rescatarla y la trasladó al veterinario, quien confirmó que la gruidae tenía quebrada una de sus alas y además un pulmón perforado por un proyectil de arma calibre 22. El ave, que había escapado del fuego en las islas donde vivía, murió al día siguiente como consecuencia de las heridas.

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Desde la sección Ecológica de la Policía Comunitaria advirtieron un aumento en la cantidad de animales salvajes encontrados en las últimas semanas. Cruzan el Paraná, a vuelo o nado, para escapar del arrasador fuego que desde hace meses no frena en la zona del Delta.

En las últimas semanas rescataron nutrias, águilas, araguato (un género de primates), cuatro lechuzas de campanario, un carpincho bebé, y hasta un zorro gris que apareció en una casa en Fisherton.

“El zorro se había escondido en una casa. Estaba herido y cuando se recuperó fue liberado. Nos damos cuenta que son animales que no fueron domesticados. La mayoría llegan heridos o quemados y son atendidos por especialistas en cada tipo de animales, quien decide si está en condiciones de ser liberado o si necesita rehabilitación”, contaron.

“Antes la preocupación en Rosario eran las fumigaciones de alrededores. Hoy quedaron de lado y preocupa el fuego en las islas. Los animales llegan cansados. Rescatamos dos chanchos a la salida del Ludueña que nadaron 1.800 metros. Su cuerpo no les permite nadar tanto, pero es el instinto de vivir”, agregaron.

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