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Un olor dulzón inundó las calles desde el centro al Monumento

Por Laura Hintze.- Miles de personas se concentraron ayer en la plaza San Martín y se movilizaron en reclamo de una nueva ley de Drogas.


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Un olor dulzón copó ayer la plaza San Martín, el Monumento a la Bandera y las calles que unen estos dos puntos característicos de las movilizaciones locales. Miles de personas, casi en su totalidad jóvenes, marcharon ayer por la despenalización de la marihuana y por otras cosas más, que afirman que son la salud, la conquista de nuevos derechos y libertades, para que no haya más pibes muertos por el narcotráfico ni presos por intentar esquivarlo, cultivando por mano propia. La “Marcha de la Marihuana” se realizó ayer en todo el país. En Rosario, se hace desde 2002, pero fueron las últimas convocatorias las que hicieron la diferencia, al contarse por miles los asistentes.  Esta edición, además, tuvo un condimento nuevo: la presencia de Miguel Zamarini, presidente del Concejo Municipal, apoyando el reclamo, marcando que la marcha –con la firma ya de la mitad de los ediles– será declarada de interés municipal, y anticipando se abrirán las puertas del Palacio Vasallo para discutir el tema.

La plaza San Martín parecía ayer una fiesta. Una convocatoria que todos los presentes habían esperado con ansias. No distaba de un festejo por el día de la primavera, por ejemplo, salvo por un detalle no menor: nadie ocultaba nada. Montones de grupitos hacían pic-nic en los espacios verdes. Tomaban mate, gaseosa o cerveza. Charlaban. Y se prendían un porro.

Entre “seca” y seca, todo seguía igual. Nadie miraba mal a nadie y no había miradas perseguidas. Era un día, el único al año, donde no eran los distintos y podían satisfacer las ganas de hacer aquello por lo que claman.

De un escenario ubicado sobre calle Dorrego sonaban distintas bandas. “Ni un pibe más, ni un preso por cultivar”, rezó un rapero. Un chico con rastas se prendió el micrófono un rato después y exclamó, acompañado por vítores y aplausos: “Esta no es una marchita por el porro. ¡Peleamos por nuestros derechos!”.

La Marcha Mundial de la Marihuana – con el perdón del chico de rastas– se realiza desde 1999 de forma simultánea y autónoma, el primer sábado de mayo de cada año, en ciudades de todo el mundo. En Rosario, el reclamo se organiza desde hace 16 años. Empezó tibio, con temor, y en algunos años no llegó a hacerse. Pero ahora explotó en número, y el crecimiento, dicen, es tanto cualitativo como cuantitativo. Las cifras de los adherentes aumentan de a miles y su discurso es cada vez más completo, uniformado y claro. Conceptos como autocultivo, regulación y salud reemplazaron al de “legalización”, que tanto ruido hacía a una gran parte de la sociedad. En las movilizaciones, además, comenzaron a verse banderas políticas y de organizaciones sociales, dirigentes, personas de trascendencia pública marchando como un ciudadano más que apuesta a ampliar derechos y libertades.

“Nuestro reclamo es por una nueva ley de Drogas. Para que se despenalice la tenencia de marihuana para el consumo y eventualmente se nos permita avanzar en una regulación de drogas ahora ilegales. El cannabis es, en este momento, la más sencilla para generar un cambio en la legislación: va acompañada de la opinión pública, tiene usos médicos comprobados y es la menos peligrosa, inclusive menos peligrosa que el acolhol”, señaló Pablo Ascolani, secretario de la Asociación Rosarina de Estudios Culturales, que tomó la posta de promover y organizar la marcha.

El debate propuesto por Ascolani y toda Arec toma una dimensión más importante este año, cuando Rosario es, para el resto del país, una de las ciudades más peligrosas, la “narcociudad” de la Argentina. “La prohibición de drogas no es eficaz en disminuir el abuso y el tráfico. La situación local aumenta la urgencia de nuestro pedido, hace evidente que tienen que cambiar las políticas de drogas. Nuestro objetivo es que se brinde salud y se disponga de recursos para perseguir el crimen organizado y no a los consumidores”.

Y del otro lado, celebran. “Despertar sentidos”. “Paz interior amplificada”. “Yuyo de Dios”. “Una planta más”. “Bajar dos cambios”. Esas fueron las respuestas ante la consigna que este diario propuso a manifestantes, preguntándoles cómo definirían y explicarían el acto de fumar un cigarrillo de marihuana.  Todos coincidieron en la sensación de tranquilidad. Todos coincidieron también en que es necesario romper tabúes e informar. Y todos dijeron que por eso se acercaron a la plaza San Martín ayer. 

Yamila, Penny y Estefanía se sentaron el parque con mates y un aerosol verde para el pelo. Las tres tenían un mechón de pelo verde, acorde a la jornada. Y ofrecían compartir el look. “Elegí venir porque creo que hay muchas injusticias. Me parece que la marihuana es buena, no le veo drama ni me hago drama en pensar las pelotudeces que piensan los demás. Me siento bien fumada y me siento bien cuando no estoy fumada”, contó Yamila y destacó eso: para ella, lo importante es sentirse bien. Eso le da seguridad con ella misma y el porro, según cree y afirma.

Matías y Jerónimo estaban en un grupo más lejos. También sentados en el pasto, con un sándwich y una botella de gaseosa. “Nos parece bien que haya una movida que impulse la despenalización de la marihuana y el autocultivo”, destacaron los veinteañeros. Ellos hicieron hincapié en la importancia de que se deje de meter presa a gente por tener una planta en la casa. “Queremos tener la posibilidad de fumar, tener una planta y no ir a un tercero que  ejerce un acto de narcotráfico y no sabemos qué es lo que nos da para consumir. La ilegalidad nos mantiene desinformados y genera una especie de tabú. La gente se hace la cabeza al pedo”.

Uruguay reglamentó la ley que instaura la marihuana del Estado

Bajo los ojos del mundo como primer país del planeta que procura combatir al narcotráfico desde una visión distinta al “prohibicionismo” Uruguay fue escenario de la primera edición de la Marcha Mundial en Montevideo ya con la puesta en marcha de la legislación que asume y regula a través del Estado el uso no medicinal de la marihuana.

Organizaciones sociales y movimientos de consumidores de cannabis se convocaron apenas un día después de que se difundiera la reglamentación de la ley aprobada el año pasado, con la confirmación por parte del gobierno frentamplista de que desde diciembre se venderá marihuana a 22 pesos uruguayos el gramo –alrededor de 1 dólar– en las farmacias a los consumidores que se registren. 

Con el lema “Autoconvócate, autocultívate, súmate!”, la federación de autocultivadores de Uruguay y otros grupos que apoyaron la regulación del mercado de la marihuana que impulsó el presidente José Mujica se concentraron en la rambla montevideana para destacar el anuncio de la reglamentación de la ley. 

El anuncio se realizó en la noche del viernes y estuvo a cargo del prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, quien repasó los puntos más importantes de la normativa. Uno es que sólo los ciudadanos uruguayos naturales o nacionalizados, o aquellos que demuestren residencia permanente en el país oriental podrán registrarse de manera gratuita como “adquirentes de cannabis” para comprar marihuana en las farmacias habilitadas por el Ministerio de Salud Pública que deseen vender, operaciones que deberán hacer, además, con un software específico diseñado por el gobierno.

Cánepa dio a conocer el decreto que reglamenta la ley que regula el mercado de la marihuana aprobada en 2013, y entrará en vigencia “el próximo martes, luego de que el lunes sea firmado por el Consejo de ministros”.  “La primera licencia incluirá un precio de entre 20 y 22 pesos para la primera venta”, definió Cánepa sobre el varlor que “será móvil y fijado por el Estado”.  Y marcó que las primeras producciones de la marihuana estatal estarán disponibles para diciembre.

Para acceder a la marihuana, según lo dispuesto por el decreto de 104 artículos, los usuarios deberán registrarse ante el nuevo Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) para comprar hasta un máximo de 10 gramos por semana y 40 gramos por mes, en envases de hasta 10 gramos que deberán estar rotulados, con mensajes de advertencia de los riesgos para la salud. A la par habrá fuertes multas para personas que manejen bajo los efectos de cannabis o consuman en horario laboral en sus lugares de trabajo.

La marihuana que se pondrá a la venta tendrá un máximo de concentración de 15 por ciento de THC (el principio activo de la cannabis), no podrá ser exhibida al público en las farmacias, ni se admitirán la venta telefónica, por internet, o envío a domicilio, según afirmó el futuro presidente del Ircca, Julio Calzada. 

Otro de de los puntos firmes es que aquellos que opten por comprar la droga en las farmacias no podrán hacerlo a través de autocultivo ni de clubes cannábicos. Para la compra en farmacias, los usuarios deberán dejar sus huellas dactilares en el sistema de lectores “con el fin de resguardar la identidad” de los consumidores, pero a la par teniendo certeza de que el comprador está inscripto. En lo que respecta al cultivo doméstico, se incluye un tope de producción de seis plantas o 480 gramos por año y por “casa habitación”, sin importar cuántas personas vivan allí. También existe la posibilidad de formar clubes de autocultivo de entre 15 y 45 miembros, con un máximo de 99 plantas, y que deberán hacerlo bajo el régimen de “asociación civil”. Según Calzada, “se deberán plantar un máximo de 10 hectáreas por año para producir entre 18 y 22 toneladas de cannabis”. Se hará un llamado a los productores hasta “dos semanas después” de la entrada en vigencia del decreto, con un máximo de seis licencias y un costo a definir, con alrededor de 1.5 hectárea cada una. “La plantación se hará en un predio del Estado –probablemente en manos del Ejército– que será dado a conocer cuando se haga el llamado a los productores”

En Buenos Aires marcharon tras la estela de los “cultivadores”

La Marcha Mundial de la Marihuana se realiza en distintas partes del mundo desde 1999 y, sólo en Argentina, la edición de 2013 alcanzó a 22 ciudades en las que se movilizaron unas  100.000 personas. Este año no fue la excepción y la gran mayoría de las capitales como así las grandes ciudades convocaron a personas que pidieron por su derecho al consumo y cultivo 

Miles de productores y consumidores de cannabis se congregaron ayer en Plaza de Mayo para reclamar por su legalización, tanto para fines medicinales como recreativos, en el marco de la Marcha Mundial de la Marihuana que se realiza cada primer sábado de mayo en distintas ciudades del planeta. 

Matías Faray, de la Agrupación Cannabicultores del Oeste, explicó que reclaman por el autocultivo y el inmediato fin de los allanamientos, detenciones y procesos penales a cultivadores de cannabis. Otra de las consignas levantadas son la regulación de los Clubes Sociales de Cannabis para el acceso al cannabis y sus semillas y también la tenencia para el urgente cese de las detenciones y procesos penales a los usuarios. 

Faray explicó que también reclaman por el uso medicinal e industrial de la planta, porque en su opinión, si una empresa está dispuesta a invertir en el país no lo hace por la legislación vigente. 

El reclamo también se extiende a un pedido por la aprobación de una ley de atención pública, universal y gratuita de los problemas asociados al uso de sustancias, y por la modificación de la ley 23.737 que “está arruinando proyectos de vida”, según sostuvo el activista. 

Uno de los participantes del evento fue Daniel, de 56 años, quien llegó desde la localidad rionegrina de Viedma con su esposa y su hija para ser parte de la Marcha Mundial de la Marihuana. “Vine en apoyo, porque yo soy productor, consumo lo que planto, y estoy de acuerdo con la legalización”, dijo. “En Viedma tenemos amigos que son vecinos cannabicultores, y así como algunos producen vino o cordero, otros cultivamos plantas para fumar”. 

Gabriel Jinkus, abogado e integrante del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica, afirmó que “año a año, con el crecimiento de la Marcha, se está demostrando que esto merece una institucionalización con una ley que nos permita a todos disfrutar de la planta tanto en su rol de esparcimiento como medicinal”. 

Facundo Rivadeneira, de la Agrupación Cogollos del Oeste, sostuvo que hay que informar a la gente, ya que hoy creció la aceptación social pero hay sectores en donde es difícil llegar, en donde aún permanece el estigma.  ”Somos usuarios: no somos ni enfermos ni delincuentes. Utilizamos una sustancia como otras personas toman café o fuman tabaco”.

El Concejo Municipal dijo presente y marcó la cancha

Si de saltos en calidad se trata, ayer en Rosario se vio un primer avance concreto, político y local de apoyo a la no penalización de la marihuana. El concejal y presidente del Palacio Vasallo, Miguel Zamarini, se subió al escenario y ante una multitud abrió las puertas del Concejo para discutir y asumir responsabilidades y compromisos en lo que a drogas respecta. Entregó, además, una declaración a favor de la no penalización del consumo, que lleva las firmas de doce concejales de distintas bancadas:  Martín Rosúa, Manuel Sciutto, Viviana Foresi,  Miguel Cappiello, María Eugenia Schmuck, Sebastián Chale, Daniela León, Aldo Poy y Carlos Comi.

“Estar acá es una obligación y compromiso con la ciudad y los jóvenes. Hay que estar en los temas más complejos sin especular si te conviene o no. Y este tema es de una complejidad tremenda, y genera preocupaciones importantes en la ciudadanía, que a veces no está bien informada”, declaró Zamarini. El concejal socialista hizo hincapié en la coyuntura local, advirtiendo que a pesar de la presencia de Gendarmería y destrucción de búnkers, la problemática social de consumo y adicción no desaparece. “La gente se preocupa por el consumo de la marihuana. Pero nosotros queremos advertir que los chicos van al mercado peligroso e ilegal, que los chicos consumen las porquerías que se venden en búnkers”.

La propuesta de Zamarini fue comenzar a hablar de salud, prevención y adicción, y abrir los espacios del Concejo para que la ciudadanía discuta y asuma la responsabilidad y el compromiso de informar que el problema de la droga está en el gran negocio que conlleva. “El Concejo tiene que estar presente en los temas de gran importancia para los ciudadanos. Hay que preocuparse por esto, por las mujeres que mueren por abortos clandestinos, porque a las minorías sexuales no se le respetan los derechos, por las mujeres que no están en un plano de igualdad con los varones y por los chicos que padecen las consecuencias de la represión por consumir marihuana. Son los más jóvenes los perseguidos, detenidos y muchas veces golpeados”.

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