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Estreno

Un neogrotesco con vista al río

Carla Saccani dirige a Mónica Toquero, Juan Carlos Capello, Marita Vitta, Macu Mascía, Marco Cettour y Lionel Fuentes en “Tenerlo todo”, obra de Sebastián Villar Rojas y Vanesa Gómez sobre el ascenso y la caída de una familia rosarina.


Hay una forma de energía creativa que une el trabajo y la militancia de los prolíficos creadores locales Carla Saccani y Sebastián Villar Rojas. Los dos son dramaturgos y directores, los dos se posicionaron en los últimos años a la cabeza de una nueva generación de teatristas rosarinos, pero sobre todo, los dos sostienen una relación dialéctica basada en la coherencia entre la ética y la estética. Ese recorrido en paralelo de ambos, finalmente, se juntó en un proyecto. Se trata del estreno de Tenerlo todo, singular mixtura entre la pluma de Villar Rojas, aquí en coautoría con Vanesa Gómez, y un fluir escénico efervescente y arrollador que Saccani viene desarrollando desde su recordada versión de Fraternidad, de Mariano Moro, estrenada en 2011.

Tenerlo todo, que se conocerá mañana a las 21.30 en la sala Caras y Caretas (Corrientes 1518), cuenta con las actuaciones de Mónica Toquero, Juan Carlos Capello, Marita Vitta, Macu Mascía, Marco Cettour y Lionel Fuentes (también a cargo de la música original), con asistencia de dirección y diseño de luces de Emmanuel Alanis, escenografía de Jorge Nieto y vestuario de Agustina López.

Se trata de una comedia brillante algo agrotescada que cuenta la historia de una familia humilde cuyo hijo menor, Brian, asciende repentinamente en la escala social y le compra a sus padres un piso de lujo en una de las imponentes torres que dan al río en la costa local. Esa familia de “nuevos ricos” se reúne a celebrar la inauguración de ese súper departamento. Brian, devenido recientemente en empresario gastronómico, demora en llegar. Mientras tanto, una visita inesperada trae jugosas noticias del barrio que los Giovanetti acaban de dejar atrás y en el que, últimamente, sólo se habla de ellos. Perderlo o ganarlo todo será el destino que se juegue en pocos minutos si optan por seguir “subiendo” cueste lo que cueste.

La trama pone en escena el tema del boom inmobiliario en Rosario con todos sus matices y controversias en un tono humorístico. Los personajes son los padres de Brian, Mabel y Héctor, Rita, una vecina entrometida, Sol (Sheila) la esposa de Brian, y Marichu, la hermana mayor del supuesto “empresario” pizzero.

“El gran desafío del grotesco es que lo que pasa en la escena ocurra también en el público; que suceda lo mismo, que esa sensación tan singular y potente se apodere de la cabeza y del cuerpo del espectador, que además es el gran desafío que venimos afrontando en los últimos años: que las escenas y el teatro no ocurran sólo en el escenario sino que también acontezcan en los espectadores; la idea está en que la risa y lo dramático estén presentes en la platea”, adelantó Saccani acerca de este nuevo desafío al que enmarca dentro de la estética del neogrotesco.

“Este texto surgió el año pasado para el Concurso de Dramaturgia de la Comedia Municipal Norberto Campos. Y trabajamos a partir de la impronta de una familia que, a diferencia de la lógica que de algún modo impuso en el teatro contemporáneo La omisión de la familia Coleman (de Claudio Tolcachir), pensamos en trabajar con la familia ya no «disfuncional» sino más bien a partir del concepto de familia más tradicional, la de la sociedad moderna o industrial que sobrevive, anacrónica y extemporáneamente, pero sin embargo aún activa y con expectativas de ascenso social. Es decir: es un sector que mantiene vivas y flameando todas las banderas del deseo de ascenso social pero en un contexto en el que ese ascenso ya no puede hacerse por derecha. Allí se produce una fricción que es muy interesante para tratar en el teatro, que va entre esas expectativas y la imposibilidad de alcanzar ese lugar por los medios legales, por la «ley del padre», en el sentido de lo correcto o de lo que debe ser, de lo que establece el mandato”, analizó Villar Rojas. Y agregó: “En esta obra están planteados los rasgos de la sociedad moderna; es una familia que quiere «ser normal», que pretende adaptarse, que quiere dejar de ser de clase baja para pasar a ser de clase media alta pero como les falta para eso, genera saltos al abismo”.

Misma obra, otro país

El proyecto de Tenerlo todo surgió sobre finales del período kirchnerista. Claramente, y por diversas variables imposibles de despegar de todo proceso creativo, el cambio de paradigma de país, con Mauricio Macri en el gobierno, granjeó huellas en el recorrido del montaje, dejando en claro que es la misma obra pero en otro país. “Fue muy paradójico lo que pasó, porque este proyecto aparece en medio de un paradigma político previo, data de 2014-2015. Inevitablemente, esta obra que estrenamos no es la misma que la que hubiésemos estrenado con un país más parecido al anterior; hay cosas del material que se resignificaron, más allá de que la familia es una temática que siempre aparece tanto en las obras que escribí como en las que dirigí. Me refiero a la relación entre los hermanos y los vínculos con los padres. Y con este texto, encontré otras cosas para contar. Por ejemplo: qué pasa con la ilegalidad dentro de una familia y qué pasa con esa familia en relación con el contexto social al que pertenece, sin juzgar ese ascenso social, sin juzgar a esos personajes”, detalló Saccani, que completó: “En este deseo del ascenso social, no sólo suben al piso 21 de la torre con vista al río en el que viven, sino que el planteo, de algún modo, se retuerce sobre esta idea del ascenso, porque sin contar el final, la obra termina con un ascenso bastante esperpéntico y delirante”.

“Esta obra –completó la directora– no pretende copiar «la realidad» fielmente, ni esbozar un planteo naturalista. Sí presenta una versión propia sobre la ciudad, con todo lo que Rosario implica: su gente, trabajadores y no trabajadores, sus poderes, sus debilidades, sus medios de comunicación y de transporte, sus diferentes vecindades, su particular y obsesiva relación con la cultura, su narcotráfico, su propio boom inmobiliario, sus vencedores y vencidos”.

Mixturas y singularidades

En los últimos años, Carla Saccani ha puesto mucho de su energía creativa en el proyecto pedagógico y de investigación que comparte con Marina Lorenzo, el Laboratorio Teatral Saccani-Lorenzo, espacio del que participan cuatro de los ocho creadores que integran el montaje de Tenerlo todo. “Hay un intercambio de generaciones de actores en formación con otros más experimentados, y grupalmente, este trabajo ofrece una mixtura muy interesante. Y casi como una condición, vuelve a aparecer el travestismo como en varios de mis trabajos (Fraternidad, Caperucita, un espectáculo feroz). En la actualidad, podría decir que no entiendo el teatro sin esta variante; me parece que aporta algo singular: hombres que hacen personajes femeninos, mujeres que componen personajes masculinos, algo que aparece en el teatro de todos los tiempos y que de algún modo me interesa rescatar y resignificar en el presente”.

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