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Un mundo vecino y extraño

La muestra fotográfica “Bichos”, de Javier Martínez, sorprende en cada trabajo con la cercanía y los detalles que revelan la identidad de cada insecto, conocido y desconocido, por su tamaño.

sociedad

Por: Luciana Sosa

Una de las maravillas de la fotografía es aquella imagen que hemos visto miles de veces, pero nunca observamos. La fotografía muestra en detalle, o desde otra óptica, la realidad de la que se forma parte o bien aquellos objetos o lugares que se desconocen. En esta oportunidad, el detalle es el protagonista. Hasta el 17 de mayo (de 8 a 20) se podrá ver y disfrutar la muestra fotográfica Bichos, de Javier Martínez, en el Centro Audiovisual Rosario (CAR, Chacabuco 1371).

 Las macrofotografías de Martínez reúnen decenas de insectos posando para la lente. Aquellos bichos vistos a diario y que muchas veces se intenta sacar del camino, se podrán ver en estas fotografías de una manera increíble, con su anatomía a pleno.

“Los invito a detenerse unos minutos en medio de la vorágine cotidiana de este mundo salvaje, a observar más de cerca a los pequeños monstruos que nos rodean. Algunos nos pican, otros nos molestan, pero vistos más de cerca nos pueden apasionar”, dijo Martínez sobre el fin de esta muestra.

En diálogo con El Ciudadano, el fotógrafo explicó que la seducción de la macrofotografía consiste en la aproximación de la lente en el objeto a retratar; inclusive comentó que recorrió gran parte del mundo mientras trabajó como agente de viajes, a lo largo de 22 años. “Viajé por Europa, el Caribe y toda la Patagonia y me traje recuerdos de cada lugar en mi cámara. De todas formas, a cada uno que se sorprende con mis fotos de bichos, les digo que puedo mostrarles mis fotos en Kenia y Tanzania, pero los bichos del jardín de mi casa en Funes tienen igual o mayor encanto que esos paisajes”, sostuvo.

Javier Martínez también colabora en el trabajo que realiza María Esther Linaro en Mundo Aparte, la reserva ecológica de Sorrento al 1500 que rescata animales en cautiverio y centenares de árboles autóctonos entre frutales, aromáticos y otros ejemplares.

—¿Qué se descubre con la macrofotografía y sus detalles?

—Descubrí un mundo que te rodea. La gente pasa por alto un mundo completamente distinto al nuestro y que forma parte del nuestro. Uno no toma conciencia de ello hasta que lo ve, lo conoce. Para mí fue algo increíble acercar la lente a una araña y que te esté mirando con ocho ojos, o ver a un cascarudo cubierto de pelos. Es el mismo que emana un olor terrible si lo pisás, pero lo pude ver como nunca lo había visto. Es algo maravilloso también ver la espalda de una abeja cubierta de polen, o a otra comiéndose una araña. Inclusive, no sabía que hay infinidad de variedad de alguaciles, con distintos tipos de alas, de colores, de cuerpos; de chico siempre vi el mismo que, en conjunto, anunciaba lluvia.

—¿Hay una investigación previa de aquellos objetos que querés retratar?

—En realidad no suelo investigar mucho lo que fotografío, pero lo hice con los colibríes. Me impresionan estos pájaros y averigüé sobre su comportamiento, qué tipo de flores les atrae, dónde hacen sus nidos. De hecho, tengo fotos de una madre colibrí alimentando en la boca a su pichón. En esos casos me tengo que preparar para saber cómo disponer de la lente y tener la foto que quiero.

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