El Hincha

Un lunes diferente

No hay demasiado tiempo para deternerse en lo que pasó durante el fin de semana con los equipos de Primera de Rosario. Pero tampoco se debe dejar pasar lo que fue una buena jornada de fútbol en donde hubo un factor en común, recuperaron la identidad. La confianza, la fe, y más allá de los resultados obtenidos dejaron la impresión que se puede mejorar.

Newell’s ganó el partido que tenía que ganar

Roberto Sensini una vez terminado el partido pidió que se analice el resultado por encima del funcionamiento. Sin embargo ambas cosas van de la mano. Newell’s tuvo autoridad, jugó bien y ganó merecidamente ante un rival muy bravo. Terminó apretado es cierto, pero también lógico. Esta vez Sensini leyó bien el partido y metió los cambios en el momento justo.

El juego de Achucarro lo hacía insostenible en cancha, Núñez y sus ganas trajeron la solución. Primero gestando su gol, con una grandiosa media vuelta, y luego capturando un despeje horrible de Barraza para asistir a Boghossian. Claro que la cuestión no se limita a una actuación individual, Newell’s jugó colectivamente como un equipo agresivo. Formica y Sánchez Prette, formando un doble enganche, pidieron la pelota una y otra vez. A veces salió bien, otras no. Pero eso no fue lo más importante, porque sirvió para distraer a un equipo muy ordenado como Banfield.

Defensivamente puede apuntarse como largo el rebote que da Peratta en el gol del taladro, pero su jugada salida en la última bola tras centro de Luchetti abortó cualquier intento desesperado por empatar de la visita, eso lo hace un arquero valiente.  Alayes y Schiavi  tienen  la espalda suficiente como para soportar las interminables torpezas del chaqueño Insaurralde, quien debió ser expulsado por Beligoy. Y Bernardi es el termómetro del equipo en mitad de cancha. En suma, Ayer Newell’s fue parecido al que peleó el campeonato hasta el final. Y por eso le ganó a Banfield.

Central recuperó la fe en su juego

La semana previa al partido ante Colón fue traumática para la familia canalla. El presagio de derrota se masificaba entre hinchas y dirigentes, y en el medio Cuffaro Russo y sus jugadores. El lunes arrancó con restricciones para hablar con la prensa, y así una serie de decisiones que dificilmente hayan tenido que ver con el rendimiento del equipo, pero si fue así, bienvenidas las mismas porque Central jugó bien. Es cierto que sumó un puntito y eso es muy poco, casi raquítico. Pero recuperó la fe por el juego, inquietó a Colón y contó con el as de espadas que tanto esperaró, Lucho Figueroa y su cabezazo salvador.

Claro que para dimensionar el punto conseguido en el bravo reducto sabalero es perentorio derrotar mañana a Arsenal, ya no hay mucho tiempo para analizar formas, sino resultados. Y en ese rubro es uno de los dos equipos (el otro es Atlético Tucumán), de un total de 20, que todavía no ganó. Funcionó muy bien Gervasio Núñez, los espacios fueron fundamentales para que el los recorra con gran capacidad. Su pegada, además, asistió con un centro a Figueroa para ejecutar su cabezazo goleador.

Además Central fue confiable en el fondo, muy firme a la hora de no dejarse atropellar por el ímpetu de Colón. Jugó de igual a igual, y eso puede ser lo que haya sorprendido a uno de los punteros que tiene el fútbol argentino. Parecía que Colón iba a meterle miedo, pero no fue tan cuco. Y bien pudo ser triunfo de Central con un poco más de decisión. O definición, en la jugada de Núñez y la débil ejecución de De León. También pudo ser derrota por el remate en el poste de Fuertes, sobre el final. Pero, por encima de los detalles, Central se recuperó en Santa Fe. Pero, para que le dan el alta, al menos en forma provisoria, debe ganarle a Arsenal.

Comentarios