Dicen que cuando pensaron en escribir un libro lo plantearon como un objetivo de lucha y no como “un edulcorado relato de lo que pasó”. No sólo para que se comprendan “las raíces profundas que hacen que las cosas pasen” sino también para “hacer oír la palabra propia y sus sueños plebeyos”. Y lo hicieron. “Soldaditos de nadie. Jere, Mono y Patóm: crónica de una lucha” saldrá de la imprenta el próximo 26 de agosto con una primera edición de 800 ejemplares. Pero todavía falta un paso más: la financiación. Para ello, el Movimiento 26 de Junio del Frente Popular Darío Santillán lanzó una original campaña de recaudación de fondos junto a Puño y Letra, una editorial independiente que autofinancia sus publicaciones y que ya juntó la mitad de lo que se necesita para dar vida al proyecto, que va a ser presentado en todo el país.
“Con tu aporte solidario nos ayudás a que esta publicación llegue a las calles. Nos acompañás en la lucha por Justicia”, anuncia el sitio web pylediciones.com.ar donde están las instrucciones para realizar colaboraciones económicas que son resarcidas con calcomanías, remeras, afiches, señaladores e inclusive el libro próximo a publicar.
La temática aborda el triple homicidio conocido como Masacre de Villa Moreno, que tuvo lugar en ese barrio periférico de la zona sur durante los festejos del año nuevo de 2012. La ejecución de Jeremías Trasante, de 17 años, Claudio Suárez 19, y Adrián Rodríguez de 21, todos militantes barriales del M-26, ocurrió en la canchita de fútbol de Presidente Quintana y Moreno cerca de las 3 de la mañana del 1º de enero de 2012. Las más de 30 balas que ensangrentaron la celebración fueron el corolario de otros dos ataques a tiros en la zona en el marco de la lucha territorial de bandas narcos.
El primero tuvo como víctima a Facundo Osuna, que el 29 de diciembre de 2011 fue atacado a tiros en la puerta de su casa de Dorrego al 4100. Recibió ocho plomos en las piernas que habrían sido disparados por Maximiliano Rodríguez, alías Hijo del Quemado, y Jeta, entonces menor de edad. Tres días después y a pocas cuadras del lugar, Maxi fue emboscado y atacado a balazos a bordo de un BMW que conducía junto a su novia y una amiga. Su llegada al Heca con un tiro en la cabeza enfureció a su padre, quien está acusado de abandonar el hospital esa misma madrugada y dirigirse al barrio junto a otras cinco personas para vengarlo. Jere, Mono y Patóm fueron acribillados tras un breve interrogatorio sobre el paradero del Negro Villalba, sindicado agresor de Maxi. La misma violencia terminó meses más adelante llevándose la vida de Osuna y del hijo del Quemado.
Memoria y lucha
La militancia barrial, las organizaciones sociales, los amigos y familiares de los tres chicos asesinados lograron, a través de la lucha levantada tras la Masacre de Villa Moreno, hacer visible una realidad que no comenzó ni terminó con los asesinatos de Jere, Mono y Patóm: la del negocio millonario de la droga, la connivencia policial, el lavado de dinero y la falta de políticas de inclusión que se esconde detrás de los cientos de pibes de barrio muertos en crímenes caratulados como “ajustes de cuenta”.
En diálogo con El Ciudadano, el referente del M-26 Pedro Salinas dijo que “la primera victoria parcial o hecho positivo tras el profundo dolor del asesinato de nuestros compañeros fue que a partir de la lucha que emprendimos se pudo visualizar la problemática estructural del narcotráfico y el nicho de complicidades que genera, como las vinculaciones policiales y los conglomerados empresariales que blanquean esta economía delictiva”. También agregó que están “más que satisfechos con el proceso judicial” que derivó en las detenciones y procesamientos de cinco personas por homicidio doblemente agravado, además de tres policías entre los que hay un ex inspector de zona.
Para Salinas, los logros obtenidos a través de la visibilidad que se le dio al conflicto están íntimamente ligados a la detención del ex jefe de Policía Hugo Tognoli por su presunto vínculo con bandas narco, y con la actual megacausa que investiga a la banda Los Monos por la que ya hay seis policías de alto rango tras las rejas. “Entendemos que el triple crimen generó un punto de inflexión en la provincia y sería muy difícil que sin la lucha emprendida se ordene la detención de un Tognoli. Pero no dejamos de marcar que lo que está pasando con Los Monos parece más un fuego de artificio que otra cosa y nos hace preguntar por qué ahora, si más de cien muertes en los contornos marginales nunca ameritaron la agilidad de sectores del Poder Judicial ni del elenco ejecutivo provincial”, dijo el joven militante tras responderse solo: “Los que les da agilidad es la secuencia de muertes vinculadas al narcotráfico que se dio con mucha impunidad en pleno macrocentro rosarino. Lo que era imposible y poco verosímil resolver mandando al barrio Las Flores una topadora, el interesado estigma que se intenta montar en zonas determinadas como de combate al narcotráfico, territorializando así una nueva injusticia en nuestros barrios”, concluyó.
“Las víctimas presentes”
Soldaditos de nadie. Jere, Mono y Patóm: crónica de una lucha es un libro compuesto por diferentes artículos de opinión, material audiovisual, recopilaciones de comunicados de prensa del Movimiento 26 de junio y un anecdotario. Según el militante Pedro Salinas, quien escribe el epílogo, colaboraron del mismo el periodista Carlos del Frade, la abogada Jéssica Venturi, de la Juventud Darío Santillán a nivel nacional, y Nadia Fink de la revista Sudestada. Se anuncia como “un libro de los de abajo que nos permite echar un vistazo comprometido a lo que a las claras constituye el hecho político de mayor relevancia para la ciudad de Rosario en los últimos años. Un libro para que mientras sigamos luchando, las víctimas de la violencia y la impunidad sigan presentes”. Puño y Letra se autodefine como “editorialismo de base” y aclara que ser independiente los coloca ante el desafío de autofinanciar sus publicaciones e invita a colaborar: “Un aporte económico deja de entenderse como una acción despojada de politicidad: es una acción política”.
La idea de la publicación estuvo inspirada en “Dignidad Piquetera”, la obra que hace una reconstrucción histórica de la masacre de Avellaneda, donde fueron ejecutados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, hecho que marcó el fin del gobierno de Eduardo Duhalde y dio inicio al Frente Popular.
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