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Un juego de homenaje a la guerra de Malvinas que levantó polémica

Por Agustín Aranda.- Dattatec, una empresa rosarina, lanzó un videojuego ligado al conflicto bélico entre Argentina y el Reino Unido.


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El morbo de alguna película, libro o cualquier otro formato “basado en una historia real” es poco superable por otros condimentos a la hora de cocinar productos del entretenimiento que vendan. En las vísperas de un nuevo 2 de abril –Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas–, esta lógica mercantil de producción llevó a una nueva polémica. Dattatec, una empresa de alojamientos de páginas web rosarina, lanzó un homenaje en forma de videojuego ligado al conflicto bélico entre Argentina y el Reino Unido, que aún posee, en el plano diplomático, continuidad. Se trata de un mapa para el popular juego en primera persona Counter Strike, versión Source. Con una descarga gratuita, posibilita al jugador ponerse en la piel de soldados argentinos o ingleses y batallar. Pasaron 31 años del último combate bélico perpetrado por fuerzas militares argentinas. El doloroso desarrollo y saldo es conocido. La pregunta es: ¿es momento para un homenaje lúdico? Como antecedente inmediato, una empresa yanqui creó en 2009 un juego similar pero con la guerra de Irak. Llevó el nombre: “Seis días en Faluya”.

La polémica se desató ayer tras las declaraciones radiales del referente de Dattatec, Fernando Llorente: “No es un juego en el que se recuperan las Malvinas. Es un juego de guerra para eliminar al otro bando. No se basa en una falta de respeto. Es una forma de recordar a los caídos”. El trailer que promociona la descarga del mapa (disponible en http://juegos.dattatec.com/malvinas) está musicalizado con el himno argentino y sobreimpresos revisionistas como “1982 – Cuando los argentinos se enfrentaron contra ingleses para recuperar la soberanía de sus islas Malvinas”. “Entendemos si alguien lo malentiende pero no fue la intención”, deslizó Llorente en contacto con LT8.

De aliens a soldados

El primer juego en primera persona, donde la pantalla iguala al jugador en la visión del personaje que corre de aquí para allá con una pistola o cuchillo, se llamó Doom y salió a principio de los 90. En el mismo el usuario llena los borceguíes de un soldado en el espacio exterior que debe combatir con monstruosos extraterrestres y mutantes. Años más tarde, la compañía Valve sacó un juego intergaláctico similar llamado Half Life, donde el protagonista era un científico, condición que no impidió que también empuñara una 9 milímetros. En el cierre del milenio, Half Life sirvió de base para el pionero de videojuegos en primera persona bélico entre humanos: Counter Strike (“Contrataque” en inglés). El plusvalor que varios jugadores podían compoartir un mismo escenario virtual. La década pasada, en pleno boom de los hoy casi extintos cibercafés, los monitores devolvían estallidos de balas en rojo a las cabezas con auriculares (con micrófono incorporado) de adolescentes (y no tanto) en todo el mundo. Rápidos, los desarrolladores de videojuegos de la competencia lanzaron el Call Of Duty, que ambientó las peleas virtuales en Bélgica, Rusia e Italia, todos espacios emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial. Los pibes podían jugar a ser ingleses y norteamericanos o nazis.

Otro juego similar emergió de la película “Salvando al soldado Ryan” (Steven Spielberg 1998): Medal of Honor, también ambientado en la guerra entre el Eje y los Aliados. Hace tres años, renovó sus mapas e incorporó la geografía de Afganistán para permitir jugar a ser terrorista o contraterrorista. Pero en la era donde el productor y el consumidor comparten las mismas herramientas, esto cambió. Las compañías y los fanáticos crearon sus propios “mods”, modificaciones sobre el juego, entre ellas, nuevos escenarios. Entre otros, la guerra civil española y otros cómicos: el mundo de Supermario, el fontanero de Nintendo; o de los Simpsons, la animación de Matt Groening. Para el Counter Strike también se puede descargar un mapa de la vecindad del Chavo del Ocho, la eterna serie protagonizada por Roberto Gómez Bolaños.

Versión local

En el nuevo mapa modelo Malvinas posee una estructura de asalto en la que dos bandos –terroristas y contraterroristas comúnmente conocidos como “los policías”– se enfrentan utilizando armas blancas, cortas y de calibre grueso. El bando argentino, que ocupa el lugar de los policías, comienza la partida dentro del Cementerio Argentino. Los ingleses, el equipo terrorista, arrancan desde su base en Puerto Argentino. El combate se desarrolla en lugares virtuales que reflejan espacios reales y conocidos como el Penguin News, el banco, la catedral de Stanley y una fábrica. Según explicó Fernando Llorente, la réplica en bytes salió de un viaje realizado por el gerente de la empresa en 2012. En homenaje a los 30 años de la guerra, Dattatec creó un sitio web en el que se podían dedicar mensajes a los 649 soldados argentinos que murieron en las islas. Guillermo Tornatore, gerente de la empresa, viajó a Puerto Argentino y enterró en el cementerio de Darwin una botella con un pendrive en que se almacenaban las dedicatorias. Tornatore estuvo acompañado por el suboficial retirado de la Fuerza Aérea Juan Carlos Luján, quien piloteó un Hércules durante la guerra.

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