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Un inventor enfrentado virulentamente al modo de vida norteamericano

En “La Costa Mosquito” un hombre visionario e idealista, harto de la civilización, decide dejar Estados Unidos y mudarse con su mujer y sus cuatro hijos a una aldea indígena con el fin de construir de cero una nueva sociedad utópica


Si bien no es precisamente un proyecto arriesgado en su propuesta, cuanto menos, La costa Mosquito, la nueva apuesta de Apple TV, es una idea de características bastante singulares. Obviamente se trata de una nueva adaptación de la novela homónima de Paul Theroux publicada en 1981, y llevada al cine por Peter Weir cinco años después con guion de Paul Schrader.

En aquella endeble versión, protagonizada por Harrison Ford, Helen Mirren y River Phoenix, el relato se mantenía más cerca del libro original. Aquí, en la serie, el asunto cambia, tomando al libro como base para actualizar y desarrollar algunos de sus planteos desde otra perspectiva, más cercana, en lo que va emitido, al thriller y a la acción.

Entre los promotores de este proyecto se encuentra su protagonista, Justin Theroux, recordado por su impecable composición para la gran serie The leftovers. Theroux, quien además de encarnar al protagonista de La costa mosquito oficia como productor ejecutivo de la serie,  es el sobrino de Paul Theroux, el escritor de la novela.

Un thriller de acción

Esta “Costa Mosquito” parece, si cabe utilizar estas categorías propias del vaciamiento y la repetición cinematográficas, una suerte de “precuela” o incluso de “reinicio” de la historia original. Los primeros capítulos desarrollan, con intensidad, el contexto del drama familiar y la vertiginosa caída libre en la que el padre arrastra a su esposa e hijxs.

Viven bajo falsas identidades, y de cuando en cuando, al ser encontrados por el gobierno, deben emprender la huida. Los motivos de la fuga constante se mantienen (de forma muy forzada) ocultos, jugando a ser uno de los enigmas centrales de esta temporada. Al comenzar la serie nos encontramos en uno de esos momentos.

Tienen que huir nuevamente, y todo se desata vertiginosamente y con intensidad, entre persecuciones, choques y tiroteos. Sí, hasta ahora, es un thriller de acción.

Territorio de deshechos, de basurales montañosos, de shoppings tomados por indigentes

En los primeros capítulos, la Costa Mosquito del título es un horizonte aún apenas atisbado lejanamente en la tensa huida de la familia. El foco, en primera instancia, está puesto allí, en la dramática situación familiar generada por el posicionamiento radical de Allie Fox, un inventor enfrentado virulentamente al modo de vida norteamericano y a las fatalidades de la norma consumista.

Arrastrando un hecho del pasado (no dicho) que lo ubica fuera de la ley como un fugitivo, Allie mantiene tiránicamente a su familia en una situación siempre límite. Siempre al margen, siempre en fuga, siempre al borde de la indigencia. Viviendo por fuera incluso de los modos de vida asociados al uso de dispositivos tecnológicos y a las coacciones de la cultura popular (ni cine ni músicas).

La Norteamérica de la costa Mosquito es un territorio de deshechos, de basurales montañosos, de shoppings tomados por indigentes, que parecen un escenario postapocalíptico, y de desiertos militarizados. En el medio de ese mundo injusto y decadente, Allie Fox es una especie de activista radical cuyos lógicos argumentos se convierten en el fundamento de un brutal hostigamiento familiar que termina en una fuga violenta hacia la costa del título.

El peligro del discurso, allí, es hacer bascular livianamente todo el peso del posicionamiento antisistema del personaje hacia el lado estigmatizante de la locura y la brutalidad, sin alcanzar un grado de problematización que deje todo en entredicho, expuesto en sus ricas contradicciones.

Por ahora, ese es un peligro que acecha  con firmeza, pero aún falta ver cómo se va resolviendo el tenso drama familiar y como van evolucionando los personajes (con un rol que se presume importante en la figura de la hija adolescente).

Fuga desplegada en el escenario del desierto

Aquí, La Costa Mosquito original se cruza con Running on Empty (Al filo del vacío, en Argentina), aquella película de Sidney Lumet protagonizada por River Phoenix, pero también con Breaking Bad, cuya estrepitosa caída libre resuena cada vez con más fuerza cuando la fuga se despliega en el escenario del desierto y la violencia irrumpe ya sellando la inevitable fatalidad de la caída libre.

El cóctel es atractivo y la realización general está muy lograda, buscando incluso un detallismo sutil y una sofisticación que, si bien no alcanzan a destacar, le otorgan al relato algún que otro momento notable.

Cuando Hulu apuesta por una ya vergonzosa e inviable cuarta temporada de The Handmaid Tale y HBO lanza en Mare of Easttown a una Kate Winslet asombrosa pero aún plagada de lugares comunes, La costa mosquito, cuanto menos, seduce y promete algo más.

Si bien parece tenderse hacia una puesta de acción desenfrenada y algo simplona, el cuidado de su realización y la intensidad dramática alcanzada tempranamente auguran la posibilidad de un crecimiento.

Como en otros casos, hay que ver de qué manera se desarrolla, y eso ya no es poco. Gran parte de la producción de series actual deja sentado, en los primeros minutos de su primer capítulo, que nada le salvará de su flagrante chatura.

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