Policiales

Brutal ataque en barrio Saladillo

Lo mataron mientras miraba el partido con amigos

Dos hombres encapuchados llegaron en auto a una casa de pasillo en Dinamarca 500 bis y sin mediar palabra acribillaron a balazos a un grupo de personas que se habían reunido para ver Argentina contra Francia. El saldo: un muerto y un herido grave. la cuadra ya fue escenario de hechos de violencia.


Los encapuchos no tuvieron piedad y acribillaron al grupo de amigos mientras esperaban el segundo tiempo. Foto: Juan José García.

Dos hombres encapuchados llegaron en auto a una casa de pasillo en barrio Saladillo y sin mediar palabra acribillaron a balazos a un grupo de personas que se habían reunido para ver el partido de Argentina contra Francia. La emboscada ocurrió cerca de avenida del Rosario y Circunvalación, en Dinamarca al 500 bis, una cuadra estragada en los últimos tiempos por la violencia vinculada con las disputas por el narcomenudeo, pasadas las 12.15, mientras las víctimas esperaban ver por televisión el comienzo del segundo tiempo del duelo de octavos de final del Mundial. Como saldo, Gustavo “Tato” Insaurralde, un hombre cuya edad no fue confirmada, fue ultimado en el acto por los múltiples balazos que recibió, mientras que dos amigos resultaron heridos, uno de ellos de extrema gravedad. En la casa había dos niños que resultaron ilesos y que presenciaron la agresión. El homicidio de Tato fue el tercero este sábado en Rosario, en una jornada marcada por la violencia letal.

Según el relato de vecinos, en el entretiempo del partido, un Peugeot 206 anaranjado con vidrios polarizados frenó frente a Dinamarca 555 bis, dos encapuchados bajaron, entraron y enfilaron hacia la primera vivienda a la derecha. Allí desataron una carnicería sin mediar palabras. Tato Insaurralde murió en el acto a raíz de múltiples disparos; César Samuel L., de 37 años, recibió un tiro en la pera, agoniza desde entonces en el Heca y los pronósticos no son alentadores, dijeron vecinos y fuentes oficiales. Franco O., también de 37, recibió un tiro en un brazo, lo atendieron en el hospital Provincial y se encontraba fuera de peligro. Dos chicos de alrededor de 12 años presenciaron el ataque y resultaron ilesos. Un reguero de sangre sobre el precario piso de hormigón del pasillo quedó como muestra de la ferocidad de los atacantes.

Foto: Juan José García.

 

El auto huyó a toda velocidad, dijeron voceros policiales. Indicaron que, más tarde, apareció estacionado en Lamadrid al 90 bis, en las inmediaciones del barrio Municipal. Cuando el Comando se acercó al vehículo, apareció un hombre, G. L., quien dijo ser el dueño del coche. Esta persona fue trasladada a la comisaría 15ª para que se le tomara declaración, dijeron fuentes de la causa. En el lugar no había cámaras de seguridad, un dato que al parecer tuvieron en cuenta los verdugos de Tato Insaurralde al abandonar el Peugeot.

Momentos después de la balacera, llegó al lugar la fiscal de Homicidios Georgina Pairola, con la Policía de Investigaciones y Gendarmería. “Se ordenó toma de testimonios, levantamiento de rastros y fotografía”, dijo un vocero judicial. Hubo altercados entre efectivos policiales y familiares de las víctimas que, aseguraron, debieron soportar el maltrato de las fuerzas de seguridad.

Juan José García

 

Ninguno de los vecinos que consultó El Ciudadano en la pintoresca cuadra de Dinamarca al 500 bis habló mal del hombre asesinado. Al contrario: lo mentaron como un trabajador y solidario que había llegado al pasillo hace unos meses y que siempre estuvo dispuesto a hacer favores. La mayoría de los presentes, mientras consolaba a la esposa de la víctima, afirmó que los atacantes “se equivocaron; el tipo no tenía nada que ver”. Claro que nadie dejó de mencionar que esa casa ya había sido escenario de violencia, la que vincularon con la actividad de una mujer y sus hijos, quienes ya se mudaron. “La cuadra a la noche es un ir y venir de remises”, dijo una vecina. Una referencia implícita al negocio del narcomenudeo.

En la misma cuadra, el 19 de abril pasado, fue ultimado a tiros Cristian “Moco” Reinoso, mentado como el mejor amigo del asesinado líder de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero. Los tiratiros lo rociaron de plomo, al parecer con una ametralladora, mientras corría a guarecerse a su vivienda, ubicada enfrente del pasillo donde este sábado ocurrió el crimen de Insaurralde. En esa casa cumplía arresto domiciliario su suegra, Gladis Barrios, tía de la pareja de Ariel “Guille” Cantero y encausada en el caso federal Los Patrones. Incluso un hijo de Moco, un niño de 9 años, recibió el rebote de una bala en el pie durante el ataque, mientras que la pareja de éste fue baleada en un pómulo. Después, los agresores descartaron el Fiat Siena en que habían llegado cerca de donde este sábado fue hallado el Peugeot 206. En el mismo pasillo donde ocurrió la balacera de ayer funcionó al menos desde 2012 un búnker atribuido a Guille.

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