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Un hogar para los sin techo retratado en un libro de fotos

En el porteño Centro de Integración Monteagudo conviven decenas de personas que salieron de la situación de calle.


sociedad

Walter Sangroni, un fotógrafo que retrató durante un año y medio las experiencias y vivencias en el Centro de Integración Monteagudo, está próximo a publicar La gran casa, un libro de fotografías que cuenta en imágenes la historia de ese espacio gestionado por la ONG Proyecto 7, que integran personas que vivieron en situación de calle.

El Centro de Integración situado en Monteagudo 435 de la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Parque de los Patricios, comenzó a ser dirigido por Horacio Ávila, referente de esa organización, desde abril de 2011.

Allí conviven unas 120 personas, y tras dos años lograron que más de 70 de ellas logren salir de esa situación de calle, convirtiéndose en inquilinos de sus propios hogares, a través de atención psicológica, médica, y también afectiva.

El centro cuenta con un equipo técnico de asistentes sociales y psicólogas, pero también ofrece diferentes talleres, y tiene dos proyectos que se autogestionan: el programa radial “La Voz de la Calle” y la revista Nunca es Tarde.

Sangroni, un fotógrafo de 30 años, dijo que buscaba “trabajar la problemática de la vivienda pero no sabía cómo encararla”. Y dio sus motivos: “No quería mostrar lo que vemos todos los días, es decir, las personas en la calle durmiendo”.

En este sentido, dijo que en encontró en el Monteagudo la posibilidad de mostrar también “la solución, o parte de ella”.

El libro, que para ser editado primero debe conseguir los fondos necesarios a través del portal www.panaldeideas.com, que busca el financiamiento colectivo de proyectos, aborda dos momentos en la vida del hogar: “El primero, la vida cotidiana del centro, es decir, el dormir, levantarse, comer, compartir las vivencias de 120 personas juntas”.

“Un segundo momento relata las distintas dinámicas del hogar, como los talleres culturales que se realizan, como el de radio o el de escritura, además de las peñas, y sobre todo, las asambleas, que se generan en un espacio de libertad”, explicó a Télam el fotógrafo.

“Me quedé durante un año y medio viendo el proceso inicial hasta que hoy ves otro Monteagudo”, dijo y agregó que su interés era ver “cómo esas ideas que se llevaban a las asambleas funcionaban en la práctica”. Describió: “Y me quedé ahí durante mucho tiempo, en los talleres, en las asambleas, a veces incluso sin la cámara de fotos”.

La selección de fotos y el prólogo del libro estuvieron a cargo de Horacio Ávila, el conductor del Centro de Integración Monteagudo, y también contiene cuatro historias de vida de personas que pasaron por allí, relatadas por la periodista María Sol Wasylyk.

“Siempre estuve interesado en la temática de la vivienda y por ejemplo, años atrás, cuando se sucedieron distintos desalojos en Constitución, trabajé sobre el tema compartiendo con las familias en los hoteles, y cuando sucedió lo del Indoamericano fui instintivamente”, destacó Sangroni.

También definió: “Cuando estoy en la calle y miro cosas que me interesan quiero aportar desde la fotografía, difundir lo que pasa, y cuando conocí el Centro Monteagudo vi que podía contar una problemática pero no desde el lado más duro, sino desde el relato de la dignidad, de ver que se puede levantar cabeza y salir adelante”.

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