Juan Aguzzi
El dueño de la fábrica de cerámicos Zanón era un italiano que comenzó a hacer negocios y a hacer crecer su empresa durante la última dictadura militar y luego continuó durante los gobiernos democráticos que vinieron.
En un momento determinado y sin causa aparente a la vista, decidió dejar sin trabajo a más de la mitad de sus empleados con el argumento de la crisis del país. Según lo que expresó el empresario, las opciones eran: reducir drásticamente el personal o cerrar la fábrica. En octubre de 2001, los obreros, luego de extensas e intensas asambleas tomaron la decisión de continuar produciendo pero sin su patrón.
Pronto el emprendimiento comenzó a tener una perspectiva de futuro muy prometedora que se tradujo en aumento de la facturación, creación de nuevos puestos de trabajo, y los alcances políticos de lo que al principio parecía más una aventura que cualquier otra cosa, fueron exponenciales y más amplios de lo que los trabajadores imaginaron. Fasinpat… es un documental dirigido por Danielle Incalcaterra que registra la organización de los obreros dentro de la fábrica y la evolución de la disputa legal fuera de ella.
Durante su desarrollo la autogestión aparece como la opción más viable y lo que permite a los trabajadores proyectar un futuro. El documental de Incalcaterra está planteado desde la convivencia que el realizador y su equipo tuvo con los trabajadores en lucha; experimentaron las vivencias de esos días aciagos y lo plasmaron con una premisa que subyace en todas las secuencias del film: que esas decisiones, las de la autogestión cooperativa son posibles y que su resultado pone de relieve su carácter liberador e identitario.
Registro en directo
Incalcaterra activa sus registros en momentos claves y puede así tomar la temperatura de los trabajadores votando en asamblea. De ese modo plasma la horizontalidad que comenzaba a darse en las relaciones de trabajo entre los compañeros en un implícito desconocimiento de jerarquías, y en planos cercanos destaca los gestos y actitudes cuando se discuten y luego se someten a la voluntad de la asamblea cuestiones nodales como el reparto de las utilidades.
¿Cómo es avanzar en esos reconocimientos de sus propios derechos?, ¿cómo reconocen los trabajadores estas conquistas que ellos mismos están dándose? >Fasinpat, fábrica sin patrón<, el documental, se liga de manera directa a esos procedimientos y hay momentos en que la transmisión de esas instancias involucran al espectador que siente que se encuentra entre ese fragor y que no hay cámaras mediando la distancia.
Fasinpat… utiliza tanto el registro directo como el sonido para representar estas actividades que resultan nuevas para estos trabajadores.
La música sirve para oponer los valores que representan los trabajadores y sus adversarios en el proceso legal, sobre todo en relación al intento de desalojo que también narra el documental: mientras los obreros aparecen representados con una melodía extradiegética, instrumental, dinámica y de ritmo intenso a la hora de preparar una manifestación, la llegada de los representantes de los dueños de la empresa se plasma a través de la misma melodía, pero con una rítmica mucho más lenta, casi con una connotación fúnebre como vinculando a esos personajes con la muerte de ese espacio laboral.
Intensidad visual y sonora
Uno de los mayores hallazgos del documental de Incalcaterra es justamente la pericia para poner en evidencia el descubrimiento que hacían los trabajadores de sus propias posibilidades: ¿Cuáles eran estas posibilidades?, la más importante y que genera un verdadero estallido de plenitud entre los participantes de una de las asambleas, es que eran verdaderamente competitivos en su forma de producción aun teniendo en cuenta las reglas de juego negativas del neoliberalismo, porque habían reducir el costo eliminando el costo empresario, que descubren que era fabuloso, es decir, pudieron demostrar el carácter parasitario y anacrónico del costo empresario a través de respuestas colectivas.
Caer en la cuenta de que ese era su potencial se deduce de un montaje ágil que privilegia encuadres que dan una idea acabada sin que nada necesite decirse explícitamente.
La experiencia atípica de estos obreros en la idea de cooperación laboral y sus resultados exitosos en lo económico y social generó una enorme repercusión mediática, al punto que se convirtió en un caso que interesó a observadores internacionales y a documentalistas de todo el mundo además de cineastas locales.
A poco de estallado el conflicto, llegarían a Neuquén delegaciones cinematográficas y periodísticas de Bulgaria, Estados Unidos, Francia, Italia, España. Pero sin duda el film de Incalcaterra es una propuesta fílmica de intensidad visual y sonora y que singulariza el discurso de los trabajadores que convierten la fábrica Zanón en una cooperativa a través de sus propios testimonios mientras narran sus historias y la historia que ahora viven.
Libertad de movimientos
Sobre la decisión de contar la historia de resistencia de estos trabajadores en los años de esa Argentina turbulenta, Incalcaterra señaló: “Fasinpat… es una parte de un largo viaje por el interior del país –durante los meses que precedieron a las elecciones presidenciales de 2003 en Argentina– con una camioneta, acompañado por un ingeniero de sonido y un editor que, con una computadora portátil, premontaba las secuencias.
Una libertad de movimientos que me ayudó a escoger las etapas para rodar la película. El declinar del sistema político, la lenta pero inexorable desaparición del Estado del territorio y los centenares de kilómetros que separan los centros habitados de estos lugares generan una proliferación de modos de vida experimentales. Permiten la creación de enclaves de libertad, de zonas autónomas, anárquicas.
Son zonas donde los individuos se juntan para resolver sus problemas más inmediatos, y al mismo tiempo crean espacios de libertad, de lucha, de nuevas ideas”. Sin dudas, eso está plenamente revelado en este documental.
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