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Un escenario de guerra en favelas de Río de Janeiro

Las tropas tomaron un reducto de traficantes en la zona norte de la ciudad brasileña. Suman 30 muertos.

Un clima bélico, con decenas de autos incendiados y estallidos de bombas caseras, se vivió ayer en la favela de Vila Cruzeiro, en la zona norte de Río de Janeiro, donde media docena de tanquetas bajo dirección de la Policía militar ingresó y reconquistó el área bajo control de traficantes. Cientos de integrantes de las bandas de narcos huyeron hacia otra de las favelas conocida como Complejo del Alemán. Hasta la tarde de ayer se contaban 30 personas muertas tras cinco días de enfrentamientos, y 153 detenidos.

El subjefe operacional de la Policía Civil, Rodrigo Oliveira, dijo en últimas horas de la tarde de ayer que la favela Vila Cruzeiro quedó bajo control del Estado, con policías y militares ocupando el lugar “por tiempo indeterminado”, según la red O Globo.

Vila Cruzeiro está ubicado en la zona norte de Río de Janeiro, la más pobre de la ciudad,  y en donde se encuentra la mayor parte de las 980 favelas en las que viven, en total, unos 2 millones de habitantes. Ayer, la zona estuvo otra vez bajo un fuego cruzado entre fuerzas policiales –un total de 17.500 agentes– y bandas armadas de narcotraficantes.

En un despliegue sin precedentes, seis tanquetas con orugas y equipadas con ametralladoras calibre 50 se posicionaron en la entrada de la favela en el barrio de Penha, en donde según las autoridades se atrincheraron los delincuentes.

El número de muertos puede aumentar considerablemente, puesto que la Policía todavía no había divulgado ayer los datos sobre la invasión de este barrio marginal en el que viven cerca de 240.000 personas, y que estuvo sometido a varias horas de intensos tiroteos.

De los 30 muertos contabilizados, 19 ocurrieron anteayer y cuatro de ellos en una operación del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (Bope) en Vila Cruzeiro. Sin embargo, entre las víctimas aparecen casos como el Rosangela Barbosa Alves, de 14 años, muerta de un disparo por la espalda durante la incursión de los efectivos del Bope, tropa de élite de la Policía militar de Río de Janeiro.

La guerra entre los criminales y las fuerzas oficiales se extendió además a 28 favelas, en la cual perecieron 15 personas. El objetivo del operativo, que no tiene previsión de finalización, es “asumir (el control de) el territorio nuevamente. (Territorio) que fue tomado por el tráfico”, remarcó un vocero de la fuerza a la AFP.

Las televisoras transmitieron en directo desde helicópteros que sobrevuelan la zona, y las imágenes permitieron ver columnas de humo, vehículos incendiados en el interior de la favela, y civiles con armas largas caminando por las calles del lugar.

Según las autoridades, el caos que estalló el domingo pasado por la noche, y que se tradujo también en ataques a puestos policiales, es una reacción a la instalación de Unidades de Policía Pacificadora (UPP), un plan estatal para controlar la violencia y el narcotráfico, en 13 favelas de las cuales fueron expulsados los traficantes.

Sin embargo, para algunos especialistas, esa conclusión es apresurada. “Creo que todavía es un poco temprano para afirmar eso (sobre las UPP). La secretaría de Seguridad todavía está realizando investigaciones para saber si esas acciones son represalias o reacciones a una política de la Policía Militar”, dijo el catedrático Doriam Borges, del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad de Río, según un cable de AFP-NA.

Aparentemente dos grandes grupos de narcotraficantes rivales se habrían unido contra esta política del gobierno estatal.  Esos grupos serían el añejo Comando Vermelho (CV) y el ADA (Amigos de los Amigos) que tiene buen poder de fuego y domina las dos mayores favelas cariocas: la Rocinha (sur) y el Complejo del Alemán (norte).

Hace poco más de un año en la zona cercana al mítico estadio de Maracaná, que será uno de los escenarios del Mundial 2014, los traficantes derribaron un helicóptero policial que participaba de un operativo y tres policías murieron. 

Los servicios de inteligencia de la Policía disponen de una grabación de una conversación telefónica entre dos capos criminales coordinando acciones y preparando un gran ataque para el sábado próximo.

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