Espectáculos

Estreno teatro

Un encuentro de cuerpos en escena, atravesados por lo oscuro y lo tóxico del tiempo presente     

El Refugio Teatro, bajo la dirección de Federico Cuello y Juan José Scaglia, dará a conocer este domingo, en El Rayo, “Unidad de traslado”, un material que se dirime entre las contradicciones de la sociedad contemporánea, la locura, el encierro y un homenaje al creador polaco Tadeusz Kantor


Buscando recorrer un camino que ya lleva cinco años, a partir de la puesta a punto de una poética donde lo escénico se ve atravesado por problemáticas del presente que son metaforizadas, El Refugio Teatro estrenará finalmente este domingo, en el contexto de una temporada que se extenderá a lo largo del mes, Unidad de traslado, propuesta que cuenta con las actuaciones de Yanina Sawicz, Carolina Rossi, Claudio Massini, José Aguilar, Damian Heredia y Juan José Scaglia, con técnica de Pablo Pizarro, fotografía de Francisco Guillen, y dirección compartida de Federico Cuello y Juan José Scaglia, quienes rotan ese rol en los montajes de esta compañía que ya tiene en su haber otras dos obras: Trabajo nocturno, sobre el universo poético de Roberto Arlt, y El Príncipe (memorias cebadas), donde la dramaturgia cruza los clásicos de Antoine de Saint-Exupéry y Maquiavelo, con los ecos latentes de la última dictadura.

Respecto de Unidad de traslado (UDT), el material pone en escena a seis arquetipos: La Maestra, La Mayor, El Nene, El Flaco, Viejo 1, Viejo 2 y dos directores que ofician de técnicos y “ente regulador” del orden establecido para el desarrollo del espectáculo.

De Antoine de Saint-Exupéry a Maquiavelo, con los ecos latentes de la última dictadura

“El disparador principal de la obra es el hecho de que vivir en sociedad es, por momentos, dañino y traumático; en esta composición confluyen varios de esos daños colaterales propios de vivir en un mundo signado por su constante accionar perverso, los dispositivos de control, un atiborramiento constante de publicidad, patrones de conducta, químicos y psicofármacos. Nosotros relatamos esta visión del mundo, que comienza a mostrar sus aristas y problemáticas dentro de lo que parecería ser una institución de salud mental”, plantearon los directores.

“Esto se define primero por el nombre de la obra, UDT, las unidades de traslado que justamente llevan a personas hacia lugares como nosocomios, cárceles o el cuerpo a una casa velatoria. Aquí se pone en juego todo eso: la salud mental, el encierro y la muerte en la forma de un loop que se retroalimenta constantemente de esos cuerpos. Dentro de una lógica vertiginosamente rítmica y caótica, hemos apelado a la utilización de lo que podríamos considerar contrapuntos rítmicos, dado que la obra arranca a toda velocidad, se clava en organizaciones escénicas caracterizadas por el silencio y una densa calma, para luego volver a estallar. Con estos cambios apostamos a las distintas posibilidades de interpretación racional y sensorial, para que el relato no sea sólo entender sino que pase por el cuerpo de las y los espectadores sin tocarles un dedo. Quienes encuadran en lo más racional, esa figura del poder y la violencia, está en manos de nosotros, los directores, que si bien hemos tomado la decisión de participar porque nos parece que ese caos que sucede en escena debe ser controlado por una figura de poder tal como lo es en la vida cotidiana, acciona también como homenaje al polaco Tadeusz Kantor”, profundizaron en relación con la revolución que el destacado artista produjo en el teatro europeo del siglo XX, en particular con su recordada puesta ¡Qué revienten los artistas!, de los años 80, con la que se adelantó a su tiempo.

Un nuevo viaje escénico por el profuso universo poético de Roberto Arlt

Respecto del relato de UDT y su bajada de línea, los directores detallaron finalmente: “Si bien la obra es dura y por momentos inquietante, no deja de plasmar una vergonzosa parte de la realidad intentando poner en evidencia situaciones como el consumo problemático que roba años de vida, los viejos abandonados en asilos esperando la muerte sin que nadie los visite, los abusos intrafamiliares, la dicotomía entre el amor y el odio de madres obligadas a parir, la herencia de la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, sus innumerables hechos de terror y sus actuales defensores negacionistas. Es un cúmulo de miserias que conviven como un pegote de nicotina entre nosotros, un asco del cual hay que hacerse cargo y ponerlo en discusión, porque poder pensarlo desde el arte se vuelve liberador y catártico”.

UDT, propuesta de poco más de una hora de duración, plantea su poética a partir de la confusión, metaforizada a través de “textos inconexos, iluminación, movimiento y música en vivo, que dan como resultado un devenir de imágenes vigorosamente lisérgicas y atemorizantes”, donde los cuerpos, como suele hacer el teatro, se ponen al servicio de la puesta: “Cada cuerpo es una unidad en sí mismo cargada de su propia historia que los llevan a asociarse a esta poética y por ende a participar de esta obra. Es la unidad de estos cuerpos y sus movimientos en escena lo que pone a funcionar este sistema de lenguajes que construyen una confusa realidad dramática, aquello que allí sucede puede suceder sólo bajo el tiempo del mal, bajo el tiempo del teatro”.

Acerca del grupo

El Refugio Teatro es una agrupación de teatro independiente local que los últimos cinco años montó tres espectáculos. Se trata de los referidos Trabajo nocturno de 2019, El Príncipe (memorias cebadas) de 2021 y esté año, Unidad de traslado. Desde 2017, las y los participantes de El Refugio administran una pequeña sala de ensayo en el barrio de Pichincha, “que se ha convertido en el verdadero refugio de varios grupos teatrales de la ciudad que llevan adelante sus ensayos allí. Hemos tenido la suerte de albergar muchos proyectos que luego han salido al circuito teatral y que hayan elegido nuestro espacio ha sido siempre gratificante”, destacaron.

Respecto de este recorrido, plantearon de manera contundente y a modo de cierre: “Llevar adelante este espacio es para nosotres fundamental. Si bien por momentos se hace cuesta arriba, contar con las condiciones técnicas que tiene El Refugio nos da una gama de opciones para entrenar, pensar y poner en escena los espectáculos. Deseamos que este compromiso que tenemos para con el teatro de aún más frutos, anhelando un espacio más grande para poder aportar a la ciudad una nueva sala y que esto que hoy hacemos se traduzca en trabajo de calidad para nosotres y para quienes vendrán. Apostar a la actividad de grupo en tiempos de tanto individualismo no es tarea fácil, pero creemos fervientemente que nadie se salva solo. Esta creencia se reafirma no sólo por el trabajo artístico que venimos realizando, sino también por las contingencias que hemos atravesado en estos años, las cuales pudimos superar con el apoyo de la gente que ha confiado en nosotres dándonos su apoyo asistiendo a nuestros espectáculos, ensayando en nuestra sala, en la compra de eventuales rifas y la asistencia a los talleres. Ojala haya mucho Refugio por delante, ojala seamos mas, ojala el teatro rompa con su endogamia local, ojala que el arte esté alineado con nuestras vidas, ojala nuestra olla se pare con el trabajo de nuestro teatro”

Para agendar

Unidad de traslado, de la compañía rosarina El Refugio Teatro, se presentará a partir de éste, todos los domingos de julio, desde las 20, en el Teatro del Rayo, de Salta 2991. Las reservas se realizan a través del 341-5842 730

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