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Un documental indaga en las excusas para el control y la represión en el consumo de drogas

Está disponible en Cine.ar Play "Una historia de la prohibición", de los realizadores Martín Rieznik y Juan Manuel Suppa Altman, un relato que hilvana el combate a las drogas a lo largo de los últimos 150 años con una doctrina punitivista


Una historia de la prohibición, de Martín Rieznik y Juan Manuel Suppa Altman, es un relato que hilvana el combate a las drogas a lo largo de los últimos 150 años con una doctrina punitivista, que lejos de poner el foco en el narcotráfico y el crimen organizado, se ha encargado de castigar al consumidor.

El film, que se puede ver gratis a partir desde este martes en la plataforma pública Cine.ar Play, estudia cómo el puritanismo británico que colonizó Estados Unidos fue el punto de partida para una doctrina que en muchas casos persiguió la tan mentada “salud pública”, como excusa al avance geopolítico de Estados Unidos.

“La película es un intento por contar una historia de cómo se prohibieron las drogas, pero desde acá. No con la mirada central, sino con la periférica, que es una forma de intentar mover y traer esa centralidad, que es la única que podemos tener”, dijo Juan Manuel Suppa Altman a la agencia de noticias Télam.

Así, la película no sólo es una narración histórica, sino que acompaña en el día a día a Eric Sepúlveda, un joven cordobés que estuvo detenido y sigue procesado en una causa por tenencia de drogas.

“El 50 por ciento de las causas por estupefacientes son por tenencia para consumo. ¿A quién persiguen las fuerzas policiales? ¿Qué beneficios aporta prohibición? ¿Por qué surgió? ¿Qué alternativas mejores hay? Ésas son, creo yo, las principales preguntas que intenta responder nuestra película”, explicó a su tiempo Martín Rieznik.

El documental está muy bien llevado, gracias a la pizca de humor que le aporta un impecable archivo que, cuando no encuentra datos concretos, acompaña el relato en off con imágenes de películas clásicas o de programas de la época, ya sean de los 40 como de los 80, realizada por Juan Manuel Almada, autor de La Prohibición junto a Ana Bovino y Gabriela Haberle.

“Mi idea con la película siempre fue la de ofrecer una perspectiva histórica de la prohibición para desnaturalizar la idea de que las drogas están prohibidas porque son malas, para pensar realmente en qué se basa esa prohibición. A su vez esta historia de la prohibición tiene mucha actualidad”, dijo Rieznik.

En esa “actualidad” no sólo está el caso de Sepúlveda sino también el contra ejemplo al punitivismo argentino como Países Bajos, Canadá, Portugal y Uruguay, ciudades a las que viajó el equipo de producción del documental para contrastar cómo la legalización de la actividad mejoró los índices de la tan buscada “salud pública”.

“Cómo dice en la película Diego Silva Forné, redactor de la Ley de Cannabis de Uruguay, no se puede cambiar de modelo abruptamente, pero creo que si hacemos el ejercicio de pensar cómo sería una sociedad ideal y democrática, estoy seguro que es una donde nadie te dice qué podés o no meterte en el cuerpo y donde se te permite saber qué sustancias estás tomando. Hoy en día se hacen fiestas con miles de jóvenes metiéndose en el cuerpo sustancias que ni siquiera saben de qué están compuestas. Y la solución no creo que sea meter presos a esos jóvenes”, señaló Rieznik.

“La prohibición –ahondó el cineasta– no es libertad individual ni mucho menos responsabilidad social. La prohibición, en concreto, es procesar y encarcelar a miles de personas: el 35 por ciento de los detenidos en las cárceles federales son por infracción a la Ley de Drogas, en el caso de las mujeres el número trepa a 43 por ciento y en el caso de las personas trans al 70 por ciento. ¿De qué libertad hablamos?”

En ese sentido, el documental explica que a comienzo de Siglo XX, en Buenos Aires, existían las boticas, especies de bares donde se podía comprar libremente marihuana, cocaína y opiáceos. Al igual que en Estados Unidos, México o China, por citar algunos ejemplos, el consumo de algunas de esas sustancias, hoy prohibidas, se podían conseguir y consumir con libertad.

Al igual que sucedía con el tabaco y el alcohol que, salvo por un breve período, nunca estuvo vedado a pesar de que produce más deterioros y enfermedades que drogas como la cannabis.

“Creo que la responsabilidad social pasa por cuidar a los que padecen consumos problemáticos, un porcentaje menor de los usuarios de drogas ilegales, y esas respuestas de cuidado no pueden estar en el Código Penal. Yo no opino si las personas deben consumir drogas o no, inclusive respeto la opinión de quienes sostienen que son siempre nocivas, pero sí encuentro un límite en el castigo”, afirmó Suppa Altman.

Los directores hablaron finalmente acerca de si creen que las prohibiciones fueron pensadas a consciencia para buscar una solución y se equivocaron las autoridades o fue la excusa para reprimir. “Yo creo que no hay una conspiración, los dispositivos políticos de este tipo están hechos de instituciones, discursos, personas, prácticas, algo en un punto caótico. Eso no quita que luego haya intereses, pero es un poco maniqueísta pensar que eso puede imponerse en cualquier contexto. Los negocios del prohibicionismo, que existen y son millonarios, se insertan en una cultura represiva”, expresó Suppa Altman.

Y finalmente, Martín Rieznik aportó: “Hay un poco y un poco. Estoy seguro que del lado de los prohibicionistas habrá algunos con buenas intenciones y por supuesto muchos otros que saben que es la forma de mantenerse en el poder. No me cabe duda de que muchos narcos prefieren la prohibición porque es la base de su negocio. Cuando nos entrevistamos con la cúpula de la policía antinarcóticos de Córdoba, tuve la sensación de que algunos de ellos genuinamente creían estar haciendo un bien por la humanidad. Ahora, esto no quita que es una fuerza creada para regimentar a los sectores populares de Córdoba. Al narcotráfico no lo combate la policía antinarcóticos y creo que de eso no quedan dudas en la película”.

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