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Un día como hoy: Maradona volvía a jugar en Newell’s

Por: Federico Cánepa.- Hace 19 años, Diego se puso oficialmente la camiseta rojinegra en Avellaneda frente a Independiente. “El Hincha” recuerda cuando el club del Parque se transformó en el centro de las miradas del planeta.


Un 10 de octubre, pero de hace 19 años, Rosario se transformaba en el epicentro de las miradas del fútbol argentino, y porqué no también mundial. Una tarde de domingo a pleno sol sobre Avellaneda, en cancha de Independiente, Diego Maradona volvía oficialmente a jugar en la Argentina tras su experiencia europea y lo hacía con la camiseta de Newell’s.

Tras la negociación que lo hizo elegir la camiseta leprosa por sobre la de Argentinos y San Lorenzo, quienes también lo pretendían para retornar al fútbol argentino, su aparición en una recordada práctica que convocó a una multitud en el viejo estadio del Parque Independencia, su presentación en sociedad de un par de días antes (el 7 de octubre) ante el Emelec; llegaba la hora de la verdad. De ponerse la camiseta y calzarse los botines por los puntos.

Esa jornada del 10 de octubre de 1993 será recordada como la fecha en que cambió para siempre la historia de Newell’s. Ese día el más grande jugador de todos los tiempos se mostraba al mundo con los colores rojinegros.

La cita era en Avellaneda. Independiente aparecía en el fixture de aquel torneo Apertura. Por la 5ª jornada, el Rojo recibiría a un Newell’s comandado por Jorge Solari que no había arrancado de la mejor manera y ‘jugaba’ peligrosamente con el descenso. Pero la contratación del Diez eclipsaba todo aquello y hacía apuntar la mirada en otra dirección.

Esa tarde de calor sofocante, la Doble Visera fue el escenario que vivió la vuelta a sus pagos tras doce años de deslumbrar en campos extranjeros a Diego Maradona. Tras un ingreso al campo de juego en donde acaparó, como era de esperar, todos los flashes de los fotógrafos que demoró el inicio del partido, a las 16.17 de aquel 10 de octubre recibió el saque inicial de parte del paraguayo Torres y tocó su primera pelota oficial con la camiseta leprosa.

A partir de allí, los libros de fútbol volvieron a reescribirse. El del fútbol argentino por volver a disfrutar en sus estadios de su hijo prodigo y de quien mayores alegrías le dio a los futboleros, y el de Newell’s por haber entrado en la historia como una de las seis instituciones en las que jugó en su carrera el más grande de todos los tiempos.

El partido tuvo un claro dominador y un justo vencedor. De principio a fin Independiente fue más que Newell’s, pero eso no logró opacar la figura de Maradona ni le impidió a él dejar su sello e impronta en aquella jornada que hoy cumple 19 años.

El inicio del complemento comenzó por definir el pleito. La apertura del marcador por parte de Alfaro Moreno fue un golpe demasiado duro para ese Ñuls golpeado en su ánimo que ni la figura de Maradona logró hacer levantar. Para colmo y cuando el resultado seguía abierto, cerca de la media hora un par de errores sucesivos sirvieron para sentenciar el duelo a favor del Rojo.

Pero pese a ello, Diego, que había entregado muestras de su talento, edificó la mejor jugada individual: Maradona quedó cara a cara con Islas, ensayó una rabona exquisita (la tercera de la tarde) y el uno no quiso ser menos y tapó de manera magistral lo que hubiera sido un gol propio de su inmenso talento. Ya sobre el final, a los 37, Maradona volvió a participar determinantemente eludiendo a Cagna y Rotchen para asistir a Morales Santos, quien descontó y puso el 3 a 1 definitivo.

Fuera de lo futbolístico pero en el contexto del partido, aquella tarde de hace casi dos décadas que cambió para siempre la historia de Newell’s será recordada por un memorable diálogo que las cámaras de televisión reflejaron entre el árbitro del cotejo, Francisco Lamolina, y el propio Diez: “Ayudame, no me hagas quedar como un boludo”, dijo el juez, ante tanta protesta de Maradona. Y luego le gritó: “¡Estamos, Diego!”.

Maradona quedó cara a cara con Islas, ensayó una rabona exquisita (la tercera de la tarde) y el uno no quiso ser menos y tapó de manera magistral lo que hubiera sido un gol propio de su inmenso talento.

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