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Lo recibió de forma anónima

Un detective neerlandés asegura haber recuperado la reliquia de la “Preciosa Sangre de Cristo”

Arthur Brand apodado el "Indiana Jones del Mundo del Arte" señala que se trata de uno de los objetos más antiguos y sagrados robados a la Iglesia católica, conservado durante 1.000 años en la iglesia francesa de Fécamp


El investigador neerlandés Arthur Brand, apodado el “Indiana Jones del Mundo del Arte” por sus impresionantes resoluciones sobre arte robado, asegura haber recuperado la reliquia de la “Preciosa Sangre de Cristo”, uno de los artefactos más sagrados que le hayan robado a la Iglesia Católica que, según sostiene, recibió de forma anónima en la puerta de su casa como si fuera una encomienda.

“Como católico que soy, esto es lo más cercano que se puede estar a Jesús y el Santo Grial. Mi corazón latía con fuerza en el momento en que lo vi”, sostuvo Brand en diálogo con la agencia de noticias AFP.

Brand, de 52 años, uno de los detectives de arte más famosos del mundo, reconocido por ladrones y policías por su acceso sin precedentes al comercio criminal de arte robado y la resolución de casos como las estatuas de bronce “Los caballos de Hitler”, una pintura de Picasso y un anillo que perteneció a Oscar Wilde.

Brand recibió en julio de este año, un mes después de que fuera robada, una caja en la puerta de su casa y, en su interior, estaba la reliquia perfectamente intacta.

El recipiente decorado, de unos 30 centímetros de alto, tiene dos bulbos metálicos y, según la Iglesia Católica contiene gotas de sangre de Jesús recogidas en el Santo Grial durante la crucifixión. Se encuentra en una caja de cobre dorada con piedras preciosas incrustadas, así como imágenes de Cristo en la cruz y otros santos. Ha sido objeto de alabanza de peregrinos católicos por más de mil años.

La obra se encontraba en la Abadía de Fecamp, en la región francesa de Normandía (norte), hasta que fue robada en los primeros días de junio, dos semanas antes de las celebraciones del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

Brand contó que su participación en el caso comenzó poco después del robo, cuando recibió un mensaje protegido de una persona anónima que aseguraba tener en su posesión los bienes robados. “Esta persona me hablaba de parte de otro, en cuya casa estaban guardadas las reliquias. Le expliqué entonces que tener en su casa la máxima reliquia, la sangre de Cristo, robada, era una maldición”, contó y lo convenció de deshacerse de ella.

“Ellos conocían mi reputación. Lo más importante es devolver esto a la Iglesia. Esperamos que permanezca allí otros mil años”, declaró Brand

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