Ciudad

Un daño a la salud pública

Los animales transmiten diversas enfermedades, como virales, bacterianas, parasitarias, fúngicas, entre otras. Además, las especies exóticas no pueden utilizarse como mascotas, como los perros o gatos.

Por: Agustín Aranda

Los animales silvestres y exóticos utilizados como mascotas dañan la salud pública y la de las propias especies que se comercializan. Alejandro Tracchia, médico veterinario y referente en la materia dialogó con El Ciudadano desde Iguazú, donde asistió a un congreso sobre zoonosis, es decir, toda enfermedad que se transmite entre diversas especies animales y también afectan al hombre. “Uno de los puntos más preocupantes es el contacto directo entre el hombre y la pseudomascota –ver aparte– que puede derivar en distintas enfermedades como virales, bacterianas, parasitarias, fúngicas, entre otras”, explicó Tracchia. En sintonía, Mirta D’Angelo, representante del Colegio de Veterinarios de la Segunda Circunscripción en Rosario, explicó que la prohibición de comercializar y tener animales exóticos o silvestres no se basa en un capricho sino en el peligro que representan para la salud del dueño. “Son animales portadores de enfermedades que pueden afectar la salud pública. Ha habido casos de ancianos que sin saberlo han adquirido loritos y se contagiaron psitacosis, que ataca el sistema nerviosos y respiratorio”, puntualizó D’Angelo, que trabaja con la Dirección de Fauna de la provincia en la inspección de las mascoterías.

Con respecto a las consecuencias de estas prácticas culturales sobre los animales se destaca el impacto negativo en la vida de una especie. “Casos tan típicos como la comercialización y tenencia de tortugas de tierra –una de las especies en peligro de extinción– diezman la población mundial de este especie”, explicó María Esther Linaro. Al respecto, la titular del Imusa, Diana Bonifacio dijo: “Un animal que es sacado de su hábitat no puede reinsertarse. Si uno explica que es posible reinsertarlo está motivando que las personas piensen en que pueden deshacerse del bicho cuando se cansen de él”. De acuerdo a Bonifacio, la reinserción del animal no es posible dado que vuelve al hábitat despojado de instintos agresivos como cazar y defensivos como huir ante un peligro. “Un mono carayá pierde el miedo al humano. Entonces el cazador, le puede parecer un amigo”, sostuvo. A modo de ejemplo, Linaro recordó: “Yo cuido a Zeus, un puma al que a los 3 meses de edad le sacaron las garras delanteras y le limaron los colmillos por razones de seguridad, según los dueños. Ya tiene 16 años y continúa bajo nuestro cuidado porque no podemos reinsertarlo en su hábitat natural. ¿Cómo cazaría? ¿Cómo se defendería?”. A su vez, desde la Agrupación Protectora de Animales, Rosalía Aurascoff aseguró: “Es uno de los tráficos más terribles, no sólo por las condiciones de vida para los animales sino porque en su captura se descompone todo el núcleo familiar, acelerando su extinción”.

Cultura y educación

Al entender que la práctica de comprar y tener este tipo de animales no puede separarse de un componente cultural, los entrevistados aportaron su punto de vista. “Es importante recalcar que cualquier animal que no es un perro o un gato, no es una mascota. La gente cree que lo tiene (al animal) como un trofeo, pero es una responsabilidad. Tenemos que entender que esta moda o snobismo lleva a la gente a creer que puede tener un puma en su casa”, opinó Bonifacio.

“Una vez, un cliente me trajo una catita (ave) a la que le habían desteñido el plumaje de la cabeza y las alas para que pareciera más rara, y poder sacarle mayor precio. Esa actitud snob es la que domina el comercio ilegal de animales silvestres y exóticos”, puntualizó Graciela Folis, otra veterinaria  especialista en el tema, que agregó: “Snob viene de persona sin título de nobleza pero con dinero, por lo que su deseo es tener aquellos productos que poseen quienes están por encima de ellos”.

Educación

Todos los entrevistados coincidieron en la importancia de implementar políticas educativas puntales para desalentar la compra y tenencia de animales exóticos y silvestres. “No le podemos dar el gusto a un sistema que a todo le quiere poner un precio y una moda. Hay que oponerse a la moda ligada a un ser vivo”, sintetizó Bonifacio. Según los entrevistados, todo trabajo basado en campañas de difusión pública y concientización en las escuelas primarias serán bienvenidas. “Se debería trabajar de forma especial sobre la educación, dado que si este negocio funciona es porque es rentable, es decir, existe un público consumidor. Por eso, gobierno, docentes y familias debemos trabajar para concientizar de la importancia de cuidar la fauna como parte del patrimonio natural de la tierra e inculcar el respeto por los animales”, concluyó Adrián D’Alessandro, integrante de la asociación Amigos del Parque Independencia.

Comentarios