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Fuera del sistema

Un corte de luz desencadenó un homicidio atroz

Carlos Díaz fue asesinado anteanoche a machetazos cuando intentaba reconectar la electricidad subido a una escalera.


Carlos Díaz llegó desde el Chaco hace casi dos décadas y se instaló con su familia en uno de los tantos confines de extrema pobreza de la ciudad, en los que el agua, la luz y el gas llegan gracias al ingenio de sus vecinos más que por la acción del Estado. En Empalme Graneros, al fondo de Olavarría y donde ya no se cuentan las alturas de las calles, Carlos fue asesinado anteanoche a machetazos cuando intentaba reconectar la electricidad subido a una escalera. Según testigos, la ambulancia y la Policía demoraron tres horas en llegar y el hombre de 42 años murió desangrado. De acuerdo con estos relatos, el autor fue un joven vecino, que vivía con su familia a pocos metros y cuya casa fue incendiada la madrugada siguiente.

El pasillo sin nombre ni lugar en el mapa donde vivía Carlos queda entre las calles Olavarría y Ceferino Namuncurá, ya sin altura y más allá, incluso, del “bis”. La mayoría de sus habitantes llegó de la localidad chaqueña de Castelli en busca de trabajo y estudios, y en la estrecha calle encontró un pequeño terreno para levantar con chapas su casa. Los servicios llegaron también con sus vecinos, que tendieron cables para la luz y cavaron pozos para el agua. A lo largo del pasillo, el castellano se mezcla con lenguas originarias que, no sólo no quieren ser olvidadas, si no que se enseñan a los más chicos, ya nacidos y criados en suelo rosarino.

Esa, como muchas otras, es la historia de Carlos y su familia, que llegó a la ciudad hace casi 20 años. A mitad de la callecita de dos metros de ancho, con su esposa construyeron la casa y criaron a los siete hijos, la mayoría mujeres. Todas las mañanas, casi con la salida del sol, sus vecinos veían a la pareja salir en el carro a cirujear. “Trabajaba todo el día, era lo único que hacía. Era un hombre al que todos queríamos mucho porque siempre se quedaba charlando con los más pibes”, contó un grupo de jóvenes a El Ciudadano.

Carlos también estaba encargado de proveer luz al barrio. A la puerta de su casa llegaba el cable a través del cual bajaba la electricidad hacia varias viviendas alrededor. Por eso, cuando anteanoche alrededor de las 20 se cortó la luz, salió con la escalera para intentar arreglar el problema. Mientras estaba encaramado y maniobrando se dio otra baja en la tensión, lo que provocó el enojo de una familia vecina que salió al cruce.

Según el relato de vecinos, un chico de entre 20 y 22 años conocido como Monito lo bajó de la escalera a machetazos. Algunos sostuvieron que lo hizo solo, otros que estuvo acompañado por sus hermanos. Entre los testigos, contaron, estaba su hija de 14 años, que vio cómo herían a su papá sin poder hacer nada, ya que la retuvieron entre varios. Lo cierto es que Carlos cayó herido con varios cortes en el cuerpo y recién tres horas después llegó al pasillo la ambulancia junto con la Policía. “Yo llegué de la escuela a las diez y veinte y todavía no habían llegado. Se murió desangrado, si venían apenas pasó, se salvaba”, dijo una chica también de Castelli que volvía del Eempa.

En sintonía, una vecina agregó: “Acá siempre es así: las ambulancias no vienen sin la Policía y la Policía no viene porque para ellos esta parte del barrio no vale nada. Para los punteros, los políticos, para todos, una vida de acá no vale la pena”.

La noche del martes, después de la llegada de los uniformados de la seccional 20ª, dos hombres, identificados como Custodio Pistote A., de 67 años, y Fernando Matías Z., de 26, y un menor de 16, quedaron demorados. Según los vecinos, son familiares del presunto autor.

Ayer, voceros de la Fiscalía de Homicidios Dolosos informaron que los tres quedaron en libertad tras “pruebas de laboratorio que dieron negativo en cuanto a la presencia de manchas de sangre de la víctima”. Según esta versión, el fiscal Miguel Moreno, a cargo de la investigación, “maneja el nombre de un posible sospechoso pero se está intentando conseguir testigos presenciales que permitan fortalecer esta hipótesis”.

Al respecto, una señora del barrio sostuvo: “A la esposa de Carlos no le tomaron declaración porque no habla bien español y no dejaron que nadie la acompañe en la firma de los papeles para traducirle. Dicen que van a buscar testigos pero si dejan pasar los días este chico desaparece y, lo peor, los vecinos lo van a resolver entre ellos por mano propia”. Es que, tal vez como una prueba de esta afirmación, después del crimen y durante la madrugada de ayer la casa de la familia del presunto autor fue incendiada y saqueada.

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