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Un camino hacia el equilibrio

Por Verónica Zanotti


reiki

Reiki es una palabra japonesa que significa Energía Vital Universal. Su ideograma traducido se lee como “lluvia celestial sobre los campos de arroz”.

Es un método de armonización que nos permite encontrar el equilibrio físico, mental, emocional y espiritual que cada ser humano necesita. Creando muchos efectos beneficiosos, entre los cuales pueden incluirse la relajación y sentimientos de paz interior, de seguridad y un bienestar generalizado.

Se administra al colocar suavemente las manos de manera no invasiva en una secuencia de posiciones que abarcan todo el cuerpo, recorriendo especialmente los chakras (vórtices de energía). La persona que recibe reiki no necesita quitarse la ropa puesto que la energía pasa a través de diferentes materiales, incluso los yesos. Sólo es necesario quitarse el calzado.

El practicante de reiki o reikista es un canal por el cual la energía fluye hacia las zonas de necesidad de la persona que lo recibe (receptor), suavizando el dolor y ofreciendo apoyo a la natural habilidad del cuerpo de auto sanarse, de equilibrarse. El reiki no es un sustituto de la medicina ni de otros profesionales calificados de la salud.

¿Cuáles son los beneficios aporta el reiki? Es una técnica que promueve el bienestar interior de la persona guiándola lentamente a una armonía completa durante toda la sesión de reiki, en la cual se utilizan como complemento aceites esenciales y música especial para lograr la relajación de la persona que recibe reiki.

Por medio del reiki podemos darnos cuenta de qué emociones pueden estar estancando nuestras vidas, impidiéndonos tomar nuevas decisiones acorde al momento en que estamos viviendo; al centrarnos en el aquí y ahora, viviendo el hoy sin angustiarnos por el pasado ni por el futuro.

Nos permite liberarnos de todo aquello que ya no es sano en nuestras vidas, como actitudes nocivas, viejos patrones de pensamientos, despertando en nuestro interior la confianza y la seguridad en nosotros mismos, así como la creatividad y la posibilidad de observar las situaciones de nuestro diario vivir desde una óptica diferente.

El reiki puede ser implementado como técnica de relajación en un spa o en un centro de estética y, además, puede ser utilizado en dichos establecimientos para complementar tratamientos de belleza al permitir que éstos plasmen rápidamente, puesto que el reiki ayuda a armonizar las zonas que ocasionan tensiones en nuestro rostro y cuerpo.

Al utilizar como complemento de esta técnica cristales o gemas –la amatista, el cristal de cuarzo, la rodocrosita, el lapislázuli, por nombrar a algunos de ellos– permitimos a la persona potenciar aquel objetivo que desea alcanzar, puesto que la energía del propio cristal se aúna a la energía que fluye por las manos del reikista, favoreciendo la liberación del estrés que ocasiona molestias y que se manifiestan en todo nuestro organismo.

Puede ser administrado en todo tipo de personas sin importar qué creencias posee, puesto que el reiki consiste en trasmutar y equilibrar la energía del receptor llevándolo a conectarse con emociones más sanas como el amor, la alegría, la paz y la dicha de vivir.

Otro beneficio es que ayuda a hacernos conscientes de nuestra respiración, haciendo que prestemos atención a cómo exhalamos e inhalamos el aire que ingresa en nuestro organismo. A medida que nos volvemos más conscientes de este acto de respirar, vamos renovando nuestra propia energía conectándola con la Energía Universal. La persona que recibe reiki puede sentir un cosquilleo, latido, sensaciones de frío o calor.

El doctor Mikao Usui, fundador del sistema de sanación natural reiki, recomienda guiarse por cinco principios éticos para mantener nuestro equilibrio y mejorar como personas:

Sólo por hoy: no te enojes, no te preocupes, sé agradecido, trabaja duro contigo mismo, respeta todo ser vivo.

Ser reikista se consigue mediante una iniciación, por lo tanto es una técnica que se trasmite desde el maestro de reiki al alumno.

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