Hasta el 30 del corriente se podrá visitar la muestra Avatares de la forma. Anselmo Piccoli, de la figuración a la abstracción en el Museo Castagnino (Pellegrini y Oroño). Se trata de una muestra que revisa la trayectoria del artista rosarino que vivió durante los períodos más intensos del desarrollo del arte moderno, del cual se mantuvo con particulares tensiones, adhesiones y distancias. La curadora de la muestra, Cristina Rossi, planteó de manera simple y compleja a la vez el itinerario de este pintor. La noción de pasaje de la figuración a la abstracción puede parecer en principio el tránsito más cómodo de observar en el arte moderno. Sin embargo, este artista, tal como lo expone la curadora en la organización de la muestra, se encuentra en constante tensión entre dos parámetros que contienen gran cantidad de matices y diferenciaciones. Esta retrospectiva revisa entonces no una cronología, sino la intensidad con que el artista recorrió las variantes del lenguaje plástico como pensamiento.
Rítmica hindú
Cuando se comienza el recorrido, se suma el sonido de una cítara. Se reconoce una melodía de origen indio como escolta durante todo el recorrido de la muestra en la planta alta del museo. Sólo al final se comprueba que a la música le corresponde una imagen, o mejor, un video. Es una obra del artista Marcelo Pombo, quien realiza un homenaje a la atención rítmica que Piccoli le daba a sus obras a través de los juegos cromáticos. La imagen del video es una imagen fija de baja calidad que intenta, más que dar cuenta de las características visuales o cromáticas, adentrarse en el espíritu de la obra. De allí que la rítmica hindú da cuenta de las relaciones entre el pintor, los colores y los ritmos como organizadores básicos de la música, pero en este caso también del lenguaje plástico. La obra de Pombo, junto a otras de Santiago Villanueva, Eduardo Medici y Norberto Puzzolo, forma parte de un sector de la curaduría que incorpora homenajes e interpretaciones contemporáneas de este artista moderno.
Para recorrer la muestra se comienza por momentos distintos en el tiempo que dan cuenta de dos modos de abordar la figuración. Una ligada al realismo de los años treinta y otra a una figuración de impronta modernista, hacia los años cincuenta. En la primera, “Campesino” y “Hombre herido” (realizada ésta junto a Antonio Berni), ambas de 1935, son obras emblemáticas de la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos que lideraba Berni y en la cual Piccoli realizó sus años más intensos de formación artística y política. En este mismo núcleo junto a un realismo con impronta social, se confronta también con obras de resolución de una figuración moderna como “estructura de la figura” de 1960. El retrato de un hombre con ángulos y líneas marcadas junto a una luz que faceta el volumen. Estos aspectos dan indicios de uno de los ejes rectores de la obra de este artista: la estructura.
Cuestión de tensión
Esta modalidad de abordaje del lenguaje plástico, a través de la estructura, aparece tanto en las composiciones con notorias líneas guías, como en el color en su dimensión de análisis e investigación constante en su carácter abstracto y concreto a la vez. La tensión entre las marcas de las estructuras compositivas, que por momentos dejan advertir figuras y por otros sólo formas, junto a las exquisitas gradaciones de color, enseñan a ver la pintura. Hablan de las formas de la abstracción, del arte moderno, de una poética personal, de un compromiso político. Esa idea se plasma en la sala central con un conjunto de pinturas de paisajes y bodegones, todas producidas en un lapso de dos décadas, entre los años cincuenta y sesenta. Esto permite armar un mapa de investigaciones complejas sobre el color y la composición que deriva luego en los ritmos de abstracción concreta que pueden ser considerados hoy como una huella distintiva del pintor, o como aquello que sitúa su obra con una identidad posible en el tiempo y las formas.
Cambios en el Castagnino
Luego de la finalización de las muestras Congreso de Tucumán: 200 años de arte argentino que se encuentra en la planta baja del museo, y de Avatares de la forma. Anselmo Piccoli, de la figuración a la abstracción, el museo Castagnino cerrará sus puertas durante todo el verano. A partir del 1º de diciembre se realizarán tareas de remodelación de algunas áreas de servicio, puesta en valor de las áreas de exhibición y tareas de mejoramiento de las instalaciones eléctricas y lumínicas. Todo esto forma parte de los preparativos para los festejos de los 80º aniversario de la apertura del museo. El avance de las tareas podrá seguirse por internet a través del sitio web www.castagninomacro.org.
Largó el Salón Nacional de Rosario, con innovaciones
El último jueves inauguró en el Museo de Arte Contemporáneo (Oroño y el río) el Salón Nacional de Rosario. El tradicional certamen que se realizaba desde sus inicios en el Museo Cas-tagnino, este año, en su septuagésima edición, se presenta por primera vez en el Macro. El cambio de sede asume el abordaje de nuevos desafíos para la institución y la historia que tiene el Salón, sobre todo en una perspectiva más contemporánea que incluyó en la selección de obras una variedad de soportes, lenguajes y modos de materialización de las obras. Este año el jurado seleccionó 34 proyectos de artistas de diferentes ciudades del país que podrán verse desde el 25 de noviembre hasta el 26 de febrero. La ceremonia de premiación no se realizará, como era habitual, el mismo día de la inauguración. Este año, por primera vez, se conocerán los ganadores del certamen el 16 de diciembre junto a una charla abierta con los jurados. Hasta ese día también está abierta la posibilidad de la votación del público por su obra favorita. En la planta baja del museo habrá una urna donde cada visitante podrá elegir la obra que más le gusta, el mismo día de la premiación se dará a conocer también la obra más votada.
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