Ciudad

Un ámbito pensado para estos tiempos

El desafío es dotar de atractivos un lugar que la gente cada vez visita menos.

Alfredo Tapia integra con Gastón Atelman y Mortín Fourcade el estudio de arquitectura cordobés AFT que ganó el primer premio del proyecto Biblioteca del Bicentenario, la megaobra cultural que se decidió construir como parte de las celebraciones al cumplirse 200 años de la Revolución de Mayo, y que se emplazará en la otrora postergada zona sur de la ciudad, a metros del Centro Municipal “Rosa Ziperovich”, en Uriburu al 600.

A poco más de dos semanas de la distinción que recibió de manos del intendente Miguel Lifschitz, Tapia dialogó en profundidad con El Ciudadano acerca del proceso de trabajo para diseñar el nuevo espacio que, con las cuentas del arquitecto, puede llegar a estar cristalizado para 2015. 

—¿Cómo llegaron a diagramar este proyecto para Rosario? ¿Viajaron desde Córdoba para investigar el espacio?

—No vinimos a Rosario porque las bases del concurso eran bastantes claras y  planteaban tres objetivos que nos entusiasmaron bastante, porque hablaban de un proyecto inclusivo, innovador y sustentable: inclusivo, porque tiene que tener una influencia positiva y relevante sobre el sector de la ciudad en que va a estar inserto; innovador, porque tiene que estar preparado para lo que se espera de una biblioteca en el siglo XXI; y sustentable, para que se haga con un uso de recursos en términos razonables. Entonces nos pareció un desafío y es un tema que nos interesa particularmente. Por lo general seleccionamos mucho los proyectos en los que participamos, porque la ley de probabilidades está en contra, pero lo hicimos disfrutando el proceso y estamos muy contentos con el resultado.

—En sectores vinculados a la cultura y la arquitectura generó expectativa que el primer premio haya sido para el estudio que también ganó el proyecto para la construcción del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. ¿Es válida esa referencia?

—Nosotros tenemos una forma de ver nuestro trabajo en el que cada encargo en particular es un comienzo nuevo. No usamos fórmulas preconcebidas ni tenemos un estilo que pretendemos repetir, sino que cada trabajo es un problema nuevo en el que hay que plantear soluciones que sean innovadoras, más creativas y más interesantes. Por eso este proyecto, más allá de la pasión que le pusimos, no tiene ningún otro punto de contacto con el del Malba.

—¿Cómo definiría el proyecto del estudio AFT para la Biblioteca del Bicentenario?

—Más que nada la clave de la idea es que esto redefine el concepto de una biblioteca, sobre qué es lo que podemos esperar de una biblioteca del siglo XXI, qué es lo que vamos a hacer en este lugar para que sea más atractivo venir y se pueda acceder a esa información desde internet, desde la comunidad del hogar o desde el trabajo. Y eso va a surgir desde la interacción de muchas actividades, por eso vamos a mezclar los libros con nuevos medios, medios audiovisuales. Y también proponemos salas de ensayo para bandas de la zona, espacios de producción de cine y video. Tratamos de que se diluyan los límites entre educación, cultura y entretenimiento. Además, una de las cosas que hicimos al principio fue verificar la hipótesis de que las visitas a las bibliotecas estaban en decadencia. Entonces propusimos toda una serie de actividades que surgieron de una encuesta y que son más atractivas para la sociedad, como deportes, recreación, plazas y espacios públicos. Nuestro edificio es una mezcla de ese programa de biblioteca con un montón de actividades adicionales que van a hacer que gente que naturalmente no visitaría una biblioteca, pueda desarrollar un interés genuino.

—Llegaron a la comprobación de que las bibliotecas cada vez tienen menos visitas. En ese marco, ¿qué proponen para acercar a la comunidad, pero sobre todo a las nuevas generaciones que no desarrollaron el hábito de ir a las bibliotecas?

—Nuestra Biblioteca del Bicentenario tiene un sector dedicado a chicos, adaptado para nenes, bebés y jóvenes, que tendrá situaciones y propuestas distintas para cada uno. Alturas, colores y estímulos diferentes, equipamientos y actividades afines.

—¿Tendrá un espacio especial para bebés?

—Pensamos en una “Bebeteca”, que sería un espacio de jardín maternal o guardería que le genere tiempo a las mamás que vienen a la biblioteca, facilitándoles el cuidado de los chicos, que tendrán actividades recreativas destinadas a ellos.

—El intendente Miguel Lifschitz adelantó que en marzo de 2011 se pondrá en marcha la concreción del proyecto. ¿Cuáles serán los tiempos para llegar a la inauguración de la Biblioteca del Bicentenario?

—Un proyecto como éste lleva cinco meses para desarrollar el legajo técnico, posteriormente se licita y se adjudica, y después comienza la construcción de la obra, que puede realizarse en un lapso de un año y medio a dos.

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