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UIA: en busca del sucesor de Méndez

En la central fabril buscan al reemplazante de Héctor Méndez, quien dio un portazo.

Esta semana podría haber acuerdo en Industriales, la línea interna de la Unión Industrial Argentina (UIA) a la que le toca gobernar la entidad por los próximos dos años. Hoy, antes de la reunión semanal del comité ejecutivo de la central fabril, habrá reuniones en las que los principales dirigentes de ambas listas (la otra es la Celeste y Blanca, del renunciante presidente Héctor Méndez y de su sucesor, Miguel Acevedo) tratarán de consensuar un candidato que satisfaga a todos, aunque sea mínimamente.

La tarea no será sencilla dada la enorme animadversión que se generó entre quienes deberán sentarse a dirigir la UIA, y que son los mismos que vienen haciéndolo desde hace al menos una década y media. Llamativamente, quien se muestra más reacia a llegar a un acuerdo es la gente de Techint, que parece irreductiblemente “plantada” en llevar como candidato a Adrián Kaufmann Brea (Arcor). Esto preanuncia malos días para José Ignacio de Mendiguren, un hombre que pese a que siempre tuvo relaciones impecables con Paolo Rocca y su mano derecha, Luis Betnaza, hoy parece alejado de los favores del empresario.

“Cualquiera menos el Vasco (por De Mendiguren)”, aseguran en las cercanías de Rocca. Del otro lado, quienes quieren al empresario de la indumentaria como nuevo presidente aseguran contar con los votos del interior y de las pymes.

Sin embargo, todo hace pensar que habrá fumata blanca, y que quizá la solución sea la fórmula “ni De Mendiguren ni Kaufmann”. Al grupo Industriales no se le escapa que una de las consecuencias de esta división, pero sobre todo de esta impasse en la designación del candidato (un compás de espera que se prolonga desde diciembre pasado), terminará en la peor de sus pesadillas: la ruptura de la unidad y el sistema de alternancia en el gobierno (dos años para cada lista) y la realización de elecciones abiertas, en las que Celeste y Blanca se impondría hasta con comodidad.

Los nombres que están en danza desde diciembre son conocidos: además de los mencionados, se autopostularon el bonaerense Osvaldo Rial y el metalúrgico Juan Carlos Lascurain (es sin duda el preferido por el gobierno nacional), a los que se sumó el ex presidente de Peugeot-Citroën y ex embajador en París Luis Ureta Sáenz Peña, una figura que tampoco disgusta en la Casa Rosada. De todos modos, si De Mendiguren no cuenta con los favores de Techint, Lascurain es definitivamente un sapo que no tragará el principal grupo industrial del país: ya fue presidente de la UIA con la bendición de Techint, en una experiencia que Rocca definitivamente no quiere repetir.

Desde la otra vereda, la Celeste y Blanca espera, a ver cómo resolverán sus colegas de Industriales su complicado panorama interno. Y si bien anunciaron que no vetarán al candidato de la otra lista (el acuerdo de alternancia les permite hacerlo), confían en que no habrá acuerdo y por eso ya están dando los primeros pasos para conformar su propia lista, a la que –al menos hasta las últimas horas– le falta el presidente. Este sería el argumento principal que esgrimirán quienes dentro de Industriales quieren resolver esta semana el tema del candidato de consenso. Todo indica que lo conseguirán.

De todos modos, la situación no deja de ser curiosa: el que acaba de comenzar será uno de los años más complicados de la historia reciente, con una elección presidencial clave como pocas, reclamos salariales en puerta de difícil pronóstico y una situación para el sector (en la que se combinan inflación alta, un dólar quieto que complica a muchos y una puja por las importaciones) nada sencilla. Que ante este panorama haya al menos media docena de postulantes a dirigir la UIA es llamativo, porque todo preanuncia que el gobierno utilizará todas las armas de su arsenal (presiones a través de Guillermo Moreno y los órganos de fiscalización; créditos del Bicentenario, licencias no automáticas para algunos y libre importación para otros, etc.) para tratar de influir en la vida interna de la central fabril.

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