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Tyler, el más joven en subir el Aconcagua

El niño de 9 años contó su experiencia de escalar la montaña más alta de América y su cruzada solidaria.

“Mientras los niños de mi edad se la pasan jugando en la computadora o sentados frente al televisor, yo soy un apasionado por subir montañas y soy feliz así”, dijo Tyler Armstrong, el nene de 9 años que marcó el record como el andinista más joven en hacer cumbre en el Aconcagua.

El niño californiano subió la montaña más alta de América, con 6.962 metros de altura, junto a su padre, Kevin Armstrong, de 40 años, nacido también en Estados Unidos.

Ambos ya habían escalado juntos el monte Kilimanjaro, de 5.895 metros (en Tanzania, África) y el North Whitney, que con 4.421 metros es el pico más alto de Estados Unidos.

“Cuando Tyler tenía 5 años vio una película sobre la montaña y se empezó a interesar, y ya a los 7 subió conmigo su primera cumbre importante”, relató a Télam el padre.

Tyler aseguró estar “muy contento y muy feliz por haber subido al Aconcagua, y además ser el montañista más joven en haber logrado esta cumbre”. Y al ser consultado si hacía mucho frío asintió enérgicamente con su cabeza, tras lo cual su padre explicó que superaron temperaturas de 18 grados bajo cero.

El pequeño, su padre, y el guía sherpa Lhawang Dhondup, de 50 años, que los acompañó en todo el trayecto, hicieron cumbre en el “Coloso de América” en la tarde de Navidad y la Nochebuena estuvieron en el último campamento concentrados en el “rush” final.

“Nuestro objetivo es recaudar fondos para encontrarle una cura a una enfermedad que provoca graves problemas de distrofia muscular llamada «Mal de Duchenne», que tres amiguitos de Tyler la padecen, y en todo el mundo hay unos 300.000 afectados”, explicó el padre.

Eso lo lograron, agregó, a través de la página de internet www.topwithtyler.com “por donaciones de caridad”.

También explicó que por su corta edad tuvieron que hacer una presentación legal para que las autoridades de Mendoza le permitieran el ascenso y, al respecto, agradeció la colaboración de Arturo Erice, un abogado local que los representó.

Para ello debieron “acreditar que Tyler tenía buen estado físico, que ya había subido otras montañas importantes, y que a pesar de su corta edad tiene experiencia en andinismo, y un pasado en este deporte”, comentó.

“A lo largo del trayecto tuvimos mucha seguridad, y en cada tramo los médicos lo revisaron en cada posta para ver si podía seguir subiendo”, relató el padre.

Sobre el tiempo que les demandó el ascenso, Tyler dijo: “Tardamos 10 días en subir, y dos en bajar. Tuvimos buen clima en todo el trayecto. Pero tuvimos que adelantar dos días el momento de hacer cumbre porque nos anunciaron una amenaza de tormentas. Eso fue el día 24, ya que tenían miedo que no pueda soportar los fuertes vientos que venían. Nos apuramos y así que lo pudimos lograr”.

Además de practicar andinismo, a Tyler le gusta jugar al fútbol y al fútbol americano. El joven andinista tiene un hermanito de 7 años y su madre se tuvo que quedar en California con él, aunque, sostuvo Tyler que su mamá conoce mucho de vinos y le gusta el Malbec de Mendoza.

Sobre cuales serán los próximos objetivos, Kevin Armstrong aportó: “La próxima meta será el Monte McKinley, en Alaska, de 6.187 metros; o el Elbrus, en el Cáucaso, que con 5.642 metros es la montaña más alta de Rusia. Estudiaremos que es lo más conveniente y seguro para Tyler”, finalizó el padre.

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