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Túnez busca una salida pero la violencia no cesa

Mientras se preparaba un nuevo gobierno hubo enfrentamientos con elementos del derrocado régimen.

La solidaridad de la población de Teresópolis, una de las ciudades más afectadas por las inundaciones que sumieron a Brasil en uno de los mayores desastres de su historia, era ayer el rasgo que sobresalía en medio de la desolación y el dolor de miles de habitantes que perdieron de golpe a familiares, sus casas y sus pertenencias.

A cinco días desde que se desató el terrible temporal, en que las aguas y los deslizamientos de tierra arrasaron con las viviendas de miles de habitantes, mataron a más de 640 personas en la región serrana del estado de Río de Janeiro y dejaron cientos de desaparecidos, continúan los rescates de cuerpos enterrados en el lodo.

Gran cantidad de voluntarios colaboraban ayer en un centro que oficiaba de morgue, donde fueron llevados los cuerpos sin vida de las 263 víctimas registradas hasta ayer al mediodía, momento en el que se aguardaba “la llegada de más cuerpos”, aseguró a Télam Bruna Cavalieri, voluntaria y perito de la Policía.

Junto a ella otra voluntaria, Cristiane, explicó que no tenían aún “una cifra cierta de cuantos desaparecidos hay, pero aun falta rescatar a mucha gente” y enfatizó que “por suerte, acá toda la población está ayudando”.

Los cuerpos que esperaban ayer en la morgue fueron rescatados las últimas horas bajo el lodo y las aguas que cubrieron gran parte de los barrios más humildes de la ciudad: Caleme, Campo Grande, Viera, Bonsucesso, Parque de Imbui, Espagnol, Jardim Serrano, Posse y Pozo de los Peces.

“En muchos de estos barrios sólo el 20 por ciento de la población quedó a salvo”, enfatizaron las peritos tras señalar que “hubo barrios enteros que fueron arrasados” y que por ejemplo Campo Grande, “uno de los más afectados tenía, antes de esto, dos mil habitantes”.

También contaron que todos esos barrios quedaron sin luz, sin agua y sin comunicación. Y como expresión del horror que aún se vive, dijeron que “cuando pasa la Prefectura para llevar ayuda, se escucha a gente gritar, que pide que la rescaten”. “Acá se toman las impresiones digitales de los cuerpos que llegan y luego los que no son identificados van en camiones refrigerantes”, precisó la perito policial.

Teresópolis, cuyas zonas más periféricas y humildes fueron devastadas por los deslizamientos de barro, vivía ayer, como en los últimos días, la emergencia de una situación que dejó heridas muy profundas y un dolor incontenible. En muchos barrios la gente iba y venía por las calles cargando pertenencias, ayudando a vecinos, buscando alimentos, medicamentos, mientras continuaba el despeje del barro con máquinas y gran cantidad de efectivos de la Policía militar se apostaba en la zona, en medio de la llegada de bomberos y máquinas de limpieza.

En tanto, la presidenta, Dilma Rousseff, declaró un luto oficial de tres días en Brasil por muertos por las lluvias torrenciales y aludes.

Rousseff decretó el luto oficial nacional dos días después de visitar personalmente las zonas afectadas por una de las peores catástrofes naturales de la historia de Brasil, ocurrida menos de quince días después de haber asumido el poder.

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