Espectáculos

Temprano adiós

Tristeza: a los 56 años murió el mimo, clown y docente rosarino Raúl Bruschini

Por estas horas, la comunidad artística local despide a uno de sus grandes referentes en las redes sociales. Con una extensa carrera en las escénicas rosarinas, fue además uno de los fundadores de la Escuela de Artes Urbanas de Rosario 


Una triste noticia se conoció en la mañana de este domingo: a los 56 años, murió el actor, mimo, titiritero y docente local Raúl Bruschini, una referencia en la ciudad y el país en relación con el trabajo del cuerpo en escena, con un recorrido que tuvo sus inicios en los años 80 y que llega hasta el presente.

Bruschini fue uno de los precursores y fundadores de la Escuela de Artes Urbanas de Rosario (Emau) y se había formado, en principio, en el Profesorado de Expresión Corporal, aunque su formación se extendió luego a lo largo de los años con la cercanía de otros maestros locales, nacionales e internacionales entre los que se destaca el actor, mimo y maestro de actuación francés Jacques Lecoq, figura referencial en la materia.

Por estas horas, la comunidad artística local, en gran parte muchos de ellos y ellas sus amigos, lo despiden en las redes sociales con profundos mensajes en los que se destaca su calidad humana y su reconocido talento artístico.

Más allá de su paso por la docencia, Bruschini tuvo un largo recorrido como director, director asistente y en particular como mimo y clown. En ese paso, fue parte, entre más, del grupo La Partusa, compañía integrada por artistas provenientes de diferentes experiencias y lenguajes, con la que participó del recordado ciclo infantil Ocho espectáculos con yapa, del mismo modo que del grupo La Bolilla Que faltaba, con obras como Odisea televisiva, Viejas valijas viajeras o Kekus, propuestas de teatro-clown o títeres en la que compartía el escenario con su compañera de vida, la actriz, titiritera y docente Paula Geminale, y que tuvieron su paso, también, por ciclos como Títeres con buen y mal tiempo, creado por el Colectivo de Titiriteros Rosarinos del que ambos formaban parte.

Entre sus trabajos más emblemáticos se recuerda Autorretrato… mejor no hablar de ciertas cosas, espectáculo unipersonal gestado en los años 90 con el que recorrió escenarios de la ciudad y el país y en el que, desde su propia impronta, contaba la pasajes del trabajo de un mimo que había quedaba atrapado en el marco de sus recuerdos, desde donde producía una aguda y profunda autocrítica, usando ese mismo relato como un tránsito hacía su propia liberación.

Esa propuesta, un trabajo de repertorio muy vivo que lo acompañó a lo largo de los años, fue el producto de 16 años de trabajo en el campo de la mímica que  Bruschini cultivó y desarrolló, donde echaba mano a sketchs clásicos, gags muy probados y herramientas de la estética corporal que tanto conocía, había estudiado y desarrollado a lo largo de toda su carrera.

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