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Pena de muerte

Tras una moratoria informal de 17 años, Estados Unidos vuelve a aplicar las ejecuciones federales

El preso que será ejecutado este lunes es Daniel Lewis Lee, un supremacista blanco de 47 años, sentenciado a muerte por matar en Arkansas en enero de 1996 a un matrimonio y a su hija. La familia de las víctimas pidió que no efectúe la ejecución "porque no se honra a las personas asesinadas"


Este lunes en Estados Unidos volverán las ejecuciones federales después que el gobierno de Donald Trump pusiera fin hace casi un año a una moratoria informal decretada en el país en el 2003.

Varios recursos judiciales obligaron al Departamento de Justicia a retrasar el inicio, previsto para el pasado mes de diciembre. Pero el Ejecutivo ha ido ganando todas las apelaciones y en junio el Tribunal Supremo les permitió volver a aplicar la pena de muerte en casos federales, un castigo reinstaurado en 1988 pero que sólo se ha aplicado en tres ocasiones.

Más de 1.000 líderes religiosos de todo el país reclamaron el pasado martes a Trump que desista en su decisión de retomar las ejecuciones a nivel federal tras el paréntesis de 17 años.
“Cuando nuestro país se enfrenta con la pandemia del Covid-19, una crisis económica y racismo sistémico en el sistema legal criminal, deberíamos enfocarnos en defender y preservar la vida, no en llevar a cabo ejecuciones”, manifestaron en un comunicado líderes de diferentes confesiones cristianas, entre ellos los evangélicos, un grupo al que el presidente quiere cortejar cara a los comicios de noviembre.
Un supremacista blanco

El preso que será ejecutado este lunes es Daniel Lewis Lee, un supremacista blanco de 47 años, sentenciado a muerte por matar en Arkansas en enero de 1996 al matrimonio formado por William y Nancy Mueller, y a su hija Sarah, de 8 años.

Junto con Chevie Kehoe, líder de la banda de supremacistas, allanaron la vivienda de los Mueller con la intención de robar armas y dinero en efectivo. Cuando entraron, descubrieron que la familia estaba dentro y decidieron dispararles, ponerles bolsas de plástico en la cabeza, cargarlos con piedras y lanzarlos a un pantano cercano para hacer desaparecer sus cuerpos.

La familia de las víctimas ha pedido que no se lleve a cabo la ejecución. “Daniel Lee dañó mi vida, pero no creo que quitándole la suya vaya a cambiar mi situación, somos incapaces de ver cómo ejecutando a Daniel Lee se honra a las personas asesinadas en ningún sentido”, recalcó la madre de Nancy, Earlene Branch Peterson.

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