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Tras los pasos del horror

El represor Eduardo Constanzo recorrió junto a jueces, fiscales y querellantes los centros clandestinos y señaló los lugares donde había gente privada de su libertad y donde muchos fueron asesinados

La de ayer fue una mañana atípica para quienes transitaban por inmediaciones de Ovidio Lagos y Zeballos o por lo menos extraña, ya que para algunos fue el recuerdo de algún tiempo pasado, no tan lejano. Es que el edificio de la escuela Osvaldo Magnasco fue rodeado por personal y móviles de Gendarmería. El motivo: Eduardo Constanzo, uno de los cinco imputados por delitos de lesa humanidad que están siendo juzgados en los Tribunales Federales de Rosario, fue trasladado hasta allí para realizar un reconocimiento. Es que en los primeros meses de 1978, “la Magnasco” fue utilizada como centro clandestino de detención. Luego, Constanzo y una comitiva que incluyó jueces, fiscales y querellantes, visitó los centros clandestinos Quinta de Funes, La Intermedia y La Calamita.

Ayer a la mañana, cualquiera que pasara por la esquina de Ovidio Lagos y Zeballos no podía evitar detenerse a mirar. Los ingresos al edificio de la escuela técnica Magnasco estaban custodiados por gran cantidad de hombres vestidos de verde, de caras tapadas con pasamontañas, boinas cubriendo sus cabezas y armas largas.

Fue cerca de las 10.45 cuando el tránsito por calle Zeballos se interrumpió y llegaron al lugar seis camionetas Mercedes Benz Sprinter –también verdes–, seguidas de una ambulancia.

Una mañana distinta

En ese momento, se desplegó un operativo de grandes dimensiones. Lo más llamativo fue ver bajar de uno de ellos a un grupo de gendarmes encapuchados empuñando enormes armas. Del mismo coche bajó una persona vestida de traje, que de inmediato fue rodeada por escudos antibalas. Era imposible verle la cara. Sólo algunas canas pasaron fugazmente. Era Eduardo Constanzo, uno de los cinco imputados en las causas por delitos de lesa humanidad conocidas como Quinta de Funes y Fábrica de Armas, y que están siendo enjuiciados desde fines de agosto por el Tribunal Federal Nº 1 de Rosario.

El motivo de la visita no era otro que el de hacer un reconocimiento de la escuela. Es que en enero de 1978, la Magnasco se transformó en un centro clandestino de detención. Allí fueron trasladadas 16 personas que estaban secuestradas en la Quinta de Funes. Según se desprende de la causa, por esa fecha fracasó la Operación México,maniobra orquestada por Leopoldo Fortunato Galtieri –a cargo del II Cuerpo del Ejército– para hacer caer a los cabecillas montoneros exiliados en el país azteca. Para eso habían hecho viajar a Tulio Valenzuela, un detenido de la Quinta de Funes que debía guiar a los militares que lo escoltaban hasta su objetivo. Pero Valenzuela decidió escapar y desde Montoneros dieron a conocer la operación a la prensa. En la entrevista, denunció que había estado detenido en la Quinta de Funes.

En Rosario se sintió la repercusión de estos hechos, y decidieron levantar el centro clandestino de detención que funcionaba en la Quinta y trasladar a los detenidos a la Magnasco. Allí estuvieron hasta el comienzo del ciclo lectivo del 78, cuando los llevaron a una casa de la familia de Juan Enrique Amelong –otro de los imputados– ubicada en La Ribera, conocida como La Intermedia.

Según Daniela Asinari, abogada de parte de la querella, Constanzo narró como “muchos de los detenidos que estuvieron en Quinta de Funes pasaron previamente por la Calamita”. Un habitual recorrido para muchos secuestrados “era primeramente La Calamita para luego ser llevados a la Quinta de Funes, de allí a la Escuela Magnasco hasta llegar a la Intermedia”, detalló el represor.

Constanzo indicó durante la inspección que, “en La Calamita había más de cien detenidos”, y mencionó que, “allí se hacían interrogatorios, se torturaba” siempre sosteniendo que él “no presenció ninguno de estos hechos”. Así, el reconocimiento que ayer realizó Constanzo no culminó en la escuela. El operativo de seguridad se trasladó a la Quinta de Funes, La Intermedia, y culminó en La Calamita.

Reconocimiento de los lugares

“Los cuatro lugares fueron reconocidos como centro clandestino de detención y llamados por el imputado con el mismo nombre con el que actualmente lo conocemos”, destacó la abogada querellante. “Ya no quedan dudas de que esos lugares fueron centros clandestinos de detención y quienes operaban dentro de ellos. Constanzo nombró a los demás imputados en la causa y también repitió los nombres de los integrantes del grupo de tareas”, dijo Ana Oberlin, otra de las abogadas de la querella.

Constanzo dijo también que el lugar que más cambió fue La Calamita, donde faltan varios galpones. En uno de ellos fueron asesinadas 17 personas y en otro 20.

Además, señaló que “las 14 personas asesinadas en La Intermedia fueron traídas de La Calamita, pasando previamente por la Quinta de Funes y la Escuela Magnasco”. Según la abogada Daniela Asinari, el represor narró “como fue la última noche donde los iban sacando de una habitación y llevando a otra y se los fue asesinando uno por uno”.

Y agregó que “esa misma noche trajeron a Raquel Negro asesinada y desnuda en un auto, con los brazos y piernas atados y la cargaron con los 14 muertos para llevarlos al aeropuerto, cargados en un avión y arrojados al mar”.

“Sobre Raquel Negro dijo que no le brindaban un cuidado especial por estar embarazada, quienes la asistían eran las demás detenidas”, confió Oberlin.

Además, el Tucu mencionó que “Pascual Walter Jorge Guerrieri, Pagano, Fariña y Amelong eran habituales concurrentes” a los centro clandestino de detención mencionados. Recordemos que son las cuatro personas coimputadas en la causa.

Para Asinari la inspección por los centro clandestino de detención “tiene una importancia fundamental, en virtud que el tribunal se acercó donde ocurrieron los hechos”.

“Además, sus dichos corroboran todas las investigaciones hechas sobre los centros clandestinos de detención, y que en La Calamita hubo mucha gente detenida y que ocurrieron muchos asesinatos”, agregó la abogada Ana Oberlin.

Para la mañana de hoy está prevista la inspección en la ex Fábrica Militar de Armas “Domingo Matheu”, pero en forma desdoblada: a las 8 –custodiado por gendarmes– estarán el imputado Amelong junto a su abogado defensor, Héctor Silvio Galarza Azzoni; mientras que a las 10, los jueces, fiscales y querellantes recorrerán el lugar junto a los testigos y querellantes Juan Rivero, Ramón Verón y Olga Moyano.

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