En 2016, en una clase de una facultad de producción audiovisual, Gustavo Cordera, quien fuera líder de Bersuit Vergarabat, aseguró que “hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo”. La gravedad de sus dichos no tardaron en generar la reacción pública y llegaron a la justicia. Después de un proceso el músico cumplió una probation que concluyó en agosto del año pasado por “incitación pública a la violencia colectiva contra grupos de personas o instituciones”.
Pero Cordera no parece haber entendido lo que pasó y consultado sobre esos dichos por Ernesto Tenembaum en Radio con Vos, donde se disponía a hablar de Cuerpo, mente y alma su nuevo material y su regreso a los escenarios (el 27 de noviembre se presenta en el teatro El Circulo de Rosario) afirmó: “Fue perfecto para mi vida, correcto, una fractura importante para que empiece a forjarme como ser humano, como hombre”.
“Independientemente de lo que dije, la ingenuidad de decirlo en un contexto inadecuado, no fue el problema el contenido de lo que dije, sino haberlo dicho”, dijo. “En ese momento abrí los ojos -agregó-, comencé a abrir los ojos, comencé a entender el mundo que se venía, comencé a forjarme interiormente porque el afuera era muy hostil, tan desagradable para mí, toda esa omnipotencia y ese amor incondicional de la gente se había transformado en otra cosa y entonces como el afuera era tan agresivo y hostil hacia mí, no me quedó otro lugar que habitar dentro mío. Era el único lugar para seguir vivo y era un lugar que venía esquivando hacía mucho tiempo”.
“En ese habitarme interiormente me parí, morí y volví a nacer”, reconoció y redobló la apuesta: “La libertad es algo que se ejerce, no se reclama. Yo no entendía que la salud es algo que uno cultiva consigo mismo como el amor. Eso lo aprendí y lo sentí. Lo experimenté en carne propia, estando solo en mi casa, donde mi familia no me soportaba, tuve que comenzar a lamer mis heridas. Lo lindo de perderlo todo es que hacés las cosas de adentro ya que tenés nada más que perder. Eso para un artista es una gran posibilidad”.
Y ahí surge Cuerpo, alma y mente : “Vos lo escuchas y no creés que las hizo un tipo de 60 años. Son procesos que se fueron desarrollando a lo largo de mi vida y que los expresé con honestidad. Mi niño interior fue liberado y más después de la pandemia”.
Además apuntó que en 2016 él era un reflejo de su sombra. “Y no hubiera sido juzgado si previamente no era yo el que juzgaba y a mi mismo y juzgué muchísimo y todo me volvió, es el equilibrio que genera el karma, si yo hubiera sido una persona que no juzgaba, seguro no hubiera pasado eso. No tuve por qué enojarme”.
“Lo que más dolor me causó fue en en ese momento fue que La caravana mágica tenía 30 conciertos con entradas vendidas, yo y mis compañeros estábamos logrando cumplir un sueño que yo rompí en pedazos y eso me dolió, esas personas necesitaron trabajar y hacer otras cosas para sobrevivir, no están hoy conmigo y ese es mi gran dolor. Lo que le hice a mis compañeros y a mi familia me cuesta perdonarme”, confesó y, desconociendo la responsabilidad social de los trabajadores de la cultura, lanzó: “La cultura de la cancelación es una una ingeniería social y psicológica. Quien piensa que los artistas tenemos que tener el mismo comportamiento que un juez o que un político se equivoca. Nosotros albergamos adentro nuestro a toda la humanidad en los aspecto más sublimes y oscuros. Me permito ser todo lo humano que hay dentro mío. Desde un criminal hasta una persona que puede dar la vida por amor, ambos están juntos adentro mío. Uno integra todos esos mundos cuando hace arte. Tiene algo adentro y lo expresa para dejar espacio interior de limpieza y equilibrio y le da a quienes escuchan la posibilidad también de sanar”.
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