El Ciudadano
Contra las cuerdas. Cuando a principio del último mes del 2019 la empresa Vicentín sacudía el mercado anunciando un “estrés financiero” por una frondosa deuda, sólo aquellos vinculados a la operatoria de los agronegocios entendían que la situación era (es) por demás compleja.
Es que Vicentín tiene deudas bancarias y comerciales que se estiman en más de 1.300 millones de dólares, respaldada con activos que no llegarían a cubrir la totalidad de la deuda adquirida, según informó el portal SL24.
Tal situación hizo que se constituyeran comisiones encargadas de iniciar procesos de venta a otros grupos empresarios para la garantizar la continuidad de las operaciones en los complejos industriales de San Lorenzo y por consiguiente poder recuperar los fondos prestados por un conjunto de bancos (principalmente el banco Nación) al grupo Vicentín.
Los complejos fabriles que la empresa tiene en San Lorenzo son estratégicos para todos aquellos actores tengan dentro de sus planes de inversión la decisión de ampliar sus operaciones en la industria de la molienda aceitera (crushing).
Se estima que en las empresas del grupo Vicentín en sus complejos de San Lorenzo trabajan alrededor de 800 empleados directos que en la actualidad están envueltos en una total incertidumbre.
La conducción del Sindicato de Aceiteros, combativos en la defensa de los intereses de los trabajadores, deberá articular una estrategia para poder encaminar la mejor transición posible de cara a cuidar la mayor cantidad de puestos de trabajo posibles.
La esperanza de los trabajadores en poder conservar sus puestos de trabajo que en muchos casos tienen antigüedades de más de 30 años depende de que un grupo empresarial pueda salvar los activos lo más rápido posible para lograr reiniciar los procesos de producción y comenzar así una reestructuración de la ex empresa del grupo santafesino.
La historia da cuenta que los pioneros hombres del norte santafesino vieron en la región de San Lorenzo el lugar indicado para hacer crecer sus empresas comenzando por el emblemático predio de San Lorenzo conocido como “Planta Ricardone” para luego construir el que fuera el puerto agroindustrial más moderno del continente por varios años también ubicado en la ciudad de San Lorenzo.
Junto a los empresarios llegaron a la región cientos de obreros de la zona de Reconquista y Avellaneda que fueron construyendo su residencia en las diferentes ciudades del Cordón Industrial para recomenzar sus vidas a más de 500 kilómetros de sus ciudades natales.
La llegada del grupo produjo un cambio que sacudió la región y sobretodo el llamado cordón industrial, siendo Vicentín una señal que posibilitó la llegada de nuevos puertos hasta llegar a los más de 20 que cubren las costas del Paraná desde San Lorenzo a Timbúes, haciendo que el cordón industrial cambie su matriz productiva pasando de un polo químico petroquímico al mayor polo agroexportador del planeta.
En ese marco, el posible fin del grupo Vicentín en la región con la potencial venta de sus activos es definitivamente un cambio de época.
Habrá que esperar como se acomodan las fichas y quien se sienta en la conducción de la histórica Vicentín.
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