Ciudad

Transporte urbano: al final, “tarjeta de uso infrecuente”

El boleto “laboral” que se ató a la última suba es el menos utilizado: sólo 1 de cada 10 viajes pagan menos.

Por: Pablo Moscatello

Según información aportada por el Ente de Transporte de Rosario, en los primeros cuatro meses de la puesta en marcha de la tarjeta de uso frecuente, uno de cada diez viajes realizados con tarjetas magnéticas de concretan por esa vía. En tanto, un 53 por ciento lo hace a través de la tarjeta biviaje (a un precio de 1,90 peso) y un 36 por ciento con la de 6 pasajes (1,80 cada uno). Si bien desde el municipio están conformes con la demanda, el concejal que fue autor de la iniciativa y distintas organizaciones que defienden los derechos de los consumidores cuestionaron los resultados: si el supuesto es que el transporte público es el medio más utilizado por los trabajadores y los asalariados conforman el grueso de los usuarios, la tarjeta que se pensó para ellos no colma sus necesidades.

Mucho se discutió a lo largo de todo el mes de abril de este año sobre el aumento del boleto del transporte urbano de pasajeros. En distintas reuniones llevadas a cabo en Concejo y ante los medios de comunicación desde el municipio exhibieron por aquellos meses algunos informes que relevaban que, dado los costos que implica mantener el sistema, incrementar la tarifa era irremediable; el déficit operativo en 2009 se calculó en 68 millones de pesos.

A pesar de esos datos, debido a la férrea negativa de los bloques opositores a subir el valor de viaje en colectivos urbanos, la llave que permitió destrabar el incremento fue la aprobación de una modalidad alternativa que, en teoría, les permitiría a quienes utilizan ese transporte a diario mantener su mismo costo.

Quien posibilitó al oficialismo en el Concejo inclinar la balanza fue nada menos que el edil radical (aunque no frentista y muy crítico de la gestión socialista) Jorge Boasso, que terminó dando su apoyo a cambio de que también se apruebe su propuesta de crear al mismo tiempo la tarjeta de uso frecuente. La misma consiste en packs de 5 tarjetas que se adquieren a valor final de 64 pesos y que contienen el equivalente a 8 pasajes con tarifas de descuento especial cada una; es decir, cuentan con un total de 40 pasajes. Así, el precio por cada viaje se mantuvo en $1,60.

Al mismo tiempo, se dispuso que cada una tenga un vencimiento independiente de ocho días a partir del primer viaje utilizado. El socialismo y Boasso pulsearon por aquel entonces con el argumento de que el proyecto oficial era mucho más vasto que una suba del boleto  ya que en la ordenanza se preveían otros avances. (ver aparte)

Lo cierto es que tras la sanción de aquella iniciativa, la interpretación de los resultados del nivel de uso de la llamada tarjeta laboral depende de quien sea el que evalúe. Según la información aportada por el ETR, en el acumulado mayo-agosto, sobre el total de transacciones realizadas con tarjetas magnéticas, un 11% se realiza a través de la de uso frecuente. En tanto, un 53 por ciento lo hace a través de la tarjeta biviaje (a un precio de 1,90) y un 36 por ciento con la tarjeta de 6 pasajes (1,80 cada uno). En tanto,  desde que se implementó la nueva modalidad, se realizaron por esa vía unos 4 millones de viajes, lo cual deja un promedio mensual de un millón de boletos cortados a un precio diferencial de 1,60 peso.

Con los resultados en mano, desde el municipio prefirieron rescatar la masa de gente que “continuamente” usa esta tarjeta. “Hay un promedio mensual de 1 millón de viajes que se realiza por esta vía, por lo cual podemos decir que esta masa de gente, en su mayoría trabajadores, ya tomó por costumbre viajar por esta vía, y que lo mantiene en el tiempo” precisó Gustavo Leone, secretario de Servicios Públicos y Medio Ambiente de la Municipalidad de Rosario

El funcionario optó por remarcar el hecho de que “la demanda se haya mantenido uniforme en estos meses habla del grado de conformidad y aceptación que ha tenido por parte de los usuarios que la utilizan. Es decir, que los que decidieron comprar la tarjeta de uso frecuente por primera vez, lo siguen haciendo mes a mes”.

Sin embargo, los cuestionamientos opositores están a la orden del día. Uno de los que criticó el nivel de uso de la tarjeta laboral y se despego así del “fracaso” –así lo definió– de la iniciativa que él mismo fogoneó, fue el propio Boasso, quien fiel a su constumbre tiró las responsabilidades sobre el Ejecutivo municipal. “La verdad que no me causa satisfacción ese resultado”, evaluó el edil, para agregar inmediatamente que es culpa de la administración local ya que no promociona el uso del pack laboral. “Sencillamente la esconden. Eso es lo que están haciendo. Están siendo funcionales a los empresarios y, en realidad, también  a ellos mismos, ya que el estado es propietario de la Mixta y la Semtur. Lo que quieren es sacar más plata ”, expresó Boasso con su verborragia habitual.

En tanto, los datos dados a conocer a este medio por el municipio, en rigor, no fueron los primeros. Quienes ya habían llevado a cabo un relevamiento sobre el grado de utilización de la tarjeta de uso frecuente fue el Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (Cesyac). La ONG local proyectó a través de una encuesta propia entre usuarios dada a conocer a los medios en junio, a poco más de un mes de la puesta en marcha de la nueva alternativa, que sólo 8 por ciento de los viajes que se realizan en la ciudad se hacen con la tarjeta de uso laboral.

En el caso de Cesyac, los datos fueron obtenidos a partir de una encuesta efectuada en 20 paradas de colectivos “concurridas” de la ciudad, en horarios pico, a diez usuarios en cada punto y en el mismo momento. Al observar el uso que los rosarinos les dan a la tarjeta laboral, la conclusión, en este sentido, es tajante: “Puede servir para los trabajadores, pero algo pasa porque los trabajadores no la adquieren”, se expresaba en el informe.

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