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Tolerancia y conflictos familiares, en un nuevo film argentino

El realizador Nicolás Teté dio detalles de su última película “Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet” que se mete en los conflictos de padres e hijos, las frustraciones de ambos en sus vidas y la tolerancia respecto a las decisiones de los demás. Disponible en Cine.ar Play


Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet, es el nuevo film de Nicolás Teté que se mete en los conflictos de padres e hijos, las frustraciones de ambos en sus vidas y la tolerancia respecto a las decisiones de los demás. La película se conoció el pasado jueves en salas porteñas y está disponible para ver en la plataforma Cine.ar Play.

Según contó Teté a la agencia de noticias Télam la trama del film surgió de una mezcla de situaciones que el realizador fue escuchando de amigos y de su propia experiencia personal. “Hablábamos mucho con amigos del tema de estar fuera o dentro del closet para la familia”, dijo sobre el film que sigue a Manuel, un estudiante de arquitectura que vive con su novio en Buenos Aires. Un día viaja a Villa Mercedes a las bodas de plata de sus padres, una oportunidad que quiere utilizar para pedirles dinero y decirles que es homosexual.

Desde su llegada a la casa paterna, se nota la tirantez que existe. Todos se sorprender por su arribo sin aviso, pero, con excepción de su hermana, el resto lo mide e intenta dilucidar los motivos del viaje. Amor en la familia hay, pero también viejas rencillas por cosas no dichas.

“Lo trabajé desde el lado de hijo, que es el que conozco, pero siempre teniendo en claro que no quería demonizar a los padres. Intenté ser igual de crítico con los padres que con el personaje de Manuel, por más que sea el más cercano a mi experiencia”, explicó Teté sobre la propuesta que protagonizan Facundo Gambandé, María Fernanda Callejón, Diego De Paula y Antonella Ferrari.

En medio de este torbellino de emociones y desencuentros, el hermano deportista llega desde España para ser agasajado como ninguno de los otros, lo cual abre heridas entre los hermanos. “Los conflictos que tienen los hermanos en la película son culpa de los padres sin dudas pero también el protagonista se pone en lugar difícil muchas veces. El hermano deportista está también muy presionado por los padres y eso no lo ayuda”, señaló el cineasta puntano.

El realizador Nicolás Teté

“Filmamos en lugares muy familiares para mí -indicó- y con muchos técnicos que también son amigos. Filmar en Villa Mercedes tiene un plus importante para la historia y fue muy bueno compartir mi ciudad con los actores y técnicos que llegaron desde otros lugares del país para trabajar en la película. Fueron 15 días de rodaje más un día en Buenos Aires, donde grabamos las primeras escenas”.

La película también aborda los miedos de los padres sobre cómo tratar a sus hijos. “Me parecía que eso era clave para hacer más humanos a los personajes. Ese es el problema en general que muchas veces los padres no saben cómo decirles las cosas a los hijos y viceversa, es algo generacional. Yo en muchas cosas no entiendo a mis padres y no espero que ellos me entiendan en todo a mí, pero creo que está bueno poder convivir a pesar de las diferencias. Entonces en la película eso genera muchos malos entendidos y problemas. Todos hacen lo que piensan que es lo mejor, pero sin pensar en el otro”, apuntó Teté. Y puntualizó: “El problema también está en todos los fantasmas y cosas que tiene Manuel en la cabeza, creo que cuando va hablando con los padres logra solucionar un poco las cosas. A mí me pasaba que cuando estaba en el closet tenía una relación más distante, estaba todo el tiempo enojado, ofuscado. Poder decirlo es muy liberador, mientras más tiempo pasa uno se va llenando de más miedos y eso puede afectar mucho”.

Otro de los temas que aborda Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet es la crisis de mediana edad. “Para mí era muy importante encontrar esa crisis dentro de la película, que es la gran preocupación del padre y lo que para mí desencadena en la cabeza de Manuel muchos de los conflictos. Manuel piensa que el conflicto viene solo por la sexualidad, pero no. Me parecía importante encontrar capas en lo que les pasa a los personajes. Hay muchos personajes en crisis dentro de la historia. No es fácil aceptarse”, adelantó el realizador qué sobre las frustraciones que muchas veces los padres trasladan a sus hijos opinó: “Creo que es algo inconsciente. Sí creo que son muy determinantes los roles que cada uno tiene dentro de la familia y eso puede ser un peso. En la película busqué trabajar un poco con cierta inconsciencia de los padres para tomar algunas decisiones y también el tema de favoritismos con alguno de los hijos. Pero también viéndolo desde el otro lado”.

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