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Todos tenemos algo en común: somos diferentes

parque[1]

Este fue el corolario que reunió a artistas y espectadores en la tarde soleada del domingo. Amaneció fresco y con un cielo cubierto de nubes, todo hacía presumir que el 4º Festival  celebrando el Día Internacional de los derechos de la personas con capacidades diferentes, que convocaba al parque Urquiza para el 6 de diciembre, se iba a tener que suspender. Pero el sol se enteró del evento y tímidamente y después con todo su fulgor,  salió para iluminar los corazones de los allí reunidos: todos los que teníamos algo en común: SER SERES HUMANOS.

También los rayos del sol se reflejaron y descompusieron en un arco iris de felicidad en los ojitos Down de Noelia, que como la mejor coreógrafa y publicista, animaba a la gente a acercarse y disfrutar de los espectáculos, a su vez, anunciando con cartel en mano, que el 13 de diciembre, el grupo SIN BARRERAS, (liderado, entre otros, por su papá Daniel) estarán presentando al conjunto “ Los Mariachis Veracruz” (además prometen juegos inclusivos, y otras diversiones, en el Monumento a la Bandera (al lado del Monumento a los Héroes de Malvinas)). Noelia era irresistible, cual una pompa transparente de jabón se elevaba y descendía en un ritmo acompasado dictado por los latidos de su corazón, uno no podía dejar de mirarla y admirarla en su esfuerzo por captar la atención del público, creando pasos y tarareando las canciones del grupo que abrió la secuencia musical.

El grupo llamado LA SACRISPANTI, cuyo vocalista conmovió al público con su alocución, incitando a la aceptación de quienes tienen capacidades diferentes y enfatizando su idea con la frase “para que deje de haber alguien discapacitado en la piecita del fondo”. Previo a este grupo musical arremetieron con bullicio y algarabía, manejados por invisibles hilos y saltimbanquis, la ”comparsa Inundados de Arroyito” se armaban y desarmaban al ritmo de tambores y del grito unánime “arriba, abajo….arriba….” Metafóricamente es la alegría que lleva a la cúspide a los discapacitados cuando se sienten integrados, o cuando caen por las trabas arquitectónicas y humanas que aún encuentran en la ciudad y en la sociedad .

Todo el evento animado por dos hermanos (de tres no videntes en la familia) Marcelo Moyano y su hermana Miriam, que supieron arrancar con sus preguntas los anhelos de estos tímidos no-videntes bailarines de tango:

Sergio (1 año y medio no-vidente e igual tiempo, en la práctica de tango) y Mariana (3 años de no-vidente y un mes bailando tango) Ambos aprendieron en Centro de Capacitación Braile Nº 2014, cito en calle España 528. “El baile es un sentimiento que se acerca a la libertad”, por ello, demostraron a través del tango su acercamiento a la libertad que ellos no tienen en esta sociedad al ser no videntes, ya que como ellos manifestaron, siempre dependen de alguien que los ayude.

Después continuaron espectáculos de folklore, y siguieron hasta la hora en que estaba programada la finalización de la reunión.

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