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Timbúes: el Ministerio de Trabajo clausuró la aceitera Noble

El Ministerio de Trabajo de la provincia clausuró la aceitera Noble, en Timbúes, donde hace una semana arden más de 17 mil toneladas de troja de pino que sirven para las calderas de la planta. En ese mismo lugar Oscar González, un operario de 22 años, murió el viernes pasado.

El Ministerio de Trabajo de la provincia clausuró la aceitera Noble, en Timbúes, donde hace una semana arden más de 17 mil toneladas de troja de pino que sirven para las calderas de la planta. En ese mismo lugar Oscar González, un operario de 22 años, murió el viernes pasado y cuatro de sus compañeros resultaron con heridas al intentar apagar el incendio. Cuando creían que tenían el foco ígneo controlado, el viento del martes y ayer reavivó el fuego. Las tres dotaciones que en vano intentan sofocar las llamas no dan abasto y continuaban trabajando en el lugar. La planta de molienda de oleaginosas cerró sus puertas por orden de la provincia y los más de 300 trabajadores no ingresarán hasta nuevo aviso.

Desde la cartera laboral que encabeza Carlos Rodríguez exigen a estas empresas cerealeras del cordón industrial la creación de comités mixtos de seguridad, que en pocos casos se cumple y Noble no escapa a la regla. Esta cerealera funciona desde el 13 de octubre pasado con un permiso provisorio que está pronto a caducar.

“Entre la falta de experiencia y la soberbia de un empresariado joven ocurren estos hechos lamentables”, consideró el presidente comunal de Timbués, Néstor Sánchez, quien participó de una reunión con el gerente de la planta, Alfonso Romero. “No se aprovecha de la experiencia de Capitán Bermúdez que también trabaja con troja, más chica, y que se la distribuye en varios montículos, para que en caso de combustión se pueda sofocar el incendio rápidamente”, describió Sánchez en diálogo con este diario.

En el playón de la empresa Noble la enorme montaña de astillas de viruta y aserrín está expuesta a las altas temperaturas y “además hay una gran cantidad de vehículos estacionados, el martes había más de 300 camiones esperando, y sus parabrisas o espejos en algún momento del día apuntan sus reflejos sobre la montaña de madera. No puede ser que esa cantidad de aserrín no esté distribuida en varios montículos…”, sostuvo Sánchez.  

“Se hacen volcanes internos”

El Ciudadano estuvo en el ingreso a la planta de molienda de oleaginosas y no obtuvo ninguna respuesta por parte de la empresa. “Los gerentes están todos adentro reunidos y con los teléfonos cerrados, tenemos orden de que no ingrese nadie”, fue la escueta información que brindó un guardia de seguridad. Sólo una promesa vana desde la Gerencia de Recursos Humanos sobre el envío de un correo electrónico con un comunicado de la firma sentando posición. Pero el mail nunca llegó.

En tanto, unos quince bomberos lidiaban ayer con los distintos frentes ígneos que lentamente devoran las astillas, material que entró en combustión y que se utiliza para el encendido de las calderas. “Aquí hay gas natural para hacer funcionar las máquinas, pero el aserrín es más ecológico y económico, este residuo que viene de los aserraderos de Entre Ríos o Córdoba, es de pino y se ha fermentado con las altas temperaturas. Esto no lo apagamos más. El fuego está en el interior y se hacen como volcanes internos”, describió uno de los bomberos que hizo un alto mientras las cubas reponían agua a las tres dotaciones que habían llegado desde Totoras, San Lorenzo y Puerto San Martín.

No solamente los operarios están fuera de al planta hasta nuevo aviso, ya que tampoco los camiones ingresan al playón. La zona de balanzas y donde se hace el calado para el control de semillas está justo al lado de la montaña de aserrín que tiene casi 30 me-tros de alto y media cuadra de ancho.

Pablo Reguera, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo, evaluó: “Cuando pasa este tipo de cosas, queda al desnudo que las empresas por un lado aseguran que cumplen con todas las normas de seguridad y nosotros sabemos que no es así”.

El sindicalista hizo un llamado a las autoridades provinciales “para que permitan el acceso de las organizaciones sindicales a las distintas empresas del cordón industrial, muchas de estas empresas impiden que el personal se afilie al gremio y después terminan pasando este tipo de cosas”.

Reguera continuó: “La seguridad de-pende de todos nosotros, de la empresa y de nosotros al exigir que se cumpla. Tenemos que tener algo bien en claro: es preferible que te echen a patadas y no que terminemos sin vida como este chico”, en referencia a Oscar González, quien murió el viernes pasado como consecuencia del incendio en la empresa Noble cuando se le derrumbó la montaña de astillas de madera, cumpliendo una tarea que no era la suya, la de bombero voluntario.

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