La provincia de Tierra del Fuego volvió ayer a quedar incomunicada del continente por vía terrestre luego de que se intensificaran las protestas en el sur de Chile con dos nuevos piquetes y dejara de funcionar otra vez el trasbordador que cruza automóviles por el Estrecho de Magallanes.
El embajador argentino en Chile, Ginés González García, aseguró que por estas horas no hay argentinos varados en la zona magallánica, donde se concentran los cortes de los manifestantes trasandinos, en rechazo al aumento del precio del gas.
Pero la interrupción del tránsito en la ruta 257, a la altura del paso internacional de San Sebastián y cerca del cerro Sombrero, hizo que se formaran filas de automóviles y camiones de siete kilómetros sobre territorio argentino y dos kilómetros en Chile, informaron fuentes de la gobernación fueguina.
La ministra de Gobierno, Eleonora Demaio, dijo que según los reportes que le llegan de Gendarmería “la aduana chilena cerró en forma temporaria ya que no da abasto por la gran cantidad de gente que se acumuló para realizar todo tipo de trámites”.
Según informó la Gobernación fueguina, la provincia volvió a quedar aislada porque el trasbordador que cruza automóviles por el Estrecho dejó de funcionar por falta de combustible.
Al respecto, la gestión de Fabiana Ríos solicitó a la Cancillería que a través del diálogo diplomático con el país vecino “encuentren el modo de garantizar la provisión de combustible a las trasbordadoras para que el flujo de turistas fueguinos hacia el continente y de regreso a la isla no se interrumpa en los escasos momentos en que se distiende el conflicto”.
A la complicación con el trasbordador se sumó ayer el inicio de dos nuevos cortes de ruta de parte de asambleístas chilenos que complicaron la situación de centenares de personas que buscan salir y entrar a Tierra del Fuego.
Según confirmó Gendarmería Nacional, uno de los bloqueos se ubicó a dos kilómetros de la Aduana chilena, cercana al paso fronterizo San Sebastián, y el otro en la zona de Cerro Sombrero, más cercana a Bahía Azul, punto de partida de la barcaza en la zona insular.
El domingo, cuatro aviones de la Fuerza Aérea trasladaron a las ciudades de Río Gallegos, Ushuaia y Río Grande a 226 argentinos que se encontraban varados en la ciudad chilena de Punta Arenas y que no podían retornar de ninguna manera al país.
El conflicto comenzó el miércoles pasado cuando una asamblea de vecinos de la localidad chilena de Punta Arenas decidió bloquear el tránsito hacia las barcazas que cruzan el estrecho de Magallanes, que constituyen la única salida por tierra desde y hacia Tierra del Fuego.
La protesta se originó en la suba del 17 por ciento del precio del gas impuesto por el gobierno de ese país, aunque luego el conflicto se agravó cuando dos mujeres murieron en el piquete atropelladas por un automovilista.
Los manifestantes habían resuelto flexibilizar y dejar libre el paso en forma intermitente, pero el fracaso de las negociaciones con el gobierno chileno volvió a agravar la situación.
La ministra Demaio destacó que “se conformó un comité de crisis cuya principal acción es asistir a los argentinos que esperan poder entrar y salir de la isla, al tiempo que buscamos que puedan viajar vía aérea”, aunque anunció que “los vuelos están completos”.
La funcionaria explicó que “pese a las recomendaciones sigue llegando gente al paso San Sebastián” y que los que están “no quieren regresar”.
“Llevamos combustible y víveres; están bien provistos”, dijo la ministra, quien no obstante reiteró el pedido de que no se viaje hacia la frontera y no se intente pasar al continente hasta tanto el conflicto en Chile se resuelva definitivamente.