Espectáculos

Testimonios trascendentes en el Marfici

En el Festival Internacional de Cine Independiente de Mar del Plata se vieron filmes que ya aparecen como destacados;"Escape al silencio", "Prisioneros de la tierra" y "Petición. El tribunal de los reclamos". Por Juan Aguzzi/Enviado especial El Ciudadano.

El documental chino "Petición. El tribunal de los reclamos"
El documental chino "Petición. El tribunal de los reclamos"

En las primeras jornadas de la 6ª edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Mar del Plata / Marfici que comenzó el sábado, y en el marco de una grilla profusa en títulos diversos –en cuanto a géneros, estilos, origen–, pudieron verse algunos Films que ya aparecen como destacados.

En una sala que fue llenándose de a poco con gente invitada al festival (que incluía periodistas, realizadores, productores, programadores externos), el equipo de producción afectado, los jurados de las secciones en competencia, los coordinadores y programadores del Marfici, su director que dio la bienvenida, y el público en general, que llenaron la sala donde tuvo lugar la gala de apertura, pudo verse el inaugural Escape al silencio, un film documental dirigido por Diego Pequeño, que busca retratar la huidiza figura del brillante saxofonista chileno Alfredo Espinoza.

El músico, que llegó a París durante los primeros años 70, comenzó a destacarse de inmediato en el país europeo y formó parte de bandas de gran predicamento de la época. Su técnica, el swing y sus espectaculares solos dejaron a todo el mundo con la boca abierta. Este talento lo llevó a tocar en los más importantes circuitos de jazz tradicional europeo e incluso en África. Luego de un tiempo y sin un motivo claro, Espinoza volvió a Chile y se recluyó en la casa de su madre en una barriada humilde de Valparaíso. Allí le sobrevino una suerte de enfermedad mental que lo tuvo postrado literalmente durante diez años, sin salir casi de una habitación, donde dormía en un colchón sobre el piso.

El documental se ocupa de estos avatares a través de dos de sus amigos y colegas, otro chileno y un italiano, saxofonistas ambos, con quienes había tocado en París, y que durante la etapa oscura de Espinoza viajaban a Chile con la intención de ayudarlo. En el presente del film, estos amigos recorren París para encontrarse con el mito musical que ronda la figura de Alfredo Espinoza en Francia, cuya gracia instrumental algunos comparaban con la del magnífico Lester Young. Sensibilidad y sutileza son dos de los elementos principales de los que se valió su realizador para buscar en el talento de este saxofonista la delgada línea que separa la creatividad del desprendimiento de la realidad.

También pudo verse Prisioneros de la tierra, un film por lo menos extraño en su temática y no tanto en su forma o tratamiento. El relato abre con una pregunta y es lo que intenta indagar a través de su desarrollo. El interrogante es acerca de cómo hacen los finlandeses para pasar sus inviernos donde la temperatura alcanza los 20 grados bajo  cero y el día dura apenas unas pocas horas. La holandesa Stella van Voorst van Best plantea un viaje a través de Finlandia y utiliza como brújula al tango, un género –aquí sería mejor decir un ritmo, ya que el tango que cantan y bailan se parece más a un vals demasiado melódico– que los habitantes de ese país aman fervorosamente. Esta pasión está íntimamente ligada a todo aquello que trae aparejado el universo que el tango describe en su poesía: el amor y su devenir, la traición, los celos, el abandono, la muerte por despecho, la soledad, todo esto es un poco lo que parece describir el estado que adquiere el espíritu de los finlandeses durante su angustia invernal, algo que también es la marca de gran parte de la obra de Aki Kaurismaki, cuya mirada es un termómetro infalible para estas cuestiones.

Prisioneros de la tierra hace entonces un recorrido por los bares de karaoke y salas de baile donde asisten personas de todos los estratos sociales a los que la cámara les servirá como interlocutor para que ellos narren sus historias llenas de nostalgia y melancolía mientras aguardan que la nieve comience a derretirse y el sol diga presente en toda su plenitud. Pero claro, el verano tampoco dura mucho, y los finlandeses volverán a caer en la depresión a ritmo de tango.

Otro film de singulares características fue Petición. El tribunal de los reclamos, un documental chino que está en Competencia oficial, sobre el sometimiento y la represión en que vive buena parte de la población china, sobre todo el campesinado, y que aquí se ve a partir de un relato que muestra el miserable estado en que se encuentran aquellos que llegan a Pekín a reclamar todo lo que el gobierno prometió y jamás cumplió y que quedan varados en una improvisada villa miseria al costado de la terminal sur de trenes de la capital.

Como en una suerte de drama kafkiano, la pobre gente viene a reclamar que su casa fue víctima de un sismo, que no tienen cómo subsistir ya que el hombre que trabajaba en la familia murió y quedan desamparados su mujer e hijos pequeños, aquellos que deben tener una intervención quirúrgica antes de que sea demasiado tarde y no hay quién fije fecha, y una innumerable cantidad de situaciones similares a las que nadie atiende. Desde 1996, su director Zhao Liang, fue filmando a los “peticionarios” que llegaban de todas partes de China para hacer sus denuncias de abusos e injusticias, sobre todo aquellos cometidos por las autoridades locales de sus lugares de origen.

Liang los sigue en ese derrotero, el de reclamar diariamente en una burocrática oficina estatal, y luego dentro de sus refugios improvisados, la mayoría incapaces de cobijar contra el frío inclemente y sin que nadie les procure un plato de comida caliente cuando sus recursos queden exiguos. El director sigue a estos denunciantes durante años; a los que el régimen comunista expulsó y que ahora los ahoga y reprime en su condición de parias. El film, de un verdadero carácter de denuncia, acompaña a estos personajes –algunos constituyen pequeños relatos dramáticos dentro de la historia general– hasta el inicio de los Juegos Olímpicos de 2008 donde sus barracas son literalmente arrasadas para evitar indiscretas miradas de las visitas internacionales, no fuera a ser que los trapos sucios del poderoso régimen comunista chino quedasen en evidencia.

Petición muestra con una evidencia incontrastable las contradicciones persistentes en China en medio de la expansión económica de gran alcance que la sitúa hoy como  la gran potencia oriental.

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