El tribunal integrado por los jueces José Luis Suárez, Hebe Marcogliese y Trinidad Chiabrera resolvió condenar este martes a Gerardo Nievas, de 32 años, a prisión perpetua por el homicidio doblemente calificado de su ex pareja, Noelia García, quien ya lo había denunciado por golpearla: por el vínculo y por mediar violencia de género.
El fiscal Gastón Ávila, de la Unidad de Homicidios Dolosos, le atribuyó el asesinato cometido el 23 de octubre del 2018, a las 4.45 aproximadamente, en Juan B. Justo al 5800.
La víctima falleció por asfixia mecánica: el femicida cometió el crimen utilizando un cable y a la vez una almohada la cual colocó en la cara para que no pudiera gritar y pedir ayuda, describió la Fiscalía en el juicio.
El acusado intentó hacer pasar el femicidio como suicidio, pero el testimonio en Cámara Gesell de la hija de la víctima, de 10 años, resultó clave para desactivar el intento del femicida por obtener impunidad.
Noelia era de la ciudad bonaerense de Monte Grande y en 2009 se mudó a Rosario para empezar una convivencia con Nievas en la casa de Juan B. Justo al 5800. La pareja tuvo tres hijos que en 2018 tenían 5, 6 y 8 años.
En 2014, Noelia pidió una exclusión de hogar y se volvió a la provincia de Buenos Aires. Con el tiempo, Gerardo trajo a sus hijos a vivir con él y Noelia viajaba para visitarlos.
Según la investigación fue ese marco que el acusado aprovechó para cometer el femicidio la madrugada del 23 de octubre de 2018 cuando la ahorcó y luego quiso simular que la mujer se había quitado la vida.
De acuerdo con lo ventilado por el fiscal Ávila, aquella madrugada el hombre comenzó a insultar y ahorcó a quien era su ex pareja y madre de sus tres hijos y de la que se había separado en 2014 por hechos de violencia de género que habían sido previamente denunciados por la víctima.
En su alegato de apertura, el fiscal adelantó que todo se produjo en un contexto de violencia de género, teoría avalada en pruebas y testimonios de profesionales y familiares.
Ese día, el acusado llamó al 911 y alegó que en un momento se levantó para ir al baño y se topó con el cuerpo de Noelia.
Sin embargo, la hija de 10 años de la mujer -de una relación anterior-, aseguró que se despertó por los gritos de su madre y vio cuando el acusado ejercía presión con una almohada que le cubría el rostro.
Tras ello, declaró la niña, le dijo que la “soltara”, aunque el hombre le respondió que la “estaba ayudando a respirar”.
“La amenaza constante de impedir el vínculo con sus hijos es una forma de mantener su poder sobre ella. La violencia detallada se plasmó durante el tiempo de convivencia de la pareja y prosiguió una vez separados”, alegó el fiscal.
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