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Tengo, un mundo de sensaciones que te quiero regalar

La Perla de Once, Los Gatos Salvajes, el homenaje de Charly García, Divididos, Ataque 77, Cadillacs y Riff. Se fue el más rockero de los melódicos. Escribe: Patricia Dibert

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Tuvo que pasar mucho tiempo para que Sandro pudiera superar su mote de artista melódico. Pero las historias que contaron los inicios del rock del país, lo situaron como habitué de la mítica Perla del Once, de calle Pueyrredón, donde estaban Los Gatos y los Beatniks.

Sandro, de nombre real Roberto Sánchez, había nacido el 19 de julio de 1945 en Valentín Alsina (Buenos Aires), comenzó a actuar en los inicios de los años 60 ya con el nombre de Sandro aunque integrado en el grupo Los Caniches de Oklahoma, con los que registró su primer rock como autor: “Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina”. En 1961 el grupo pasó a llamarse Los de Fuego, con Sandro como guitarrista y segunda voz. En 1963 la banda se cambió de nombre por Sandro y Los del Fuego, ya con él como vocalista principal. Algunas crónicas daban cuenta que el hombre que declaraba que necesitaba “una muchacha y una guitarra para poder cantar”, era realmente mediocre en su preparación con el instrumento musical, en realidad no importó demasiado, porque el vivo era tan imponente, que resultaba imposible sacar la mirada de ese muchacho de labios carnosos y movimientos pélvicos, con buena voz y una mirada sin igual en la escena latinoamericana. El grupo nutría su repertorio, principalmente, de versiones en castellano del rock anglosajón, tanto de Elvis y Paul Anka, como de los Beatles, de los Stones o de Buddy Holly. Quedan grabaciones de esos primeros discos, -como las editadas por el diario Página 12–, donde se puede escuchar al Gitano haciendo “Boleto para pasear”, “Perseguiré al sol”, “La casa del sol naciente”, con las adaptaciones de Ben Molar.
El carisma escénico de Sandro, su potente voz, sus movimientos influidos por Elvis Presley, que hicieron que la Liga de Madres pidiera su prohibición por “movimientos obscenos y pornográficos”, fueron determinantes para que se lanzara como solista, convertido gracias a la televisión en ídolo juvenil. Así en 1965 deja Los de Fuego y se larga en solitario, y es cuando empieza a apagarse el rocker- man, y va ganando terreno el músico melódico, el que llegará a ser el primer latino que cante en el Madison Square Garden de New York, y por Sandro las puertas del Luna Park se abrieron por primera vez para un espectáculo de música.

A esa altura su público pasó a ser mayoritariamente femenino, y fue apodado como “las nenas”, las muchachas que no dudaban en arrojarle la topa interior en los shows.

Sandro y los otros.

En los 90 El Gitano recibió el reconocimiento de músicos de la escena rockera.

Charly García y Pedro Aznar invitaron a Sandro a cantar el tema “Rompan todo”, vversión de la canción de The Shakers, “Break it all”, hecha para el álbum “Tango 4”, producido y compuesto a dúo por Charly García y Pedro Aznar.

En las incursiones televisivas, Sandro se daba algunos gustos. En el programa que condujo para Canal 13, “Querido Sandro”, el gitano invitó a Pappo con Riff, donde con una escenografía y vestuario adecuados, rockearon ante las cámaras. “vengo a ocupar mi lugar” fue el tema propio de Sandro que cantó con look heavy, secundado por el Carpo.

En 1998, un grupo de cantantes y músicos de rock le rindieron un homenaje en “Tributo a Sandro, un disco de rock”. El disco abría con una fuerte versión de “Tengo” por los Divididos –tema que la banda de Ricardo Mollo sigue haciendo en los conciertos–, “Porque yo te amo” por Los Fabulosos Cadillac, “Quiero llenarme de ti” por Erica García, “Una muchacha y una guitarra” por Bersuit Vergarabat, “Rosa, rosa” por Los Caballeros de la Quema, y “Dame fuego” en una versión que ya es clásico en el repertorio de Ataque 77.

Sandro recibió el Grammy latino por su excelencia musical como cantautor y actor y por su trayectoria artística.En 1999, lo condecoraron con el Premio Carlos Gardel de Oro que otorga Cámara Argentina de Productores de Fotogramas, tres años después le otorgaron el Premio a la Trayectoria. De ese momento queda la imagen de Mercedes Sosa y Sandro abrazados. Dos íconos de la cultura popular que dejaron una huella profunda y sentida.

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