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“Temas propios”, una comedia emotiva sobre el crecimiento y las segundas oportunidades

El film de Guillermo Rocamora expone y explora la dinámica entre un hijo que busca su lugar en el mundo y un progenitor que anhela una nueva oportunidad


El paso a la adultez de un estudiante que quiere ser músico coincide con la segunda juventud de su padre, y es entre esa sincronía en donde se expande Temas propios, de Guillermo Rocamora, una comedia que explora la dinámica entre un hijo que busca su lugar en el mundo y un progenitor que anhela una segunda oportunidad.

La película, una coproducción entre Uruguay y Argentina que se puede ver en los complejos de cine locales, está protagonizada por Manuel (Franco Rizzaro), un joven que arma una banda junto a su hermano menor Agustín (Vicente Luan), a la que suman como guitarrista a su padre (Diego Cremonessi), inmaduro, irresponsable y a la vez lleno de energía juvenil luego de separarse de su esposa Virginia (Valeria Lois), madre sobreprotectora y preocupada por el futuro de sus hijos.

“Me gusta definirla como una comedia dramática musical, porque es una comedia donde lo que les pasa a los personajes es algo importante, nos reímos de situaciones que son importantes para las personas”, contó a Télam Guillermo Rocamora, que con Solo (2013), ganó el premio a la mejor ópera prima en el Festival Internacional de Miami.

Temas propios tiene a la música como un personaje central del relato, un padre amoroso pero muy ocupado con su propia vida como para dedicarse seriamente a sus hijos y la dinámica familiar que se establece a partir de esa presencia a medias, podría encuadrarse dentro del cine del realizador estadounidense Richard Linklater, en especial Boyhood (2014).

Y en el plano local, la película del director uruguayo dialoga con Las buenas intenciones (2019), otra producción argentina sobre temas parecidos y también con elementos autobiográficos, aunque en el film de Ana María Blaya la emotividad es el centro del relato mientras que en el film de Rocamora, el eje está dado entre el crecimiento de un adolescente y la segunda juventud de su padre.

Tal detalló Rocamora a Télam, el puntapié inicial para contar la historia de esta familia atravesada por la música tuvo que ver con un proyecto de su adolescencia. “El origen del proyecto tiene que ver con mi adolescencia, cuando mis papás se separaron y mi hermano que tenía una banda, lo invitó a tocar la batería a mi papá. Ese fue el génesis de la historia que respeta algunas cosas reales como la separación, que mi papá tenía un grupo cuando era joven y que mi mamá era profe de inglés en mi casa. Y bueno, también está mi hermano y algo de homenaje a la relación tan linda que tenemos está en la película”, compartió.

Y acerca del relato sobre el paso a la adultez, señaló: “A mí me gusta definirla como una comedia dramática musical, porque es una comedia donde lo que les pasa a los personajes es algo importante, nos reímos de situaciones que son importantes para las personas, no es que no les importa y eso me parece que es algo valioso. Yo uso mucho el humor en mi vida, para decir lo que pienso, lo que siento, para criticar, incluso para salir de situaciones feas, el humor es siempre un salvavidas para mí y quería transmitir esa esencia a la película. Por eso la historia tiene situaciones complicadas que están atravesando los personajes como la separación, el camino de Manuel hacia la madurez y que tiene que ver con su vocación y poder emanciparse de sus padres, su elección de dónde vivir y qué estudiar, pero también el poder ver que la madre no era tan mala como le parecía y el padre no es todo lo bueno que creía”.

 

El director Guillermo Rocamora

“Lo mismo pasa con César, el personaje de Cremonessi, que está viviendo una segunda juventud y reconecta con la música, ve a los amigos de su antigua banda, porque el contexto de su separación con Virginia le abre la puerta a cosas nuevas. En ese sentido me gustaba mucho contar las segundas oportunidades, con un tipo de esa edad que tiene ganas de hacer cosas, con una nueva energía y eso me parece un acto de valentía, me parece que a veces socialmente se juzga”, agregó. “Y en el caso de la vocación, siempre me conmovió y me movilizó –siguió-. Yo le dije a mi mamá que quería estudiar cine en el año 2001, pero en Uruguay en ese momento con suerte se hacía una película por año, era un contexto muy complicado. Era lógica la preocupación de mi madre sobre de qué iba a vivir y todo eso era lo que me interesaba contar”.

Por otro lado, detalló cómo fue el trabajo de la trama, y de los temas entre generaciones que se trataron: “Para mí era importante que la banda del padre tuviera un estilo, un tipo de rock que al joven le pudiera gustar, que en cierta forma le permitiera idolatrar a su papá, para que hubiera una conexión y tocaran juntos. A partir de ahí trabajamos con Juan Campodónico (Bajofondo) y con Martín Rivero (Astroboy) en generar esos dos mundos musicales que llegaban a cierta conexión. No soy un experto ni mucho menos, pero hay una búsqueda en el rock que se mantiene, creo que la música de Spinetta, Divididos, Charly o Fito han atravesado varias generaciones, que los escuchan padres e hijos. Por eso, por ejemplo, hay una escena de ellos cantando «Gris», de Loop Lescano, que es una canción muy linda de rock uruguayo, para mostrar la conexión entre ambos que viene de rituales familiares, en donde todos tienen un poco el gusto por la música”.

A su vez, también habló del elenco del film: “Estoy muy contento con el elenco, todos le dan un nivel de verdad a los personajes sobre cómo transitan los conflictos que está buenísimo. El primero que apareció fue Diego Cremonessi, que lo conocía de cuando fue coproductor de Invisible, de Pablo Giorgelli, a donde hacía un gran trabajo y podía hacer un muy buen personaje en mi película. Y él me recomendó a Valeria Lois, que tomó un personaje pequeño y lo hizo gigante, fue muy lindo trabajar con ella. Con el personaje de Manuel demoramos un poco más la elección, porque yo tenía como premisa que quien interpreta tenía que ser alguien que supiera a cantar, que supiera tocar la guitarra, y ahí apareció Franco, un loco muy sensible e inteligente”.

Además, confió que Temas propios fue, de alguna manera, inspirada en grandes Films de su preferencia, como Lady Bird, de Greta Gerwig o Historias de familia, de Noah Baumbach. “Son dos directores referentes para mí, porque manejan la comedia seria con personajes que están atravesando cosas profundas y la vez, te hacen reír o se pueden reír de esas situaciones”, concluyó.

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