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Nuevo libro

Tamara Smerling indaga en el vínculo de amor y política de Serrat y la Argentina

La escritora y periodista rosarina cuenta cómo fue el proceso de investigación de su último libro, un material que explora en la relación personal y política, del músico catalán y el país que visitó por primera vez en 1969 y al que volverá en noviembre


La presencia del catalán Joan Manuel Serrat es una persistencia para los argentinos: es la expresión de una historia de intercambios que comenzó hace 50 años y que quedó atravesada, también, por la efervescencia de de la política nacional, un vínculo que aparece en primer plano en el libro Serrat en la Argentina. Cincuenta años de amor y de aventuras, de la escritora y periodista rosarina Tamara Smerling.

Serrat visitó por primera vez la Argentina en octubre de 1969 y lo volverá a hacer en noviembre, en sociedad con Joaquín Sabina, para ofrecer cinco conciertos en Buenos Aires y Córdoba. “Me interesó pensar las razones de esa referencia y cómo, después de tanto tiempo, sigue teniendo esa respuesta del público y, a la vez, cómo se mantiene tan presente en lo cotidiano, aun sin vivir acá, en una dinámica que a veces lo ubica en el lugar de oráculo, interpelado por asuntos de la mayor variedad”, reflexionó Smerling en diálogo con Télam.

Sin ningún vínculo ni confianza previa con Serrat, la autora abordó la investigación del cantautor en la Argentina con el oficio, ya probado, que había desplegado en los libros Un fusil y una canción. La historias secreta de Huerque Mapu, la banda que grabó el disco oficial de Montoneros, escrito junto al periodista Ariel Zak, y La otra pantalla. Educación, cultura y televisión, que editó el Ministerio de Educación de la Nación y que narra la historia de las señales Encuentro, DeporTV y Pakapaka.

En esta oportunidad, la periodista que se desempeñó como cronista en El Ciudadano, comenzó a trabajar a partir del “sondeo” de un editor que buscaba más información sobre la relación entre Serrat y Montoneros. “Él me buscó a partir el libro de Huerque Mapu. Y sí, habíamos encontrado algunas historias y coincidencias trabajando aquel libro en ese sentido, pero no me parecía que fuera el centro de un libro completo. Pensé inicialmente que podría ser un capítulo de un recorte mayor y ahí comencé a investigar, a rastrear biografías, que en España hay una decena, y que no todas circularon en la Argentina. El último material era de 1983, que, por supuesto, dejaba afuera el despertar democrático y la relación con el movimiento de derechos humanos. El aniversario por los 50 años de su llegada a la Argentina le dio un toque periodístico que permitió cerrar el círculo”, explicó la escritora sobre el material editado por Planeta.

Serrat llegó a la Argentina tras el conflicto en España con la dictadura de Franco y el cercenamiento a cantar en catalán y luego, años más tarde, también se exilió de la Argentina. En ese punto fue, en aquel momento, una figura contestaría que con el tiempo fue mutando. “Hay mucha gente que esta desencantada. Que piensa que está demodé. Y hay muchos otros que piensan que está más vigente que nunca y es evidente que, cada vez que viene, llena los teatros. Creo que es una figura que se mantiene presente y que esa presencia en el tiempo es un rasgo para pensar”, aseguró Smerling y detalló: “En el libro está muy visible su relación con la política. Llegó en el 69, en año del Cordobazo. No lo dejaban trabajar en España porque quería cantar en catalán y se le cerraban los mercados y acá lo recibieron muy amorosamente. Pero luego se invirtió la escena con la dictadura argentina y estuvo ocho años sin venir. Luego volvió en la democracia, tuvo relación con los familiares de las víctimas de los crímenes de lesa humanidad, visibilizó reclamos. Entonces desde ahí es natural que se le reclame coherencia, pero eso se expande de tal modo que se le pide un pronunciamiento sobre todo”.

Para la escritora: “Llevar una vida de coherencias y sin sobresaltos, en ese sentido, quizá es muy difícil durante 50 años de vida pública”, reflexionó y continuó: “Se me ocurren pocos ejemplos de artistas que hayan sorteado tanto tiempo de escarnio público, por más que yo machaque, en el final del libro, algunos hechos específicos, a un cantautor que está por cumplir 76 años”.

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