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CANDIDATOS Y CANDIDATAS

Susana Rueda: “Ni Javkin ni Estévez me llamaron para caminar juntos el territorio”

La concejala socialista va por su reelección en una lista que no lleva candidato a intendente. Se queja de la falta de diálogo en su partido y de la mezquindad política en general. Explica su participación en el frente de frentes, la alianza Unidos, como un contraataque a "la pandemia Perotti" 


Susana Rueda completa su primer ciclo como concejala y va por la reelección. La ex periodista encabeza una lista del socialismo por fuera de la decidida por la conducción partidaria. Histórica crítica del macrismo, explica su participación en el frente de frentes, la alianza Unidos, a partir de la “pandemia (Omar) Perotti”. Al intendente Pablo Javkin le factura la idea del déficit cero y la falta de confianza en el Partido Socialista con el que compartía del Frente Progresista mediante el cual llegó al Palacio de los Leones, entre otras cosas. Rueda se obsesiona por combatir lo que denomina “mezquindad política” y se queja de la falta de diálogo en su propio partido, lo que determinó que vaya a las Paso de la coalición opositora en listas diferentes para la mayoría de las categorías. No tiene preferencias por ningún candidato a intendente y se queja: “Ni Javkin ni Estévez me llamaron para caminar juntos el territorio”.

—¿Cómo viviste este proceso de la incorporación del socialismo al frente de frentes?

—Fue un proceso bastante tortuoso y reflexivo, donde evaluamos cuál era la mejor estrategia. En principio, el sector que yo integro, Fuerza del Territorio, intentó llegar a la formación de una tercera vía, porque eso creíamos que era lo más indicado, sobre todo para que el espectro progresista no se quedara sin alternativa, porque en esta provincia el peronismo es de derecha y la otra opción conocida en ese momento era el frente de frentes, donde estaba el PRO, y yo siempre dije: «Mi límite es Macri». Pero Perotti hizo mucho para esta definición, porque hizo muy poco para la provincia y para Rosario. Como abandonó Rosario, nos fue impulsando a una construcción de un espacio que tuviera opciones de ganar la provincia para revertir la tendencia histórica, que es profundizar la crisis. Entonces, nosotros estamos convencidos de que la única forma de dar vuelta esta tendencia en la provincia de Santa Fe es con políticas progresistas.

En la provincia te encontrabas un montón de intendentes y presidentes comunales que estaban desesperados, porque realmente la extorsión a la que los sometía el gobierno de Perotti era en algunos casos muy cruel. Incluso había un compañero que me decía que no tenían gasa en los hospitales sólo porque eran una comuna socialista. Al escuchar esos testimonios yo dije: hay que armarse, hay que juntarse y ganar la provincia otra vez. Porque ni siquiera arrancamos de donde lo dejamos en el 2019, arrancamos de menos 10. Arrancamos muy de atrás, como el juego de la oca, retrocedimos varios casilleros.

Y además hace tres años y medio que recorro los territorios, y la realidad que veo es tremenda. Porque, más allá de los dos años de pandemia, donde todos los países retrocedieron, acá le sumamos la pandemia Perotti. Retiró los recursos humanos y las políticas de los territorios, con el objetivo claro de ahorrar, o de castigar a Rosario, no sé, pero dejó a la gente totalmente indefensa. Y cuando un Estado se retira otro estado, el estado narco, avanza. Esto lo dijo una vez Cristina (Fernández de Kirchner); lo del estado narco que avanzó sobre los territorios acá en la provincia tuvo que ver con que el Estado provincial retrocedió. Y bueno, el objetivo es construir políticas, desde los espacios legislativos en mi caso, para presionar a los ejecutivos hacia las políticas progresistas.

—¿Cuáles son los inconvenientes que ves en la ciudad?

—Nosotros consideramos que los principales problemas que tiene la ciudad en este momento son la inseguridad y la movilidad, que está directamente relacionada con la inseguridad. Vos le preguntás a la gente y lo primero que te dice es que no podemos convivir de esta manera, que no podemos confiar unos en los otros. Estamos conviviendo en tres ciudades, y esto tiene que ver básicamente con la desigualdad enorme que tenemos. Porque no es lineal, pero la desigualdad y la falta de recursos y la falta de participación del Estado forman un caldo de cultivo muy deseable para el crecimiento del narcotráfico.

Nosotros creemos que lo primero que tenemos que hacer es desembarcar con recursos humanos en los territorios para tratar de generar mayor igualdad, mayor igualdad de oportunidades, mayor cantidad de derechos, porque mientras que haya estos niveles escandalosos de desigualdad nadie está seguro en esta ciudad. No podemos tener tres ciudades: una ciudad chiquitita, donde un grupo de ciudadanos puede todo, otra donde algunos sobreviven, y otra donde no tienen nada. La gran mayoría no tiene nada, y bueno, ese es el caldo de cultivo que genera semejante desigualdad. Sobre eso hay que desembarcar e insisto, con recursos humanos, políticas multiagenciales, con educación, con obra pública, con seguridad, con Justicia, con el Ministerio Público de la Acusación, con un abordaje general.

—¿Cómo te fue en esos años con esa intención que marcás de influir desde lo legislativo al Ejecutivo?

—Con el Ejecutivo municipal hicimos lo posible para promover una articulación mayor. A veces tuvimos éxito, a veces no. Nosotros queríamos que el intendente tuviera una demanda mayor hacia el Ejecutivo provincial y por razones presupuestarias, desconozco, o políticas, no hubo un reclamo mayor, que forzara una articulación mayor. Nosotros pedimos políticas, desde el punto de vista de desarrollo social, que algunas se aprobaron, pero con muy escaso presupuesto, por lo que no terminan de ser aplicadas. La cuestión presupuestaria te determina, sobre todo si protegés mucho el déficit cero. Que a veces es destructivo para los más vulnerables.

—¿Vos decís que es un error la búsqueda del déficit cero?

—No puedo decir que sea un error, lo que digo es que es una decisión política. Yo voy a promover que las decisiones políticas sean producir más, recaudar más y aplicar más políticas vinculadas al desarrollo social y a la promoción de la igualdad de derechos.

—Me gustaría que me des tu mirada sobre el crecimiento de opciones electorales que se identifican con la antipolítica. ¿Cómo estás viviendo ese proceso?

—Con mucho dolor, primero porque me parece muy peligroso, el mismo proceso lo han tenido otros países. Hay un libro de Pablo Stefanoni, “¿La rebeldía se volvió de derecha?”, que se hace una interrogación y lo explica con investigaciones muy serias en distintos países del mundo, donde este fenómeno avanzó. En Estados Unidos terminó con Donald Trump, en Brasil terminó con Bolsonaro, y son políticas que no solamente fracasaron sino que generaron mayores niveles de pobreza. A mí me da mucho miedo, me genera un gran dolor que la política haya fracasado de esta manera, como para que la gente crea que la solución pasa por ahí. La solución siempre es con más y mejor política. Lo que hace falta es fortalecer el Estado, aplicado a políticas de garantía de derechos. Con recursos, con eficiencia, con honestidad y con buenas personas.

—¿En qué fracasó la política?

—Yo siempre me propuse luchar para derrotar la mezquindad política. Es un problema serio que tenemos en la Argentina y no sé si en otros países existe con tanta virulencia. Parece ser que lo que hizo el anterior estaba todo mal, y entonces tiramos todo para abajo y lo resolvemos con políticas totalmente distintas. Y siempre podés quedarte con la parte positiva de todo. Es lo que pasó en la provincia, donde había políticas que funcionaron muy bien y que se dinamitaron simplemente porque eran del Frente Progresista. A nivel nacional pasó lo mismo. Yo no podría decir ahora cuáles fueron las políticas positivas de Mauricio Macri, pero alguna cosa bien quizás haya hecho. La gestión de Alberto Fernández dejó mucho que desear en muchos aspectos. El peronismo es una fiera muy dura de domar. Alberto Fernández tuvo muchos errores pero también muchas presiones. Esa mezquindad de “yo me quedo con esta parte del poder”, “hacés lo que yo digo”, es lo que la gente ya está detestando. Y por eso elige al que viene a destruir todo.

—No parece haber muchos cambios en el tema de las mezquindades; ¿o estás viendo algún progreso?

—Es una pena, porque yo imaginé, por ejemplo, que por el socialismo íbamos a ir todos juntos, imaginé en el 2021 que en lugar de ser un festival de listas, después de un hecho tan traumático como la pandemia, íbamos a entender el mensaje, íbamos a ser austeros, íbamos a ir en listas únicas, no fue así, y tampoco es así ahora. Lo que me queda es jugar con estas herramientas, pero yo creo que la única forma es ponernos de acuerdo y consensuar estrategias para tirar todos para el mismo lado. Y reconocer lo que el otro hizo bien, lo que uno hizo mal y le queda por aprender. Hay que estar siempre dispuesto a escuchar al otro. Es básico que todas las políticas deberían tener un monitoreo, y con cifras darnos cuenta si funcionan o no funciona. Y poder ir corrigiendo, pero no ensayo-error, sino con consensos. Porque si vos te equivocás en el marco del consenso podés buscar otra solución. Para eso hay que tener la grandeza de reconocer los errores y de escuchar al otro. Y eso nos está faltando.

—Y dentro del socialismo ¿qué fue lo que falló?

—Yo creo que esta cuestión de que para ponerte de acuerdo hay que ceder. Hay un sector que tiene la conducción del partido, que funcionó en forma verticalista mientras Miguel (Lifschitz) estaba vivo. Y después hubo una definición de otros sectores que pidieron participar en algunas definiciones. Y me parece que eso no se hizo. Nosotros reclamamos durante mucho tiempo más diálogo y no lo pudimos lograr. Pero bueno, pasarán las Paso y los votos determinarán cómo sigue esto y después nos uniremos para la general y para la construcción de la política que viene. Porque, insisto, la gente nos pide eso, hay que ponerse de acuerdo y hay que tener la grandeza, que implica una gran dosis de humildad, como para pensar en cambiarle la vida a la gente.

—¿Qué vas paladeando en la previa de la elección?

—A mí la gente me sigue viendo como alguien muy cercano. La gente es afectuosa.

—Eso a pesar de que hay mucho inconformismo, ¿no?

—”Vos venís siempre”, me dicen. Valoran eso. Siempre le digo a mi equipo que vuelvo muy mal de los barrios. Siento que voy a la guerra con un escarbadientes, porque es mucho lo que retrocedimos. Sin embargo, la gente me agradece muchísimo que los escuche, la presencia, que pongo la oreja en el territorio. Yo les digo que me gustaría hacer más, pero la gente agradece mucho eso. Lo mal que estaremos que agradecen eso. Pero a mí me parece también que de alguna manera Hermes Binner generó el presupuesto participativo, y todas esas herramientas, confiando en que la participación es la única herramienta que te permite el consenso y la reversión de las tendencias y de las crisis. Y en este caso construir políticas con la oreja en el territorio es lo que la gente valora y respeta.

—¿Qué evaluación hacés de la gestión municipal?

—Es muy difícil una valuación, con una puntuación, porque dos años de pandemia fueron aterradores, porque dos años de pandemia impactaron sobre la salud, el impacto sobre el transporte fue tremendo, porque la Municipalidad tenía la obligación de poner los coches en la calle, eso quitó recursos para otras cosas. La pandemia nos afectó profundamente, por lo cual es muy difícil comparar con gestiones anteriores, pero sí creo que Pablo (Javkin) podría haber usado recursos que no usó porque desconfiaba mucho del socialismo. Había mucha experiencia dentro del socialismo que en una crisis tan profunda podría haber usado y no la usó, y me dio mucha pena eso.

—¿Un ejemplo?

—En la distribución alimentaria por ejemplo. Cuando se declara la pandemia hubo tres semanas donde se estuvo organizando la asistencia alimentaria. Igual se hizo bastante rápido. Si hubiera sido Pablo, en un momento tan difícil, histórico, por más que tuviera desconfianza, hubiera pedido ayuda a mis aliados del frente. Y no se hizo. El intendente era él, pero me parece que en esos momentos tenés que abrir más el juego. De hecho a mí me cuesta reunirme con él.

—¿Quién te gustaría que ganara la Intendencia?

—Nosotros construimos para que la Intendencia quede en el frente que estamos construyendo. Estaría bueno que quedara entre Pablo (Javkin) y Enrique (Estévez), pero ninguno de los dos me llamó para caminar juntos el territorio. En principio yo confío en construir con bloques unidos después de las elecciones.

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