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Superdisputas por la caja

Tras el embate contra la potestad del Ejecutivo para redistribuir partidas del Presupuesto, que se aprobó en Diputados, Kirchner blanqueó estrategia de veto presidencial en caso de que haya ratificación del Senado.

La embestida parlamentaria de la oposición tendiente a clausurar la potestad gubernamental de reasignar partidas del Presupuesto derivó ayer en nuevas controversias: el diputado Néstor Kirchner afirmó que si él estuviera al frente de la Casa Rosada “vetaría sin problemas” una norma que recorte esas facultades delegadas en el Ejecutivo. El santacruceño hizo estas declaraciones un día después de que el núcleo duro de las bancadas antikirchneristas de la Cámara baja impusiera su número para rechazar el proyecto oficialista que, con media sanción del Senado, proponía reducir al 5 por ciento la masa presupuestaria que puede reasignar el jefe de Gabinete. En cambio, aprobaron y giraron al Senado otra iniciativa que obtura casi cualquier posibilidad del Ejecutivo de cambiar el destino de fondos públicos sin previa autorización del Congreso.

Tras insistir con la posibilidad de un veto presidencial si es que el Senado ratifica el proyecto opositor, Kirchner dijo no entender “cuál es el problema con el 5 por ciento” de reducción a los “superpoderes” que había propuesto el propio gobierno y que la Cámara alta aprobó el año pasado. Los restantes bloques cuestionaron que esa “autolimitación” no incluye a la Jurisdicción 91 del Tesoro –Obligaciones a cargo del Tesoro–, que es la que permite distribuir fondos para las provincias, obra pública y empresas subsidiadas. Pero además subieron la apuesta y en la iniciativa aprobada por Diputados se incorpora el control parlamentario para los fondos excedentes: los que “sobran” entre las estimaciones de ingresos al fisco que el Ejecutivo envía al Congreso –generalmente inferiores a las que luego efectivamente percibe– y las reales. También se tumba el artículo 15 de la llamada ley complementaria votada en 2006 por el que se anuló la discusión año a año de los superpoderes para transformarlos en “permanentes”. Lo que sí le deja al Ejecutivo es la potestad de redistribuir partidas “dentro de la finalidad asignada”. Es decir, por ejemplo, que si se trata de un monto destinado originalmente a Educación, deberá quedar en ese rubro.

“Si yo fuera presidente, la vetaría sin problemas”, marcó el santacruceño el posible destino de la avanzada opositora para recortarle capacidad de maniobra al oficialismo. Fue luego de que otros diputados esbozaran idéntico contraataque. Por caso, el titular de la bancada K, Agustín Rossi. A lo que la disciplinada Diana Conti agregó un toque de ironía: “Con los superpoderes creen que uno es He-Man y le tratan de sacar la capa”, afirmó la legisladora. Y argumentó que “con la eliminación de los superpoderes se corre el riesgo de que las emergencias nunca sean atendidas”.

Ante este escenario planteado por el kirchnerismo, el diputado por la Coalición Cívica Adrián Pérez advirtió que sería “una profunda irresponsabilidad” si la presidenta Cristina Fernández opta por usar el veto, contra “una ley que devuelve transparencia y calidad institucional en la asignación de los recursos de todos los argentinos”.

Claro que todavía para esa instancia resta ver qué pasa en el Senado. Allí, el arco opositor necesita de mayoría simple para ratificar el proyecto aprobado en Diputados. El kirchnerismo, en cambio, deberá conseguir un porcentaje similar de votos al que logró la iniciativa anti K en la Cámara baja para insistir con la “autolimitación”. Es decir, deberá sumar algo más de la mitad del número de bancas.

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